Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
1 Samuel 9

Saúl es elegido rey

Había un varón de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjaminita.

Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y apuesto. Entre los hijos de Israel no había otro más gallardo que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.

Y se habían perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl su hijo: Toma ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas.

Y él pasó por el monte de Efraín, y de allí a la tierra de Salisá, y no las hallaron. Pasaron luego por la tierra de Saalim, y tampoco. Después pasaron por la tierra de Benjamín, y no las encontraron.

Cuando vinieron a la tierra de Zuf, Saúl dijo a su criado que tenía consigo: Ven, volvámonos; porque quizá mi padre, abandonada la preocupación por las asnas, estará acongojado por nosotros.

Él le respondió: He aquí que hay ahora en esta ciudad un varón de Dios, que es hombre insigne; todo lo que él dice acontece sin falta. Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el cual emprendimos nuestro camino.

Respondió Saúl a su criado: Vamos a ir; pero ¿qué llevaremos al varón? Porque el pan de nuestras alforjas se ha acabado, y no tenemos qué ofrecerle al varón de Dios. ¿Qué le podemos dar?

Entonces volvió el criado a responder a Saúl, diciendo: He aquí se halla en mi mano la cuarta parte de un siclo de plata; esto daré al varón de Dios, para que nos oriente sobre nuestro viaje.

(Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.)

10 Dijo entonces Saúl a su criado: Dices bien; anda, vamos. Y fueron a la ciudad donde estaba el varón de Dios

Saúl encuentra a Samuel

11 Y cuando subían por la cuesta de la ciudad, hallaron unas doncellas que salían por agua, a las cuales dijeron: ¿Está en este lugar el vidente?

12 Ellas, respondiéndoles, dijeron: Sí; helo allí delante de ti; date prisa, pues, porque hoy ha venido a la ciudad en atención a que el pueblo tiene hoy un sacrificio en el lugar alto.

13 Cuando entréis en la ciudad, le encontraréis luego, antes que suba al lugar alto a comer; pues el pueblo no comerá hasta que él haya llegado, por cuanto él es el que bendice el sacrificio; después de esto comen los convidados. Subid, pues, ahora, y al momento lo encontraréis.

14 Ellos, entonces, subieron a la ciudad; y cuando entraban, he aquí Samuel venía hacia ellos saliendo para subir al lugar alto.

15 Y un día antes que Saúl viniese, Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo:

16 Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí.

17 Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí, éste es el varón del cual te hablé; éste gobernará a mi pueblo.

18 Acercándose, pues, Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente.

19 Y Samuel respondió a Saúl, diciendo: Yo soy el vidente; sube delante de mí al lugar alto, y come hoy conmigo, y por la mañana te despacharé, y te descubriré todo lo que está en tu corazón.

20 Y de las asnas que se te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado. Mas ¿para quién es todo lo que hay de codiciable en Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre?

21 Saúl respondió y dijo: ¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho una cosa así?

22 Entonces Samuel tomó a Saúl y a su criado, los introdujo en la sala, y les dio lugar a la cabecera de los convidados, que eran unos treinta hombres.

23 Y dijo Samuel al cocinero: Trae acá la porción que te di, la cual te dije que guardases aparte.

24 Entonces alzó el cocinero una espaldilla, con lo que estaba sobre ella, y la puso delante de Saúl. Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba reservado; ponlo delante de ti y come, porque para esta ocasión se te guardó, cuando dije: Yo he convidado al pueblo. Y Saúl comió aquel día con Samuel.

25 Y cuando hubieron descendido del lugar alto a la ciudad, él habló con Saúl en el terrado.

26 Al otro día madrugaron; y al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado, y dijo: Levántate, para que te despida. Luego se levantó Saúl, y salieron ambos, él y Samuel.

27 Y descendiendo ellos al extremo de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado que se adelante (y se adelantó el criado), mas espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.

Romanos 7

Analogía tomada del matrimonio

¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo a los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entretanto que éste vive?

Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.

Así que, si en vida del marido se une a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muere, es libre de esa ley, de tal manera que si se une a otro marido, no será adúltera.

Así que, hermanos míos, también vosotros habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.

Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas despertadas por la ley, actuaban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.

Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.

El pecado que está en mí

¿Qué diremos, pues? ¿Es la ley pecado? ¡En ninguna manera! Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco habría sabido lo que es la concupiscencia, si la ley no dijera: No codiciarás.

Mas el pecado, tomando ocasión por medio del mandamiento, produjo en mí toda clase de concupiscencia; porque sin la ley el pecado está muerto.

Y yo vivía en un tiempo sin la ley; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.

10 Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;

11 porque el pecado, tomando ocasión por medio del mandamiento, me engañó, y mediante él me mató.

12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.

13 ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? ¡En ninguna manera!, sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase al extremo de la pecaminosidad.

14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al poder del pecado.

15 Porque no comprendo mi proceder; pues no pongo por obra lo que quiero, sino que lo que aborrezco, eso es lo que hago.

16 Y si lo que no quiero, eso es lo que hago, estoy de acuerdo con la ley, de que es buena.

17 De manera que ya no soy yo quien obra aquello, sino el pecado que mora en mí.

18 Porque yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien lo tengo a mi alcance, pero no el hacerlo.

19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso es lo que pongo por obra.

20 Y si lo que no quiero, eso es lo que hago, ya no lo obro yo, sino el pecado que mora en mí.

21 Encuentro, pues, esta ley: Que, queriendo yo hacer el bien, el mal está presente en mí.

22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;

23 pero veo otra ley en mis miembros, que hace guerra contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

24 ¡Miserable hombre de mí!; ¿quién me libertará de este cuerpo de muerte?

25 Gracias doy a Dios, por medio de Jesucristo nuestro Señor. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

Jeremías 46

Profecías contra Egipto

46 La palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías, acerca de las naciones.

Con respecto a Egipto: acerca del ejército del Faraón Necó, rey de Egipto, que estaba junto al río Eufrates en Carquemís, a quien destruyó Nabucodonosor, rey de Babilonia, en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá.

Preparad escudo y coraza, y acercaos a la batalla.

Uncid caballos y montad, vosotros los jinetes, y poneos firmes con vuestros yelmos; limpiad las lanzas, vestíos las corazas.

¿Por qué los veo medrosos y retrocediendo? Sus valientes son batidos y huyen a la desbandada, sin volverse a mirar atrás; hay terror por doquier, dice Jehová.

No puede huir el ligero, ni el valiente escapar; al norte junto a la ribera del Eufrates tropezaron y cayeron.

¿Quién es éste que sube como el Nilo, y como ríos cuyas aguas se entrechocan?

Egipto es como el Nilo que crece, y como ríos cuyas aguas se entrechocan, y dijo: Subiré, cubriré la tierra, destruiré la ciudad y a los que en ella moran.

Subid, caballos, y alborotaos, carros y avancen los valientes; los etíopes y los de Put que manejan escudo, y los de Lud que manejan y entesan arco.

10 Pues ese día será para Jehová Dios de los ejércitos día de venganza, para vengarse de sus enemigos; y la espada devorará y se saciará; y se embriagará de la sangre de ellos; porque hay un sacrificio para Jehová Dios de los ejércitos, en tierra del norte junto al río Eufrates.

11 Sube a Galaad, y toma bálsamo, virgen hija de Egipto; por demás multiplicarás las medicinas; no hay curación para ti.

12 Las naciones oyeron tu afrenta, y tu clamor llenó la tierra; porque el valiente tropezó contra el valiente, y cayeron ambos juntos.

13 La palabra que habló Jehová al profeta Jeremías acerca de la venida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para asolar la tierra de Egipto:

14 Anunciad en Egipto, y hacedlo saber en Migdol; también en Nof y en Tafnes; decid: Ponte en pie y prepárate, porque la espada ha devorado tu comarca.

15 ¿Por qué ha sido derribado tu forzudo Apis? No pudo mantenerse firme, porque Jehová le empujó.

16 Hizo a muchos tropezar, y cada uno cayó sobre su compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, huyamos ante la espada irresistible.

17 Allí gritaron: Faraón rey de Egipto no es más que ruido; dejó pasar el tiempo señalado.

18 Vivo yo, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos, que como Tabor entre los montes, y como Carmel junto al mar, así vendrá.

19 Hazte enseres de cautiverio, moradora hija de Egipto; porque Nof será un desierto, y será asolada hasta no quedar morador.

20 Becerra hermosa es Egipto; mas viene destrucción, del norte viene.

21 También sus soldados mercenarios en medio de ella son como becerros engordados; porque también ellos volvieron la espalda, huyeron todos sin pararse, porque vino sobre ellos el día de su quebrantamiento, el tiempo de su castigo.

22 Su voz saldrá como de serpiente; porque patrullan con un ejército, y vienen a ella con hachas como cortadores de leña.

23 Cortarán sus bosques, dice Jehová, aunque sean impenetrables; porque son más numerosos que langostas; son innumerables.

24 Se avergonzará la hija de Egipto; es entregada en manos del pueblo del norte.

25 Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, ha dicho: He aquí que yo castigo a Amón dios de Tebas, a Faraón, a Egipto, y a sus dioses y a sus reyes; así a Faraón como a los que en él confían.

26 Y los entregaré en manos de los que buscan su muerte, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de sus siervos; pero después será habitado como en los días pasados, dice Jehová.

27 Pero tú no temas, siervo mío Jacob, ni desmayes, Israel; porque he aquí que yo te salvaré de lejos, y a tu descendencia de la tierra de su cautividad. Y Jacob volverá a estar sosegado y tranquilo, y no habrá quién lo atemorice.

28 Tú, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, porque yo estoy contigo; porque destruiré a todas las naciones entre las cuales te he dispersado; pero a ti no te destruiré del todo, sino que te castigaré con medida, aunque no te dejaré sin castigo.

Salmos 22

Descripción profética de los sufrimientos del Mesías

Al músico principal; sobre Ajelet-sahar. Salmo de David.

22 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
Dios mío, clamo de día, y no respondes;
Y de noche, y no hay para mí reposo.

Pero tú eres santo,
Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
En ti esperaron nuestros padres;
Esperaron, y tú los libraste.
Clamaron a ti, y fueron librados;
Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.

Mas yo soy gusano, y no hombre;
Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.
Todos los que me ven me escarnecen;
Tuercen los labios, menean la cabeza, diciendo:
Se encomendó a Jehová; líbrele él;
Sálvele, puesto que en él se complacía.

Pero tú eres el que me sacó del vientre;
El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
10 Sobre ti fui echado desde el seno;
Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
11 No te alejes de mí, porque la angustia está cerca;
Porque no hay quien ayude.

12 Me han rodeado muchos toros;
Fuertes toros de Basán me han cercado.
13 Abrieron sobre mí su boca
Como un león rapaz y rugiente.

14 Estoy derramado como agua,
Y todos mis huesos se descoyuntaron;
Mi corazón se torna como cera,
Derritiéndose en medio de mis entrañas.
15 Como un tiesto se secó mi vigor,
Y mi lengua se pegó a mi paladar,
Y me has puesto en el polvo de la muerte.

16 Porque perros me han rodeado;
Me ha cercado una banda de malhechores;
Horadaron mis manos y mis pies.
17 Contar puedo todos mis huesos;
Entretanto, ellos me miran y me observan.
18 Repartieron entre sí mis vestidos,
Y sobre mi túnica echaron suertes.

19 Mas tú, Jehová, no te alejes;
Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.
20 Libra de la espada mi alma,
De las garras del perro mi vida.
21 Sálvame de las fauces del león,
Y líbrame de los cuernos de los búfalos.

22 Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
En medio de la congregación te alabaré.
23 Los que teméis a Jehová, alabadle;
Glorificadle, descendencia toda de Jacob,
Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel.
24 Porque no menospreció ni desdeñó la aflicción del afligido,
Ni de él escondió su rostro;
Sino que cuando clamó a él, le escuchó.
25 De ti procede mi alabanza en la gran congregación;
Mis votos pagaré delante de los que le temen.
26 Comerán los humildes, y serán saciados;
Alabarán a Jehová los que le buscan;
Vivirá su corazón para siempre.

27 Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra,
Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.
28 Porque de Jehová es el reino,
Y él regirá las naciones.

29 Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra;
Se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo,
Puesto que nadie puede conservar la vida a su propia alma.
30 La posteridad le servirá;
Esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.
31 Vendrán, y anunciarán su justicia;
A generaciones que no han nacido aún, anunciarán que él hizo esto.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.