Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Génesis 42

Los hermanos de José van a Egipto

42 Cuando Jacob se enteró de que había trigo en Egipto, les dijo a sus hijos: «¿Qué hacen mirándose los unos a los otros sin hacer nada? Miren, me enteré de que hay trigo en Egipto. Vayan allá y compren trigo para nosotros. De esa manera podremos sobrevivir y no nos dejaremos morir». Entonces diez de los hermanos de José se fueron a Egipto a comprar trigo. Pero Jacob no mandó con sus otros hermanos a Benjamín, el hermano de José, porque temía que le pasara algo. Así los hijos de Israel se fueron a comprar trigo, en compañía de muchos otros, porque la escasez había alcanzado la tierra de Canaán.

José era el gobernador del país. Él era el que vendía el trigo a toda la gente de la tierra. Los hermanos de José llegaron y se postraron rostro en tierra ante él. Cuando José vio a sus hermanos, los reconoció pero actuó como si no los conociera. Les habló de una manera muy dura y les preguntó:

—¿De dónde vienen?

Ellos respondieron:

—Venimos de la tierra de Canaán, a comprar comida.

José reconoció a sus hermanos, pero ellos no lo reconocieron a él. José también se acordó de los sueños que había tenido sobre ellos.

Les dijo:

—Ustedes son espías, han venido a ver cuáles son nuestros puntos débiles.

10 Pero sus hermanos le dijeron:

—No, señor. Nosotros, sus siervos, vinimos a comprar comida. 11 Todos somos hijos de un mismo hombre. Somos personas honestas. Nosotros, sus siervos, no somos espías.

12 Entonces José les dijo:

—¡No! Ustedes han venido a ver cuáles son nuestros puntos débiles.

13 Ellos dijeron:

—¡No! Nosotros, sus siervos, somos doce hermanos, hijos de un hombre en la tierra de Canaán. Nuestro hermano menor está con nuestro papá, y nuestro otro hermano ya murió.

14 Luego José les dijo:

—Es como yo les digo: ¡Ustedes son espías! 15 Pero voy a dejar que me demuestren que están diciendo la verdad. Les juro por la vida del faraón que no se podrán ir de aquí hasta que no venga su hermano menor. 16 Manden a uno de ustedes a buscar a su hermano mientras el resto permanece en prisión. De esta manera pondré a prueba sus palabras para saber si me están diciendo la verdad. Si no, ¡juro por la vida del faraón que ustedes son espías!

17 Entonces los encerró en prisión durante tres días. 18 Al tercer día José les dijo:

—¡Yo temo a Dios! Hagan esto y les perdonaré la vida. 19 Si ustedes son hombres honestos, entonces uno de sus hermanos se puede quedar aquí en prisión, mientras que el resto le lleva trigo a sus familias. 20 Pero entonces deben traerme a su hermano menor, sólo así sabré que me están diciendo la verdad, y no morirán.

Ellos aceptaron. 21 Se dijeron unos a otros:

—Estamos pagando lo que le hicimos a nuestro hermano. Vimos que estaba en problemas, nos rogó que le tuviéramos compasión, pero nosotros no lo escuchamos. Es por eso que ahora nosotros estamos en problemas.

22 Entonces Rubén les dijo:

—¿Acaso no les dije que no le hiciéramos daño al muchacho? Pero ustedes no me quisieron escuchar y ahora hay que pagar por su sangre.

23 José estaba utilizando un intérprete para hablarles a sus hermanos. Entonces ellos no sabían que José entendía su idioma, pero José escuchó y entendió todo lo que ellos dijeron. 24 Después José se alejó de ellos y lloró de tristeza. Luego regresó, les habló, se llevó a Simeón e hizo que lo ataran frente a ellos. 25 Entonces ordenó que llenaran sus costales de trigo. Los hermanos le pagaron con dinero, pero José le puso el dinero a cada uno en su costal. Finalmente, les dio las provisiones necesarias para el viaje.

26 Ellos cargaron los burros con el trigo y se fueron. 27 Por la noche en el campamento, uno de ellos abrió uno de los costales para sacar trigo para los burros y encontró el dinero. Estaba ahí en la boca del costal. 28 Entonces les dijo a sus otros hermanos:

—Mi dinero regresó. ¡Está aquí, en mi costal!

Todos ellos se asustaron mucho y temblaron de miedo. Se miraron unos a otros y se dijeron:

—¿Qué nos ha hecho Dios?

29 Cuando llegaron a la casa de su papá Jacob, en la tierra de Canaán, le contaron lo que les había pasado:

30 —El hombre que es el gobernador de esa tierra nos habló bruscamente. Nos encerró en prisión como si fuéramos espías. 31 Entonces nosotros le dijimos: “Somos hombres honestos. No somos espías. 32 Somos doce hermanos, hijos del mismo papá. Uno ya murió y el menor está con papá en la tierra de Canaán”. 33 Luego el gobernador del país nos dijo: “Yo sabré que ustedes son gente honesta si uno de ustedes se queda en prisión, mientras que el resto les lleva trigo a sus familias. 34 Pero entonces tienen que traerme a su hermano menor, sólo así sabré que no son espías sino hombres honestos. Entonces les devolveré a su hermano y podrán andar libremente por este país”.

35 Cuando desocuparon sus costales, cada hermano encontró su bolsa de dinero en su costal de trigo. Cuando ellos y su papá vieron las bolsas de dinero, se asustaron mucho. 36 Jacob, el papá, les dijo:

—Me están dejando sin hijos. José ya no está y tampoco Simeón. Ahora se quieren llevar a Benjamín. Todo está en mi contra.

37 Entonces Rubén le dijo a su papá:

—Te doy permiso de matar a mis dos hijos si no te vuelvo a traer de regreso a Benjamín. Confíalo a mi cuidado y yo te lo traeré de regreso.

38 Pero Jacob dijo:

—Mi hijo Benjamín no va a ir con ustedes porque su hermano está muerto y él es lo único que me queda de mi esposa Raquel. Si algo malo le llegara a pasar en el viaje que deben hacer, harán que este pobre viejo se muera de tristeza.

Marcos 12

Historia de los labradores perversos

(Mt 21:33-46; Lc 20:9-19)

12 Entonces Jesús les contó la siguiente historia: «Un hombre plantó un viñedo y construyó un muro alrededor. Cavó un lugar para hacer el vino y construyó una torre de vigilancia. Después alquiló el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. Y a su debido tiempo, el dueño mandó a un siervo a hablar con los labradores para cobrar las ganancias del viñedo. Pero los labradores agarraron al siervo, lo golpearon y lo enviaron a su amo con las manos vacías. Después, el hombre les mandó a otro siervo, pero ellos lo golpearon en la cabeza y lo insultaron. El hombre mandó entonces a otro siervo, y los labradores lo mataron. El hombre siguió mandando a otros siervos pero ellos golpearon a unos y mataron a otros.

»Ya el hombre no tenía a quién más enviar, sino a su hijo amado. El hombre lo envió por último y pensó: “A mi hijo sí lo respetarán”. Pero los labradores se dijeron unos a otros: “Este es el heredero, ¡vamos a matarlo para quedarnos con la herencia!” Así que lo agarraron, lo mataron y luego lo tiraron fuera del viñedo. ¿Qué hará después el dueño del viñedo? Irá al viñedo, matará a los labradores y lo dará a otros. 10 Seguramente habrán leído las Escrituras que dicen:

»“La piedra que los constructores rechazaron
    se ha convertido en la piedra principal.
11 (A)Esto fue lo que hizo el Señor
    y es maravilloso verlo”[a]».

12 Querían arrestarlo porque sabían que la historia que había contado se trataba de ellos. Pero como tenían miedo de la gente, entonces lo dejaron y se alejaron de Jesús.

El pago de impuestos

(Mt 22:15-22; Lc 20:20-26)

13 Después le enviaron a Jesús algunos de los fariseos y algunos herodianos, para atraparlo en algo que él dijera. 14 Ellos fueron y le dijeron:

—Maestro, sabemos que eres un hombre honesto. No te dejas llevar por lo que piensen los demás pues para ti todos son iguales. Enseñas con sinceridad el camino de Dios. Dinos, ¿está bien que paguemos impuestos al emperador? ¿Debemos pagarlos o no?

15 Pero él vio su hipocresía y les dijo:

—¿Por qué tratan de ponerme una trampa? Denme una moneda de plata. Déjenme verla.

16 Ellos le dieron una moneda y Jesús preguntó:

—¿De quién es la imagen que está en la moneda y el nombre que está escrito en ella?

Ellos dijeron:

—Del emperador.

17 Entonces Jesús les dijo:

—Den al emperador lo que es del emperador y a Dios lo que es de Dios.

Se asombraron de lo que Jesús dijo.

La pregunta sobre la resurrección

(Mt 22:23-33; Lc 20:27-40)

18 Entonces unos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, se acercaron a Jesús y le preguntaron:

19 —Maestro, Moisés nos escribió que si un hombre casado moría sin haber tenido hijos, su hermano debía casarse con la viuda. De esa manera los hijos que tuvieran serían considerados hijos del hermano fallecido.[b] 20 Una vez hubo siete hermanos. El primero murió sin dejar hijos, 21 así que el segundo se casó con la viuda. Pero él también murió sin dejar hijos. Lo mismo pasó con el tercer hermano. 22 Todos los siete hermanos se casaron con la viuda y murieron sin que ninguno dejara hijos. Después la mujer también murió. 23 Como todos los siete hermanos se habían casado con ella, el día en que la gente resucite, ¿de quién será esposa la viuda?

24 Jesús les contestó:

—¿Por qué cometen ese error? ¿Acaso no saben lo que dicen las Escrituras ni conocen el poder de Dios? 25 Cuando la gente resucite de la muerte, no se casará, sino que todos serán como los ángeles del cielo. 26 (B)Pero en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no han leído en el libro de Moisés como Dios le habló en el arbusto[c] ardiente y le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”[d]? 27 Él no es Dios de muertos, sino de vivos. Ustedes están muy equivocados.

El mandamiento más importante

(Mt 22:34-40; Lc 10:25-28)

28 Se acercó uno de los maestros de la ley que los había oído discutir. Se había fijado en lo bien que Jesús les había contestado, y le preguntó:

—¿Cuál es el mandamiento más importante?

29 Jesús contestó:

—El mandamiento más importante es este: “¡Oye, Israel! El Señor nuestro Dios es el único Señor. 30 (C)Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.[e] 31 (D)Y el segundo es: “Ama a tu semejante como te amas a ti mismo”.[f] No hay otro mandamiento más importante que estos.

32 Entonces el maestro de la ley contestó:

—Esa fue una buena respuesta, Maestro. Tienes razón, el Señor es el único Dios y no hay otro aparte de él. 33 Uno debe amar a Dios con todo su corazón, con todo su entendimiento y con todas sus fuerzas, y al semejante como a sí mismo. Estos mandamientos son más importantes que todos los sacrificios que se queman completamente y otros sacrificios que ofrecemos a Dios.

34 Al ver Jesús que el hombre había contestado sabiamente, le dijo:

—No estás lejos del reino de Dios.

Después de aquel momento nadie tuvo el valor de hacerle más preguntas.

¿De quién es hijo el Mesías?

(Mt 22:41-46; Lc 20:41-44)

35 Jesús estaba enseñando en el área del templo y preguntó:

—¿Por qué los maestros de la ley dicen que el Mesías es Hijo de David? 36 (E)Inspirado por el Espíritu Santo, David mismo dice:

“El Señor Dios le dijo a mi Señor:
    Siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos
    bajo tu poder[g]”.[h]

37 David mismo llama al Mesías “Señor”, ¿cómo entonces puede él ser su hijo?

Mucha gente oía a Jesús con gusto.

Jesús critica a los maestros de la ley

(Mt 23:1-36; Lc 11:37-54; 20:45-47)

38 Jesús continuó enseñando: «Tengan cuidado de los maestros de la ley. A ellos les gusta pasearse vistiendo ropa que muestre su autoridad y que la gente los salude con respeto en las plazas de mercado. 39 También les gusta mucho sentarse en los lugares de honor de las sinagogas y tener los mejores lugares en los banquetes. 40 Ellos se roban los bienes de las viudas y para disimularlo hacen largas oraciones. Por eso Dios los castigará con más severidad».

Una viuda da todo lo que tiene

(Lc 21:1-4)

41 Jesús estaba sentado cerca de la caja del dinero del templo y veía cómo la gente daba sus ofrendas. Muchos ricos daban bastante dinero. 42 Luego vino una viuda y dio dos pequeñas monedas de cobre que valían muy poco.

43 Jesús llamó a sus seguidores y les dijo:

—Les digo la verdad: esa pobre viuda echó más que todos demás a la caja del tesoro del templo. 44 Porque los demás dieron de lo que les sobraba, pero ella, a pesar de su pobreza, entregó todo lo que tenía para vivir.

Job 8

Habla Bildad

Entonces, Bildad de Súah respondió:

«¿Hasta cuándo vas a seguir diciendo todo esto?
    ¿Cuánto tiempo más vas a continuar hablando como si tu boca fuera un huracán?
¿Acaso Dios tuerce la justicia?
    ¿Es que el Todopoderoso cambia el derecho?
Si tus hijos pecaron contra Dios,
    él les dio el castigo que se merecían conforme a su pecado.
Job, si buscaras a Dios diligentemente,
    si le suplicaras misericordia al Todopoderoso
y fueras intachable e íntegro,
    entonces él velaría por ti.
    Él restauraría tu hogar que con justicia mereces.
Tu bienestar anterior no es nada
    comparado con lo que tendrás en el futuro.

»Pregúntales a las generaciones anteriores
    y aprende todo lo que puedas de tus antepasados.
Pues nosotros no somos más que recién llegados, y no sabemos nada.
    Nuestra vida en la tierra es como una sombra.
10 ¿No te enseñan ellos?
    ¿No hablan contigo?
    ¿No salen de ellos enseñanzas producto de su entendimiento?
11 ¿Se da el papiro donde no hay pantano?
    ¿Se da el junco donde no hay agua?
12 Ellos se marchitan antes que las otras plantas, aun estando todavía verdes
    y sin que nadie los haya cortado.
13 Es igual con la vida de aquellos que se olvidan de Dios;
    la esperanza del que no confía en Dios será destruida.
14 Ellos no ponen su confianza en lo que debieran,
    y su seguridad no tiene más fortaleza que una telaraña.
15 Si se recuesta sobre su casa,
    la casa no se mantiene firme.
16 Él es como una planta bien regada a la luz del sol,
    y sus retoños se esparcen en el jardín.
17 Enreda sus raíces alrededor de un montón de piedras,
    y penetra las piedras de la casa.
18 Pero si la planta es arrancada de su lugar,
    entonces ese sitio la desconoce
    y dice: “Jamás te he visto”.
19 Pero en cuanto a la planta, su existencia es feliz[a]
    porque del polvo brotarán otras en su lugar.

20 »Dios no abandona al hombre íntegro,
    ni brinda ayuda a los perversos.
21 Él te hará reír
    y cantar de alegría.
22 Pero a tus enemigos los cubrirá de vergüenza,
    y la carpa donde habitan los malos desaparecerá».

Romanos 12

Así es la Nueva Vida

12 Por eso hermanos, puesto que Dios nos ha mostrado tanta misericordia, les ruego que entreguen todo su ser como sacrificio vivo a Dios. Esa ofrenda que es su vida debe estar dedicada solamente a Dios para poder agradarle. Esta clase de adoración es la que realmente tiene sentido. No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios transforme su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán entender y aceptar lo que Dios quiere y también lo que es bueno, perfecto y agradable a él.

Por el favor que Dios me ha mostrado, les pido que ninguno se crea mejor que los demás. Más bien, usen su buen juicio para formarse una opinión de sí mismos conforme a la porción de fe que Dios le ha dado a cada uno. Todos tenemos un cuerpo formado de muchas partes y cada una tiene una función distinta. Así pasa con nosotros, somos muchos, pero todos formamos un solo cuerpo en nuestra relación con Cristo. Como parte de ese cuerpo, cada uno pertenece a los demás.

Pero Dios en su generoso amor le ha dado a cada uno dones diferentes. Si uno tiene el don de la profecía, que lo use de acuerdo con la fe que tiene. El que recibió el don de servir, que se dedique a servir. El que recibió el don de enseñar, que se dedique a enseñar. El que recibió el don de animar a otros, que se dedique a animarlos. El que recibió el don de dar, hágalo con el sincero deseo de ayudar. El que recibió el don de dirigir, hágalo lo mejor posible. El que recibió el don de ser compasivo con otros, hágalo con alegría.

Su amor debe ser real y sincero. Detesten el mal y apéguense sólo al bien. 10 Ténganse cariño unos a otros, como hermanos. Den preferencia a los demás y respétense unos a otros. 11 No sean perezosos con los trabajos que deban hacer para el Señor, y hagan todo con entusiasmo. 12 Alégrense en la esperanza, tengan paciencia en las dificultades y sean constantes en la oración. 13 Cuiden a los necesitados que hay en el pueblo de Dios.[a] Busquen y reciban en su casa a los que necesitan ayuda. 14 Pidan que Dios bendiga a los que los persiguen; pidan bendiciones y no maldiciones para ellos. 15 Alégrense con los que están alegres. Lloren con los que lloran. 16 Vivan en paz y armonía unos con otros. No sean orgullosos, sino amigos de los que la gente desprecia. No se crean mejores ni más sabios que los demás.

17 No devuelvan mal por mal. Preocúpense por ganar el respeto de todos haciendo el bien. 18 Traten de hacer lo posible para vivir en paz con los demás. 19 (A)Queridos amigos, no traten de vengarse de alguien, sino esperen a que Dios lo castigue, porque así está escrito:

«Yo soy el que castiga,
    les daré el pago que merecen»[b],
    dice el Señor.

20 (B)Y también:

«Si tu enemigo tiene hambre, dale comida.
    Si tiene sed, dale algo de beber.
De esa manera le harás sentir vergüenza»[c].[d]

21 No te dejes vencer por el mal, sino derrota el mal con el bien.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

© 2005, 2008, 2012, 2015 Centro Mundial de Traducción de La Biblia © 2005, 2008, 2012, 2015 Bible League International