Old/New Testament
Cántico de los peregrinos.
123 ¡Oh Dios cuyo trono está en el cielo: a ti levanto la mirada!
2 Como el siervo mantiene la mirada en su amo, como la esclava observa la mínima señal de su ama, así dirigimos la mirada al Señor nuestro Dios, esperando su misericordia.
3 Ten misericordia de nosotros; Señor, ten misericordia. Porque estamos hartos del desprecio. 4 Estamos hartos de las burlas de los orgullosos y de los altivos.
Cántico de los peregrinos. De David.
124 Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, 2 si el Señor no hubiera estado de nuestra parte; cuando todo el mundo se levantó contra nosotros, 3 nos habrían tragado vivos al encenderse su enojo contra nosotros. 4 Nos habrían tragado las aguas, nos habría arrastrado el torrente. 5 Sí, ¡nos habrían arrastrado las aguas de su enojo!
6 Bendito sea el Señor, que no dejó que nos despedazaran con sus dientes. 7 Hemos escapado, como el pájaro, de la trampa del cazador; ¡la trampa se rompió y nosotros estamos libres! 8 Nuestra ayuda viene del Señor que hizo el cielo y la tierra.
Cántico de los peregrinos.
125 Quienes confían en el Señor son firmes como el monte Sion, que jamás será conmovido, que permanecerá para siempre.
2 Así como los montes rodean y protegen a Jerusalén, así al Señor rodea y protege a su pueblo. 3 Porque los malvados no gobernarán a los justos, no sea que estos se vean forzados al mal. 4 Señor, haz bien a quienes son buenos, cuyo corazón es recto ante ti; 5 pero a los que van por caminos torcidos, Señor, deséchalos. Llévatelos junto con los que hacen mal. Que haya para Israel paz y tranquilidad.
Advertencias basadas en la historia de Israel
10 No quiero, hermanos que ignoren lo que le sucedió a nuestro pueblo siglos atrás, en el desierto. Todos estuvieron bajo la nube y todos atravesaron el mar. 2 A esto podríamos llamarlo «bautismo» —bautismo en el mar y en la nube— para unirse a Moisés.
3 Luego, comieron el mismo alimento espiritual 4 y bebieron la misma bebida espiritual. Cristo estaba allí con ellos, como poderosa Roca de refrigerio espiritual. 5 Sin embargo, a pesar de todo, la mayoría de los israelitas no obedecieron a Dios, y murieron allí mismo en el desierto.
6 De aquí aprendemos una gran lección: que no debemos desear lo malo como ellos lo desearon. 7 No debemos adorar ídolos, como ellos. (Las Escrituras nos dicen que «el pueblo se sentó a comer y a beber, y luego se produjo el desenfreno»).
8 No debemos cometer inmoralidades sexuales, como varios de ellos hicieron, por lo que veintitrés mil cayeron muertos en un día. 9 No pongamos a prueba al Señor, porque muchos de ellos lo hicieron y murieron mordidos por serpientes. 10 Y no murmuremos contra Dios, como hicieron algunos israelitas y el Señor envió a su ángel a destruirlos.
11 Estos incidentes ocurrieron para servirnos de ejemplo; son una advertencia y fueron escritos para nosotros que vivimos cuando el mundo se aproxima a su fin. 12 Por lo tanto, el que piense que está firme, tenga cuidado de no caer. 13 Ustedes no han pasado por ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero pueden estar confiados en la fidelidad de Dios, que no dejará que la tentación sea más fuerte de lo que puedan resistir. Dios les mostrará la manera de resistir la tentación y escapar de ella.
Las fiestas idólatras y la Cena del Señor
14 Por lo tanto, hermanos amados, huyan de la idolatría. 15 Ustedes son inteligentes. Piénsenlo y díganme si no es verdad lo que les digo.
16 Cuando damos gracias por la copa de bendición, ¿no quiere decir que participamos de las bendiciones de la sangre de Cristo? Y cuando partimos el pan para comerlo juntos, ¿no entramos en comunión con el cuerpo de Cristo? 17 Por muchos que seamos, todos comemos del mismo pan, indicando que formamos parte de un solo cuerpo: el de Cristo.
18 Y el pueblo judío, que come de los sacrificios, ¿no entra en comunión con el altar?
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