New Testament in a Year
Las bienaventuranzas
5 Al ver que la multitud se le acercaba, Jesús subió a un monte. 2 Allí se sentó, y cuando sus discípulos se le acercaron comenzó a enseñarles:
3 «¡Dichosos los que reconocen su pobreza espiritual, porque de ellos es el reino de los cielos! 4 ¡Dichosos los que lloran, porque serán consolados! 5 ¡Dichosos los mansos, porque el mundo entero les pertenecerá! 6 ¡Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque quedarán satisfechos! 7 ¡Dichosos los que tienen compasión de otros, porque Dios tendrá compasión de ellos! 8 ¡Dichosos los que tienen un corazón limpio, porque verán a Dios! 9 ¡Dichosos los que hacen la paz, porque serán llamados hijos de Dios! 10 ¡Dichosos los que sufren persecución por ser justos, porque el reino de los cielos les pertenece!
11 »Dichosos ustedes cuando alguien los ofenda o persiga o diga todo tipo de mentiras contra ustedes por ser mis discípulos. 12 ¡Alégrense mucho, porque en el cielo les espera una gran recompensa! Así fue como persiguieron a los profetas antiguos.
La sal y la luz
13 »Ustedes son la sal del mundo. Si la sal pierde el sabor, ¿para qué va a servir? ¡Sólo para que la boten y la pisoteen por inservible!
14 »Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no puede esconderse. 15 Nadie enciende una lámpara para esconderla bajo un cajón, sino que la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. 16 ¡Así dejen ustedes brillar su luz ante toda la gente! ¡Que las buenas obras que ustedes realicen brillen de tal manera que la gente adore al Padre celestial!
El cumplimiento de la ley
17 »No vayan a creer que vine a anular la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas. Al contrario, vine a darles su verdadero significado. 18 Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni la parte más pequeña e insignificante de la ley se pasará por alto, hasta que esta se cumpla totalmente. 19 Por eso, el que desobedezca el más pequeño mandamiento, y así les enseñe a los demás, se convertirá en la persona más pequeña del reino de los cielos; pero quien obedezca y enseñe los mandamientos de Dios, será grande en el reino de los cielos. 20 Les advierto que, a menos que ustedes sean más justos que los fariseos y los maestros de la ley de Dios, no podrán entrar al reino de los cielos.
El homicidio
21 »Ustedes saben que bajo la ley de Moisés la regla era que el que matara sería castigado. 22 Pues yo añado que el que se enoja contra su hermano está cometiendo el mismo delito. El que le dice “idiota” a su hermano, merece que lo lleven al juzgado. Y el que maldiga a una persona, merece ir a parar a las llamas del infierno. 23 Por lo tanto, si mientras estás presentando tu ofrenda delante del altar, te acuerdas de pronto de que alguien tiene algo contra ti, 24 deja allí mismo tu ofrenda. Vete primero a reconciliarte con tu hermano y luego regresa a presentar tu ofrenda. 25 Reconcíliate con tu enemigo de inmediato antes que sea demasiado tarde, te lleve a juicio y te arrojen en la cárcel. 26 Te aseguro que tendrás que permanecer allí hasta que pagues el último centavo.
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