New Testament in a Year
Discusión sobre la autoridad de Jesús
(Mr 11:27-33; Lc 20:1-8)
23 Cuando Jesús entró al área del templo, los jefes de los sacerdotes y los ancianos líderes del pueblo se le acercaron mientras estaba enseñando, y le preguntaron:
—¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te la dio?
24 Jesús les contestó:
—Yo también les haré una pregunta y si me la responden les diré con qué autoridad hago estas cosas: 25 ¿De dónde venía el bautismo de Juan? ¿De Dios o de los hombres?
Ellos comenzaron a discutir entre sí y decían: «Si decimos que venía de Dios, él nos preguntará: “¿Por qué entonces no le creyeron?” 26 Pero no podemos decir que venía de los hombres. Tenemos miedo de la gente porque todos creen que Juan era un profeta». 27 Entonces le respondieron a Jesús:
—No sabemos.
Él les dijo:
—Pues yo tampoco les voy a decir con qué autoridad hago estas cosas.
Jesús cuenta la historia de dos hijos
28 Jesús continuó:
—¿Qué piensan de esto? Un hombre tenía dos hijos. Le dijo al mayor: “Hijo, ve hoy y trabaja en el viñedo”. 29 Él le contestó: “No quiero ir”. Pero más tarde cambió de idea y fue. 30 Después, el papá le pidió lo mismo al hijo menor. Él le respondió: “Sí señor, iré”. Pero no lo hizo. 31 ¿Cuál de los dos hizo lo que el papá quería?
Ellos respondieron:
—El hijo mayor.
Jesús les dijo:
—Les digo la verdad: los cobradores de impuestos y las prostitutas van a entrar primero que ustedes al reino de Dios. 32 Juan el Bautista vino para mostrarles el camino de justicia y ustedes no le creyeron. En cambio, los cobradores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. Ustedes los vieron cambiar a ellos, pero aun así ustedes no creyeron ni cambiaron.
Historia de los labradores perversos
(Mr 12:1-12; Lc 20:9-19)
33 »Escuchen esta historia: El dueño de una finca plantó un viñedo y construyó un muro alrededor. Luego, cavó un lugar para hacer el vino y construyó una torre de vigilancia. Después alquiló el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. 34 Cuando llegó el tiempo de la cosecha, el dueño mandó a sus siervos para que hablaran con los labradores y pidieran la parte que le correspondía al dueño. 35 Pero los labradores agarraron a los siervos. Golpearon a uno, mataron a otro y agarraron a pedradas a otro más. 36 El dueño mandó otra vez a otros siervos, y los labradores les hicieron lo mismo.
37 »Más tarde, el dueño les envió a su propio hijo. Se decía a sí mismo: “A mi hijo sí lo respetarán”. 38 Pero cuando los labradores vieron que era el hijo del dueño, dijeron entre ellos: “Este es el heredero, ¡vamos a matarlo para quedarnos con la herencia!” 39 Entonces, lo agarraron, lo echaron fuera del viñedo y lo mataron.
40 »¿Ustedes qué creen que hará el dueño del viñedo con esos labradores cuando llegue?
41 Le respondieron:
—Él matará de manera terrible a esos perversos y les alquilará el viñedo a otros labradores que sí le darán su parte de la cosecha.
42 (A)Jesús les dijo:
—Seguramente habrán leído las Escrituras que dicen:
“La piedra que los constructores rechazaron
se ha convertido en la piedra principal.
Esto fue lo que hizo el Señor
y es maravilloso verlo”.[a]
43 »Por eso les digo: a ustedes se les quitará el reino de Dios y se le dará a otra nación que produzca lo que Dios quiere que su reino produzca. 44 El que caiga sobre esa piedra se hará en pedazos y si la piedra le cae encima a alguien, lo hará polvo.[b]
45 Cuando los jefes de los sacerdotes y los fariseos escucharon estas historias, se dieron cuenta de que Jesús estaba hablando de ellos. 46 Querían arrestarlo, pero tenían miedo del pueblo porque la gente consideraba que era un profeta.
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