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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
Éxodo 19

Israel en el monte Sinaí

19 Los hijos de Israel llegaron al desierto de Sinaí al cumplirse tres meses de haber salido de la tierra de Egipto. Después de salir de Refidín, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon en el desierto. Acamparon allí, delante del monte. El Señor llamó a Moisés desde el monte, y Moisés subió para hablar con Dios. Y Dios le dijo:

«Habla con la casa de Jacob. Diles lo siguiente a los hijos de Israel: “Ustedes han visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo los he tomado a ustedes y los he traído hasta mí sobre alas de águila. Si ahora ustedes prestan oído a mi voz, y cumplen mi pacto, serán mi tesoro(A) especial por encima de todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes(B) y un pueblo santo.(C) Estas mismas palabras les dirás a los hijos de Israel.”»

Moisés volvió y llamó a los ancianos del pueblo, y en su presencia expuso todas las palabras que el Señor le había mandado decir. Todo el pueblo respondió al unísono:

«Haremos todo lo que el Señor ha dicho.»

Y cuando Moisés refirió al Señor las palabras del pueblo, el Señor le dijo:

«Voy a venir en medio de una nube espesa, y desde allí hablaré para que el pueblo me oiga mientras hablo contigo, y también para que te crean siempre.»

Moisés refirió al Señor las palabras del pueblo, 10 y el Señor le dijo a Moisés:

«Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana, y haz que laven sus vestidos 11 y se preparen para el tercer día, porque al tercer día yo, el Señor, descenderé sobre el monte Sinaí, a la vista de todo el pueblo. 12 Tú debes poner un límite alrededor del pueblo y decirles que se abstengan de subir al monte. Ni siquiera deben tocar sus límites, porque cualquiera que toque el monte, morirá. 13 Quien llegue a tocarlo, hombre o animal, será apedreado o traspasado por una flecha. No vivirá.(D) Sólo podrán subir al monte cuando la trompeta dé un toque largo.»

14 Moisés bajó del monte al pueblo, y lo santificó, y ellos lavaron sus vestidos. 15 Y Moisés le dijo al pueblo:

«Prepárense para el tercer día. No tengan ningún contacto con una mujer.»

16 Al tercer día por la mañana, hubo truenos y relámpagos,(E) y una espesa nube se posó sobre el monte, y hubo un fuerte sonido de bocina, y todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció. 17 Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento para recibir a Dios, y se detuvieron al pie del monte. 18 Todo el monte Sinaí humeaba porque el Señor había descendido sobre él en fuego(F) y el humo subía como de un horno, y todo el monte se estremecía en extremo. 19 El sonido de la bocina iba en aumento, y Moisés hablaba y Dios le respondía con voz de trueno. 20 Entonces descendió el Señor sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte, y llamó el Señor a Moisés para que subiera a la cumbre, y Moisés subió. 21 Y el Señor le dijo a Moisés:

«Baja y dile al pueblo que no traspase los límites para verme, porque muchos de ellos morirán. 22 A los sacerdotes que se acercan a mí diles también que se santifiquen para que yo, el Señor, no haga en ellos ningún estrago.»

23 Moisés le dijo al Señor:

«El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado poner límites al monte, y santificarlo.»

24 Y el Señor le dijo:

«Anda, baja, y sube luego con Aarón; pero ni los sacerdotes ni el pueblo deben traspasar el límite ni subir a donde estoy, para que no haga yo entre ellos ningún estrago.»

25 Y Moisés bajó del monte y le dijo esto al pueblo.

Lucas 22

El complot para matar a Jesús(A)

22 Se acercaba la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la pascua.(B) Los principales sacerdotes y los escribas buscaban la manera de matar a Jesús, pero le tenían miedo al pueblo.

Entonces Satanás entró en Judas, uno de los doce, al que llamaban Iscariote, y éste fue a hablar con los principales sacerdotes y con los jefes de la guardia, para acordar con ellos cómo les entregaría a Jesús. Ellos se alegraron, y acordaron darle dinero. Judas aceptó y comenzó a buscar el mejor momento de entregarles a Jesús sin que el pueblo lo supiera.

Institución de la Cena del Señor(C)

Llegó el día de los panes sin levadura, cuando es necesario sacrificar el cordero de la pascua. Jesús envió a Pedro y a Juan con estas instrucciones: «Vayan a preparar todo para que comamos la pascua.» Ellos le preguntaron: «¿Dónde quieres que hagamos los preparativos?» 10 Jesús les dijo: «Al entrar en la ciudad, verán ustedes a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo hasta la casa donde entre, 11 y díganle al dueño de la casa: “El Maestro pregunta dónde está el aposento en donde comerá la pascua con sus discípulos.” 12 Entonces él les mostrará un gran aposento alto, ya dispuesto. Hagan allí los preparativos.» 13 Los discípulos partieron, y encontraron todo tal y como Jesús se lo había dicho, y prepararon la pascua.

14 Cuando llegó la hora, Jesús se sentó a la mesa, y los apóstoles se sentaron con él. 15 Entonces les dijo: «¡Cómo he deseado comer con ustedes esta pascua, antes de que padezca! 16 Porque yo les digo que no volveré a comerla hasta su cumplimiento en el reino de Dios.» 17 Y Jesús tomó la copa, dio gracias y dijo: «Tomen esto, y repártanlo entre ustedes; 18 porque yo les digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.» 19 Luego tomó el pan, lo partió, dio gracias y les dio, al tiempo que decía: «Esto es mi cuerpo, que por ustedes es entregado; hagan esto en memoria de mí.» 20 De igual manera, después de haber cenado tomó la copa y les dijo: «Esta copa es el nuevo pacto(D) en mi sangre,(E) que por ustedes va a ser derramada. 21 Pero sepan que la mano del que me va a traicionar está sobre esta mesa, conmigo. 22 A decir verdad, el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado;(F) pero ¡ay de aquél que lo va a traicionar!» 23 Ellos comenzaron a preguntarse unos a otros, quién de ellos sería capaz de hacer esto.

La grandeza en el servicio

24 Además, los discípulos tuvieron una discusión en cuanto a quién de ellos sería el mayor.(G) 25 Pero Jesús les dijo: «Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que tienen autoridad sobre ellas son llamados benefactores; 26 pero entre ustedes no debe ser así,(H) sino que el mayor entre ustedes tiene que hacerse como el menor; y el que manda tiene que actuar como el que sirve.(I) 27 Porque, ¿quién es mayor? ¿El que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿Acaso no es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve.(J)

28 »Pero son ustedes los que han permanecido conmigo en mis pruebas. 29 Por tanto, yo les asigno un reino, así como mi Padre me lo asignó a mí, 30 para que en mi reino coman y beban a mi mesa, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.»(K)

Jesús anuncia la negación de Pedro(L)

31 El Señor dijo también: «Simón, Simón, Satanás ha pedido sacudirlos a ustedes como si fueran trigo; 32 pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando hayas vuelto, deberás confirmar a tus hermanos.» 33 Pedro le dijo: «Señor, no sólo estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel, sino también a la muerte.» 34 Y Jesús le dijo: «Pedro, te aseguro que el gallo no cantará hoy antes de que tú hayas negado tres veces que me conoces.»

Bolsa, alforja y espada

35 Luego Jesús les preguntó: «Cuando los envié sin bolsa, sin alforja y sin calzado,(M) ¿les faltó algo?» Ellos respondieron: «Nada.» 36 Entonces Jesús les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa, que la tome, junto con la alforja. Y el que no tenga espada, que venda su capa y se compre una. 37 Porque yo les digo que todavía se tiene que cumplir en mí aquello que está escrito: “Y fue contado entre los pecadores”.(N) Porque lo que está escrito acerca de mí, tiene que cumplirse.» 38 Ellos le dijeron: «Señor, ¡aquí hay dos espadas!» Y Jesús respondió: «¡Basta!»

Jesús ora en Getsemaní(O)

39 Jesús salió y, conforme a su costumbre, se fue al monte de los Olivos. Sus discípulos lo siguieron. 40 Cuando llegó a ese lugar, Jesús les dijo: «Oren para que no caigan en tentación.» 41 Luego, se apartó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra, y allí se arrodilló y oró. 42 Y decía: «Padre, si quieres, haz que pase de mí esta copa; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.» 43 [Se le apareció entonces un ángel del cielo, para fortalecerlo. 44 Lleno de angustia, oraba con más intensidad. Y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.][a] 45 Cuando Jesús se levantó después de orar, fue a donde estaban sus discípulos, y a causa de la tristeza los halló durmiendo. 46 Les dijo: «¿Por qué duermen? ¡Levántense y oren para que no caigan en tentación!»

Arresto de Jesús(P)

47 Mientras Jesús estaba hablando, se hizo presente una turba, al frente de la cual iba Judas, que era uno de los doce y que se acercó a Jesús para besarlo. 48 Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?» 49 Cuando los que estaban con él se dieron cuenta de lo que pasaba, le dijeron: «Señor, ¿echamos mano a la espada?» 50 Uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. 51 Pero Jesús les dijo: «¡Basta! ¡Déjenlos!» Tocó entonces la oreja de aquel hombre, y lo sanó. 52 Luego, Jesús les dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del templo y a los ancianos, que habían venido contra él: «¿Han venido con espadas y palos, como si fuera yo un ladrón? 53 Todos los días he estado con ustedes en el templo, y no me pusieron las manos encima. Pero ésta es la hora de ustedes, la hora del poder de las tinieblas.»

Pedro niega a Jesús(Q)

54 Aquellos arrestaron a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía de lejos. 55 En medio del patio encendieron una fogata, y se sentaron alrededor de ella. También Pedro se sentó entre ellos. 56 Pero una criada que lo vio sentado frente al fuego, se fijó en él y dijo: «Éste también estaba con él.» 57 Pedro lo negó, y dijo: «Mujer, yo no lo conozco.» 58 Un poco después, otro lo vio y le dijo: «Tú también eres de ellos.» Pero Pedro le dijo: «¡Hombre, no lo soy!» 59 Como una hora después, otro afirmó: «No hay duda. Éste también estaba con él, porque es galileo.» 60 Pedro le dijo: «¡Hombre, no sé de qué hablas!» Y en ese momento, mientras Pedro aún hablaba, el gallo cantó. 61 En ese mismo instante el Señor se volvió a ver a Pedro, y entonces Pedro se acordó de las palabras del Señor, cuando le dijo: «Antes de que el gallo cante, me negarás tres veces.» 62 Enseguida, Pedro salió de allí y lloró amargamente.

Jesús escarnecido y azotado(R)

63 Los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban. 64 También le vendaron los ojos, le golpearon el rostro, y le decían: «Profetiza, ¿quién es el que te golpeó?» 65 Y lo insultaban y le decían muchas otras cosas.

Jesús ante el tribunal(S)

66 Cuando se hizo de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y llevaron a Jesús ante el tribunal y le preguntaron: 67 «¿Eres tú el Cristo? ¡Responde!» Él les dijo: «Si les dijera que sí, no me lo creerían. 68 Y si les hiciera preguntas, no me responderían ni me soltarían. 69 Pero a partir de este momento el Hijo del Hombre se sentará a la derecha del poder de Dios.» 70 Todos dijeron: «¿Así que tú eres el Hijo de Dios?» Él les respondió: «Ustedes dicen que lo soy.» 71 Entonces ellos dijeron: «¿Qué más pruebas necesitamos? ¡Nosotros mismos las hemos oído de sus propios labios!»

Job 37

37 »Al pensar en esto, mi corazón se acelera
y parece querer salirse de mi pecho.
Presten atención al estruendo de su voz,
y al potente sonido que sale de su boca.
Oigan cómo retumba a través del cielo,
y cómo su luz alumbra los confines de la tierra.
Tras su luz se oye un bramido
que estalla con majestuoso furor;
al escucharlo, nadie puede sostenerse.
Dios deja oír su voz atronadora
y hace grandes cosas que no logramos entender.
A la nieve le ordena caer sobre la tierra,
y también a las lloviznas y a las lluvias torrenciales.
La gente corre entonces a esconderse,
y así todo el mundo reconoce sus obras.
Las bestias del campo corren a sus cuevas,
y allí en su refugio esperan con paciencia.

»Desde el sur, viene el candente torbellino;
desde el norte llega el viento frío.
10 Dios sopla y forma bloques de hielo,
y hace que las grandes aguas se congelen.
11 Carga de humedad las densas nubes,
y desde ellas manda sus rayos luminosos.
12 Revuelve las nubes de un lugar a otro,
y las lleva por toda la faz de la tierra,
para que cumplan con todos sus designios.
13 Dios las usa para castigar al hombre,
pero también para mostrar su amor por la tierra.

14 »Tenme paciencia, Job, y escúchame;
mira con atención las maravillas de Dios.
15 ¿Sabes cómo Dios ordena las nubes,
y hace que el relámpago brille entre ellas?
16 ¿Sabes por qué las nubes son diferentes,
que son una maravilla de sabiduría perfecta?
17 ¿O por qué tu ropa te acalora
cuando Dios detiene el cálido viento del sur?
18 ¿Acaso lo ayudaste a extender los cielos,
y los afirmaste como reluciente espejo?
19 Enséñanos qué debemos decirle;
nuestra oscura mente no nos permite ordenar las ideas.
20 ¿Debo anunciarme cuando quiera hablar con él?
¿Quién se atreve a hablar para ser destruido?

21 »No se puede ver de frente la luz del sol,
cuando el cielo está limpio y sin nubes.
22 Desde el norte vienen rayos dorados
que anuncian la imponente majestad de Dios.
23 No podemos comprender al Todopoderoso;
grande es su poder, y grande es su justicia.
24 Por eso los seres humanos le temen,
aunque él no teme a los que se consideran sabios.»

2 Corintios 7

Amados míos, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, y perfeccionémonos en la santidad y en el temor de Dios.

Regocijo de Pablo ante el arrepentimiento de los corintios

Ábrannos su corazón, pues a nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado. No digo esto para condenarlos, pues ya antes les he dicho que están en nuestro corazón. ¡Juntos en la muerte, y juntos en la vida! Soy demasiado franco con ustedes, pero mi orgullo por ustedes también es demasiado. En medio de todas nuestras tribulaciones, me siento muy estimulado y estoy rebosando de alegría.

Cuando llegamos de Macedonia,(A) no tuvimos ningún descanso, sino que enfrentamos tribulaciones de todas partes: desde afuera, conflictos; desde adentro, temores. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la llegada de Tito; y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que él había recibido de parte de ustedes, pues nos habló del gran afecto que recibió por parte de ustedes, así como de su profunda tristeza y de su preocupación por mí, lo cual me hizo alegrarme aún más. Ciertamente, mi carta fue para ustedes motivo de tristeza, y entonces lamenté haberla escrito porque vi que por algún tiempo ella los entristeció; pero ahora no lo lamento sino que me alegro. Y no porque ustedes se hayan entristecido, sino porque esa tristeza los llevó al arrepentimiento. Ustedes fueron entristecidos conforme a la voluntad de Dios, de modo que en nada fueron perjudicados por parte de nosotros. 10 La tristeza que proviene de Dios produce arrepentimiento para salvación, y de ésta no hay que arrepentirse, pero la tristeza que proviene del mundo produce muerte. 11 ¡Fíjense! Esta tristeza que provino de Dios, ¡produjo en ustedes preocupación, el deseo de disculparse, indignación, temor, vehemencia, celo, y deseos de hacer justicia! Es evidente que en este asunto ustedes no tuvieron la culpa. 12 Y aunque yo les escribí, no lo hice por el que cometió el agravio, ni por el que lo padeció, sino para que se hiciera evidente la preocupación que tenemos por ustedes delante de Dios.

13 Por eso el consuelo de ustedes ha sido nuestro propio consuelo. Pero más nos alegró el ver a Tito tan feliz porque su espíritu fue confortado por todos ustedes. 14 Yo me había jactado de ustedes con él, y no he quedado mal. Y así como en todo les hemos hablado con la verdad, también resultaron ciertos los elogios que hice ante Tito acerca de ustedes. 15 Y el cariño que él les tiene es aun mayor cuando se acuerda de la obediencia de todos ustedes, y del temor y temblor con que ustedes lo recibieron. 16 Me alegra poder confiar plenamente en ustedes.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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