New Testament in a Year
Jesús anuncia su muerte y victoria
17 Mientras Jesús subía a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte y les dijo en el camino:
18 —He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte. 19 Lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará.
Pedido de la madre de Jacobo y Juan
20 Entonces se acercó a él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. 21 Él le dijo:
—¿Qué deseas?
Ella le dijo:
—Ordena que en tu reino estos dos hijos míos se sienten el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
22 Entonces respondiendo Jesús dijo:
—No saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo he de beber?
Ellos le dijeron:
—Podemos.
23 Les dijo:
—A la verdad, beberán de mi copa; pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es mío concederlo, sino que es para quienes lo ha preparado mi Padre.
24 Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos. 25 Entonces Jesús los llamó y les dijo:
—Saben que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y los que son grandes ejercen autoridad sobre ellos. 26 Entre ustedes no será así. Más bien, cualquiera que anhele ser grande entre ustedes será su servidor; 27 y el que anhele ser el primero entre ustedes, será su siervo. 28 De la misma manera, el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
Jesús sana a dos ciegos en Jericó
29 Saliendo ellos de Jericó, lo siguió una gran multitud. 30 Y he aquí dos ciegos estaban sentados junto al camino y, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron diciendo:
—¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
31 La gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaron aún más fuerte diciendo:
—¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
32 Jesús se detuvo, los llamó y les dijo:
—¿Qué quieren que les haga?
33 Le dijeron:
—Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
34 Entonces Jesús, conmovido dentro de sí, les tocó los ojos; y de inmediato recobraron la vista y lo siguieron.
Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano