Old/New Testament
El retoño de Isaí
11 Del tronco de Isaí brotará un retoño;
un vástago nacerá de sus raíces.
2 El Espíritu del Señor reposará sobre él:
espíritu de sabiduría y de entendimiento,
espíritu de consejo y de poder,
espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
3 Él se deleitará en el temor del Señor;
no juzgará según las apariencias,
ni decidirá por lo que oiga decir,
4 sino que juzgará con justicia a los desvalidos,
y dará un fallo justo
en favor de los pobres de la tierra.
Destruirá la tierra con la vara de su boca;
matará al malvado con el aliento de sus labios.
5 La justicia será el cinto de sus lomos
y la fidelidad el ceñidor de su cintura.
6 El lobo vivirá con el cordero,
el leopardo se echará con el cabrito,
y juntos andarán el ternero y el cachorro de león,
y un niño pequeño los guiará.
7 La vaca pastará con la osa,
sus crías se echarán juntas,
y el león comerá paja como el buey.
8 Jugará el niño de pecho
junto a la cueva de la cobra,
y el recién destetado meterá la mano
en el nido de la víbora.
9 No harán ningún daño ni estrago
en todo mi monte santo,
porque rebosará la tierra
con el conocimiento del Señor
como rebosa el mar con las aguas.
10 En aquel día se alzará la raíz de Isaí
como estandarte de los pueblos;
hacia él correrán las naciones,
y glorioso será el lugar donde repose.
11 En aquel día el Señor volverá a extender su mano
para recuperar al remanente de su pueblo,
a los que hayan quedado en Asiria,
en Egipto, Patros y Cus;
en Elam, Sinar y Jamat,
y en las regiones más remotas.
12 Izará una bandera para las naciones,
reunirá a los desterrados de Israel,
y de los cuatro puntos cardinales
juntará al pueblo esparcido de Judá.
13 Desaparecerán los celos de Efraín;
los opresores de Judá serán aniquilados.
Efraín no tendrá más celos de Judá,
ni oprimirá Judá a Efraín.
14 Juntos se lanzarán hacia el oeste,
contra las laderas de los filisteos;
juntos saquearán a los pueblos del este,
dejarán sentir su poder sobre Edom y Moab,
y se les someterán los amonitas.
15 Secará[a] el Señor el golfo del mar de Egipto;
pasará su mano sobre el río Éufrates
y lanzará un viento ardiente;
lo dividirá en siete arroyos
para que lo puedan cruzar en sandalias.
16 Para el remanente de su pueblo,
para los que hayan quedado de Asiria,
habrá un camino, como lo hubo para Israel
cuando salió de Egipto.
Canciones de alabanza
12 En aquel día dirás:
«Señor, yo te alabaré
aunque te hayas enojado conmigo.
Tu ira se ha calmado,
y me has dado consuelo.
2 ¡Dios es mi salvación!
Confiaré en él y no temeré.
El Señor es mi fuerza,
el Señor es mi canción;
¡él es mi salvación!»
3 Con alegría sacaréis agua
de las fuentes de la salvación.
4 En aquel día se dirá:
«Alabad al Señor, invocad su nombre;
dad a conocer entre los pueblos sus obras;
proclamad la grandeza de su nombre.
5 Cantad salmos al Señor,
porque ha hecho maravillas;
que esto se dé a conocer
en toda la tierra.
6 ¡Canta y grita de alegría,
habitante de Sión;
realmente es grande, en medio de ti,
el Santo de Israel!»
Profecía contra Babilonia
13 Profecía contra Babilonia que recibió Isaías hijo de Amoz:
2 Sobre un monte pelado agitad la bandera;
llamad a gritos a los soldados,
hacedles señas con la mano
para que entren por las puertas de los nobles.
3 Ya he dado orden a mis consagrados;
he reclutado a mis valientes,
a los que se alegran de mi triunfo,
para que ejecuten mi castigo.
4 ¡Escuchad! Se oye tumulto en las montañas,
como el de una gran multitud.
¡Escuchad! Se oye un estruendo de reinos,
de naciones que se han reunido.
El Señor Todopoderoso pasa revista
a un ejército para la batalla.
5 Vienen de tierras lejanas,
de los confines del horizonte.
Viene el Señor con las armas de su ira
para destruir toda la tierra.
6 ¡Gemid, que el día del Señor está cerca!
Llega de parte del Todopoderoso como una devastación.
7 Por eso todas las manos desfallecen,
todo el mundo pierde el ánimo.
8 Quedan todos aterrados;
dolores y angustias los atrapan:
¡se retuercen de dolor,
como si estuvieran de parto!
Espantados, se miran unos a otros;
¡tienen el rostro encendido!
9 ¡Mirad! ¡Ya viene el día del Señor
—día cruel, de furor y ardiente ira—;
convertirá en desolación la tierra
y exterminará de ella a los pecadores!
10 Las estrellas y las constelaciones del cielo
dejarán de irradiar su luz;
se oscurecerá el sol al salir
y no brillará más la luna.
11 Castigaré por su maldad al mundo,
y por su iniquidad a los malvados.
Pondré fin a la soberbia de los arrogantes
y humillaré el orgullo de los violentos.
12 Voy a hacer que haya menos gente que oro fino,
menos mortales que oro de Ofir.
13 Por eso haré que tiemble el cielo
y que la tierra se mueva de su sitio,
por el furor del Señor Todopoderoso
en el día de su ardiente ira.
14 Como gacela acosada,
como rebaño sin pastor,
cada uno se volverá a su propio pueblo,
cada cual huirá a su propia tierra.
15 Al que atrapen lo traspasarán;
el que caiga preso morirá a filo de espada.
16 Ante sus propios ojos
estrellarán a sus pequeños,
saquearán sus casas
y violarán a sus mujeres.
17 ¡Mirad! Yo incito contra ellos a los medos,
pueblo al que no le importa la plata
ni se deleita en el oro.
18 Con sus arcos traspasarán a los jóvenes;
no se apiadarán del fruto del vientre
ni tendrán compasión de los niños.
19 Babilonia, la perla de los reinos,
la gloria y el orgullo de los caldeos,
quedará como Sodoma y Gomorra
cuando Dios las destruyó.
20 Nunca más volverá a ser habitada,
ni poblada en los tiempos venideros.
No volverá a acampar allí el beduino,
ni hará el pastor descansar a su rebaño.
21 Allí descansarán las fieras del desierto;
sus casas se llenarán de búhos.
Allí habitarán los avestruces
y brincarán las cabras salvajes.
22 En sus fortalezas aullarán las hienas,
y en sus lujosos palacios, los chacales.
Su hora está por llegar,
y no se prolongarán sus días.
Unidad en el cuerpo de Cristo
4 Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, os ruego que viváis de una manera digna del llamamiento que habéis recibido, 2 siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. 3 Esforzaos por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. 4 Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fuisteis llamados a una sola esperanza; 5 un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; 6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.
7 Pero a cada uno de nosotros se nos ha dado gracia en la medida en que Cristo ha repartido los dones. 8 Por esto dice:
«Cuando ascendió a lo alto,
se llevó consigo a los cautivos
y dio dones a los hombres».[a]
9 (¿Qué quiere decir eso de que «ascendió», sino que también descendió a las partes bajas, o sea, a la tierra?[b] 10 El que descendió es el mismo que ascendió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo). 11 Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, 12 a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo. 13 De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.
14 Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas. 15 Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. 16 Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro.
Vivid como hijos de luz
17 Así que os digo esto y os insisto en el Señor: no viváis más con pensamientos frívolos como los paganos. 18 A causa de la ignorancia que los domina y por la dureza de su corazón, estos tienen oscurecido el entendimiento y están alejados de la vida que proviene de Dios. 19 Han perdido toda vergüenza, se han entregado a la inmoralidad, y no se sacian de cometer toda clase de actos indecentes.
20 No fue esta la enseñanza que vosotros recibisteis acerca de Cristo, 21 si de veras se os habló y enseñó de Jesús según la verdad que está en él. 22 Con respecto a la vida que antes llevabais, se os enseñó que debíais quitaros el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; 23 ser renovados en la actitud de vuestra mente; 24 y poneros el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.
25 Por lo tanto, dejando la mentira, hablad cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo. 26 «Si os enojáis, no pequéis».[c] No permitáis que el enojo os dure hasta la puesta del sol, 27 ni deis cabida al diablo. 28 El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados.
29 Evitad toda conversación obscena. Por el contrario, que vuestras palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes las escuchan. 30 No agraviéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Abandonad toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. 32 Más bien, sed bondadosos y compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente, así como Dios os perdonó en Cristo.
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