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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Isaías 32-33

El reino de justicia

32 Mirad, un rey reinará con rectitud
    y los gobernantes gobernarán con justicia.
Cada uno será como un refugio contra el viento,
    como un resguardo contra la tormenta;
como arroyos de agua en tierra seca,
    como la sombra de un peñasco en el desierto.

No se nublarán los ojos de los que ven;
    prestarán atención los oídos de los que oyen.
La mente impulsiva comprenderá y entenderá,
    la lengua tartamuda hablará con fluidez y claridad.
Ya no se llamará noble al necio
    ni será respetado el canalla.
Porque el necio profiere necedades,
    y su mente maquina iniquidad;
practica la impiedad,
    y habla falsedades contra el Señor;
deja con hambre al hambriento,
    y le niega el agua al sediento.
El canalla recurre a artimañas malignas,
    y trama designios infames;
destruye a los pobres con mentiras,
    aunque el necesitado reclama justicia.
El noble, por el contrario,
    concibe nobles planes,
    y en sus nobles acciones se afirma.

Las mujeres de Jerusalén

Mujeres despreocupadas,
    ¡levantaos y escuchadme!
Hijas que os sentís tan confiadas,
    ¡prestad atención a lo que voy a deciros!
10 Vosotras, que os sentís tan confiadas,
    en poco más de un año temblaréis;
porque fallará la vendimia,
    y no llegará la cosecha.
11 Mujeres despreocupadas, ¡estremeceos!
    Vosotras, que os sentís tan confiadas,
    ¡poneos a temblar!
Desvestíos, desnudaos;
    poneos ropa de luto.
12 Golpeaos el pecho,
    por los campos agradables,
    por los viñedos fértiles,
13 por el suelo de mi pueblo
    cubierto de espinos y de zarzas,
por todas las casas donde hay alegría
    y por esta ciudad donde hay diversión.
14 La fortaleza será abandonada,
    y desamparada la ciudad populosa;
para siempre convertidas en cuevas
    quedarán la ciudadela y la atalaya;
convertidas en deleite de asnos,
    en pastizal de rebaños,
15 hasta que desde lo alto
    el Espíritu sea derramado sobre nosotros.
Entonces el desierto se volverá un campo fértil,
    y el campo fértil se convertirá en bosque.
16 La justicia morará en el desierto,
    y en el campo fértil habitará la rectitud.
17 El producto de la justicia será la paz;
    tranquilidad y seguridad perpetuas serán su fruto.
18 Mi pueblo habitará en un lugar de paz,
    en moradas seguras,
    en serenos lugares de reposo.
19 Aunque el granizo arrase el bosque
    y la ciudad sea completamente allanada,
20 ¡dichosos vosotros,
    los que sembráis junto al agua,
    y dejáis sueltos al buey y al asno!

Angustia y auxilio

33 ¡Ay de ti, destructor, que no has sido destruido!
    ¡Ay de ti, traidor, que no has sido traicionado!
Cuando dejes de destruir, te destruirán;
    cuando dejes de traicionar, te traicionarán.

Señor, ten compasión de nosotros;
    pues en ti esperamos.
Sé nuestra fortaleza[a] cada mañana,
    nuestra salvación en tiempo de angustia.
Al estruendo de tu voz, huyen los pueblos;
    cuando te levantas, se dispersan las naciones.
Vuestros despojos se recogen
    como si fueran devorados por orugas;
sobre ellos se lanza el enemigo
    como una nube de langostas.

Exaltado es el Señor porque mora en las alturas,
    y llena a Sión de justicia y rectitud.
Él será la seguridad de tus tiempos,
    te dará en abundancia salvación, sabiduría y conocimiento;
    el temor del Señor será tu tesoro.

¡Mirad cómo gritan sus valientes en las calles!
    ¡amargamente lloran los mensajeros de paz!
Los caminos están desolados,
    nadie transita por los senderos.
El pacto se ha quebrantado,
    se desprecia a los testigos,[b]
    ¡a nadie se respeta!
La tierra está de luto y languidece;
    el Líbano se avergüenza y se marchita;
Sarón es como un desierto;
    Basán y el Carmelo pierden su follaje.

10 «Ahora me levantaré —dice el Señor—.
    Ahora seré exaltado,
    ahora seré ensalzado.
11 Vosotros concebís cizaña
    y dais a luz paja;
¡pero el fuego de mi aliento os consumirá!
12 Los pueblos serán calcinados,
    como espinos cortados arderán en el fuego».

13 Vosotros, que estáis lejos,
    oíd lo que he hecho;
y vosotros, que estáis cerca,
    reconoced mi poder.
14 Los pecadores están aterrados en Sión;
    el temblor atrapa a los impíos:
«¿Quién de nosotros puede habitar
    en el fuego consumidor?
¿Quién de nosotros puede habitar
    en la hoguera eterna?»
15 Solo el que procede con justicia
    y habla con rectitud,
el que rechaza la ganancia de la extorsión
    y se sacude las manos para no aceptar soborno,
el que no presta oído a las conjuras de asesinato
    y cierra los ojos para no contemplar el mal.
16 Este tal morará en las alturas;
    tendrá como refugio una fortaleza de rocas,
se le proveerá de pan,
    y no le faltará el agua.

17 Tus ojos verán al rey en su esplendor
    y contemplarán una tierra que se extiende hasta muy lejos.
18 Dentro de ti meditarás acerca del terror, y dirás:
    «¿Dónde está el contable?
¿Dónde el recaudador de impuestos?
    ¿Dónde el que lleva el registro de las torres?»
19 No verás más a ese pueblo insolente,
    a ese pueblo de idioma confuso,
    de lengua extraña e incomprensible.

20 Mira a Sión, la ciudad de nuestras fiestas;
    tus ojos verán a Jerusalén,
morada apacible, campamento bien plantado;
    sus estacas jamás se arrancarán,
    ni se romperá ninguna de sus sogas.
21 Allí el Señor nos mostrará su poder.
    Será como un lugar de anchos ríos y canales.
Ningún barco de remos surcará sus aguas,
    ni barcos poderosos navegarán por ellas.
22 Porque el Señor es nuestro guía;
    el Señor es nuestro gobernante.
El Señor es nuestro rey:
    ¡Él nos salvará!

23 Tus cuerdas se han aflojado:
    No sostienen el mástil con firmeza
    ni se despliegan las velas.
Abundante botín habrá de repartirse,
    y aun los cojos se dedicarán al saqueo.
24 Ningún habitante dirá: «Estoy enfermo»;
    y se perdonará la iniquidad del pueblo que allí habita.

Colosenses 1

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo,

a los santos y fieles hermanos[a] en Cristo que están en Colosas:

Que Dios nuestro Padre os conceda[b] gracia y paz.

Acción de gracias e intercesión

Siempre que oramos por vosotros, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues hemos recibido noticias de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis por todos los santos a causa de la esperanza reservada para vosotros en el cielo. De esta esperanza ya habéis sabido por la palabra de verdad, que es el evangelio que ha llegado hasta vosotros. Este evangelio está dando fruto y creciendo en todo el mundo, como también ha sucedido entre vosotros desde el día en que supisteis de la gracia de Dios y la comprendisteis plenamente. Así lo aprendisteis de Epafras, nuestro querido colaborador[c] y fiel servidor de Cristo para el bien de vosotros.[d] Fue él quien nos habló del amor que tenéis en el Espíritu.

Por eso, desde el día en que lo supimos, no hemos dejado de orar por vosotros. Pedimos que Dios os haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual, 10 para que viváis de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios 11 y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseveraréis con paciencia en toda situación, 12 dando gracias con alegría al Padre. Él os[e] ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz. 13 Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, 14 en quien tenemos redención,[f] el perdón de pecados.

La supremacía de Cristo

15 Él es la imagen del Dios invisible,
    el primogénito[g] de toda creación,
16 porque por medio de él fueron creadas todas las cosas
    en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles,
    sean tronos, poderes, principados o autoridades:
todo ha sido creado
    por medio de él y para él.
17 Él es anterior a todas las cosas,
    que por medio de él forman un todo coherente.[h]
18 Él es la cabeza del cuerpo,
    que es la iglesia.
Él es el principio,
    el primogénito de la resurrección,
    para ser en todo el primero.
19 Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud
20     y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas,
tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo,
    haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz.

21 En otro tiempo vosotros, por vuestra actitud y vuestras malas acciones, estabais alejados de Dios y erais sus enemigos. 22 Pero ahora Dios, a fin de presentaros santos, intachables e irreprochables delante de él, os ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte, 23 con tal de que os mantengáis firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio. Este es el evangelio que vosotros oísteis y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.

Trabajo de Pablo por la iglesia

24 Ahora me alegro en medio de mis sufrimientos por vosotros, y voy completando en mí mismo[i] lo que falta de las aflicciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la iglesia. 25 De esta llegué a ser servidor según el plan que Dios me encomendó para vosotros: el dar cumplimiento a la palabra de Dios, 26 anunciando el misterio que se ha mantenido oculto por siglos y generaciones, pero que ahora se ha manifestado a sus santos. 27 A estos Dios se propuso darles a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.

28 A este Cristo proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en él. 29 Con este fin trabajo y lucho fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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