New Testament in a Year
31 Entretanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.
32 Pero él les dijo: Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis.
33 Entonces los discípulos se decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer?
34 Jesús les dijo: Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió, y llevar a cabo su obra.
35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? Pues yo os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
36 Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra se regocije juntamente con el que siega.
37 Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.
38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no habéis trabajado; otros han trabajado, y vosotros habéis entrado en su labor.
39 Y de aquella ciudad, muchos de los samaritanos creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.
40 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaban que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días.
41 Y creyeron muchos más por la palabra de él,
42 y decían a la mujer: Ya no creemos por lo que tú has hablado, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
Jesucristo sana al hijo de un noble
43 Dos días después, salió de allí y fue a Galilea.
44 Porque Jesús mismo había dado testimonio de que un profeta no tiene estima en su propia tierra.
45 Cuando llegó a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta; porque también ellos habían ido a la fiesta.
46 Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo, en Capernaúm.
47 Éste, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, se fue hacia él y le rogaba que descendiese y sanase a su hijo, porque estaba a punto de morir.
48 Entonces Jesús le dijo: Si no veis señales y prodigios, de ningún modo creéis.
49 El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.
50 Jesús le dijo: Vete, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se puso en camino.
51 Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron noticias, diciendo: Tu hijo vive.
52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a mejorar. Y le dijeron: Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.
53 El padre, entonces, comprendió que aquélla era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él y toda su familia.
54 Ésta fue una segunda señal que hizo Jesús cuando fue de Judea a Galilea.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.