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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
2 Samuel 24

David hace un censo militar(A)

24 Una vez más, la ira del Señor se encendió contra Israel, así que el Señor incitó a David contra el pueblo al decirle: «Haz un censo de Israel y de Judá». Entonces el rey les ordenó a Joab y a los capitanes del ejército que lo acompañaban:[a]

―Id por todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Berseba, y haced un censo militar, para que yo sepa cuántos pueden servir en el ejército.

Joab le respondió:

―¡Que el Señor tu Dios multiplique cien veces las tropas de mi señor el rey, y le permita llegar a verlo con sus propios ojos! Pero ¿qué lleva a mi señor el rey a hacer tal cosa?

Sin embargo, la orden del rey prevaleció sobre la opinión de Joab y de los capitanes del ejército, de modo que salieron de su audiencia con el rey para llevar a cabo el censo militar de Israel. Cruzaron el Jordán y acamparon cerca de Aroer, al sur del pueblo que está en el valle, después de lo cual siguieron hacia Gad y Jazer. Fueron por Galaad y por el territorio de Tajtín Jodsí, hasta llegar a Dan Jaán y a los alrededores de Sidón. Siguieron hacia la fortaleza de Tiro y recorrieron todas las ciudades de los heveos y los cananeos. Finalmente, llegaron a Berseba, en el Néguev de Judá.

Al cabo de nueve meses y veinte días, y después de haber recorrido todo el país, regresaron a Jerusalén. Joab le entregó al rey los resultados del censo militar: en Israel había ochocientos mil hombres que podían servir en el ejército, y en Judá, quinientos mil.

10 Entonces le remordió a David la conciencia por haber realizado este censo militar, y le dijo al Señor: «He cometido un pecado muy grande. He actuado como un necio. Yo te ruego, Señor, que perdones la maldad de tu siervo».

11 Por la mañana, antes de que David se levantara, la palabra del Señor vino al profeta Gad, vidente de David, y le dio este mensaje: 12 «Ve a decirle a David: “Así dice el Señor: ‘Te doy a escoger entre estos tres castigos; dime cuál de ellos quieres que te imponga’ ”». 13 Entonces Gad fue a ver a David y le preguntó:

―¿Qué prefieres: que vengan tres[b] años de hambre en el país, o que tus enemigos te persigan durante tres meses, y tengas que huir de ellos, o que el país sufra tres días de peste? Piénsalo bien, y dime qué debo responderle al que me ha enviado.

14 ―¡Estoy entre la espada y la pared! —respondió David—. Pero es mejor que caigamos en las manos del Señor, porque su amor es grande, y no que yo caiga en las manos de los hombres.

15 Por lo tanto, el Señor mandó contra Israel una peste que duró desde esa mañana hasta el tiempo señalado; y en todo el país, desde Dan hasta Berseba, murieron setenta mil personas. 16 Entonces el ángel del Señor, que estaba junto a la parcela de Arauna el jebuseo, extendió su mano hacia Jerusalén para destruirla. Pero el Señor se arrepintió del castigo que había enviado. «¡Basta! —le dijo al ángel que estaba hiriendo al pueblo—. ¡Detén tu mano!»

17 David, al ver que el ángel destruía a la gente, oró al Señor: «¿Qué culpa tienen estas ovejas? ¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el que ha hecho mal! ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre mi familia!»

David construye un altar(B)

18 Ese mismo día, Gad volvió adonde estaba David y le dijo: «Sube y construye un altar al Señor en la parcela de Arauna el jebuseo».

19 David se puso en camino, tal como el Señor se lo había ordenado por medio de Gad. 20 Arauna se asomó y, al ver que el rey y sus oficiales se acercaban, salió y, rostro en tierra, se postró delante de él.

21 ―Mi señor el rey —dijo Arauna—, ¿a qué debo el honor de su visita?

―Quiero comprarte la parcela —respondió David— y construir un altar al Señor para que se detenga la plaga que está afligiendo al pueblo.

22 ―Tome mi señor el rey y presente como ofrenda lo que mejor le parezca. Aquí hay bueyes para el holocausto, y hay también trillos y yuntas que puede usar como leña. 23 Todo esto te lo doy. ¡Que el Señor tu Dios te vea con agrado!

24 Pero el rey le respondió a Arauna:

―Eso no puede ser. No voy a ofrecer al Señor mi Dios holocaustos que nada me cuesten. Te lo compraré todo por su precio justo.

Fue así como David compró la parcela y los bueyes por cincuenta monedas[c] de plata. 25 Allí construyó un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Entonces el Señor tuvo piedad del país, y se detuvo la plaga que estaba afligiendo a Israel.

Gálatas 4

En otras palabras, mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, a pesar de ser dueño de todo. Al contrario, está bajo el cuidado de tutores y administradores hasta la fecha fijada por su padre. Así también nosotros, cuando éramos menores, estábamos esclavizados por los principios[a] de este mundo. Pero, cuando se cumplió el plazo,[b] Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos. Vosotros ya sois hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba! ¡Padre!» Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y, como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero.

Preocupación de Pablo por los gálatas

Antes, cuando no conocíais a Dios, erais esclavos de los que en realidad no son dioses. Pero, ahora que conocéis a Dios —o más bien que Dios os conoce a vosotros—, ¿cómo es que queréis regresar a esos principios ineficaces y sin valor? ¿Queréis volver a ser esclavos de ellos? 10 ¡Seguís guardando los días de fiesta, meses, estaciones y años! 11 Temo por vosotros, que tal vez me haya estado esforzando en vano.

12 Hermanos, yo me he identificado con vosotros. Os suplico que ahora os identifiquéis conmigo. No es que me hayáis ofendido en algo. 13 Como bien sabéis, la primera vez que os prediqué el evangelio fue debido a una enfermedad, 14 y, aunque esta fue una prueba para vosotros, no me tratasteis con desprecio ni desdén. Al contrario, me recibisteis como a un ángel de Dios, como si se tratara de Cristo Jesús. 15 Pues bien, ¿qué pasó con todo ese entusiasmo? Me consta que, de haberos sido posible, os habríais sacado los ojos para dármelos. 16 ¡Y ahora resulta que por deciros la verdad me he vuelto vuestro enemigo!

17 Esos que muestran mucho interés por ganaros a vosotros no abrigan buenas intenciones. Lo que quieren es alejaros de nosotros para que vosotros os entreguéis a ellos. 18 Está bien mostrar interés, con tal de que ese interés sea bien intencionado y constante, y que no se manifieste solo cuando yo estoy con vosotros. 19 Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros, 20 ¡cómo quisiera estar ahora con vosotros y hablaros de otra manera, porque lo que estáis haciendo me tiene perplejo!

Agar y Sara

21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿por qué no prestáis atención a lo que la ley misma dice? 22 ¿Acaso no está escrito que Abraham tuvo dos hijos, uno de la esclava y otro de la libre? 23 El de la esclava nació por decisión humana, pero el de la libre nació en cumplimiento de una promesa.

24 Ese relato puede interpretarse en sentido figurado: estas mujeres representan dos pactos. Uno, que es Agar, procede del monte Sinaí y tiene hijos que nacen para ser esclavos. 25 Agar representa el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la actual ciudad de Jerusalén, porque junto con sus hijos vive en esclavitud. 26 Pero la Jerusalén celestial es libre, y esa es nuestra madre. 27 Porque está escrito:

«Tú, mujer estéril que nunca has dado a luz,
    ¡grita de alegría!
Tú, que nunca tuviste dolores de parto,
    ¡prorrumpe en gritos de júbilo!
Porque más hijos que la casada
    tendrá la desamparada».[c]

28 Vosotros, hermanos, al igual que Isaac, sois hijos por la promesa. 29 Y así como en aquel tiempo el hijo nacido por decisión humana persiguió al hijo nacido por el Espíritu, así también sucede ahora. 30 Pero ¿qué dice la Escritura? «¡Echa de aquí a la esclava y a su hijo! El hijo de la esclava jamás tendrá parte en la herencia con el hijo de la libre».[d] 31 Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

Ezequiel 31

El cedro del Líbano

31 El día primero del mes tercero del año undécimo, el Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, dile al faraón y a toda su gente:

»“¿Quién se puede comparar con tu grandeza?
Fíjate en Asiria,
    que alguna vez fue cedro del Líbano,
con bello y frondoso ramaje;
    su copa llegaba hasta las nubes.
Las aguas lo hicieron crecer;
    las corrientes profundas lo nutrieron.
Sus ríos corrían en torno a sus raíces;
    sus acequias regaban todos los árboles del campo.
Así el cedro creció
    más alto que todos los árboles.
Gracias a las abundantes aguas,
    se extendió su frondoso ramaje.
Todas las aves del cielo
    anidaban en sus ramas.
Todas las bestias del campo
    parían bajo su follaje.
Todas las naciones
    vivían bajo su sombra.
Era un árbol imponente y majestuoso,
    de ramas extendidas;
sus raíces se hundían
    hasta las profundas aguas.
Ningún cedro en el jardín de Dios
    se le podía comparar;
ningún pino ostentaba un follaje parecido,
    ni tenían sus frondas los castaños.
Ningún árbol del jardín de Dios
    se le comparaba en hermosura.
Yo lo hice bello
    y con un ramaje majestuoso.
En el Edén, jardín de Dios,
    era la envidia de todos los árboles.

10 »”Por eso, así dice el Señor omnipotente: ‘Por cuanto el árbol creció tan alto, y ufano de su altura irguió su copa hasta las nubes, 11 yo lo he desechado; lo he dejado en manos de un déspota invasor, para que lo trate según su maldad. 12 Los extranjeros más crueles lo han talado, abandonándolo a su suerte. Sus ramas han caído en los montes y en los valles; yacen rotas por todas las cañadas del país. Huyeron y lo abandonaron todas las naciones que buscaban protección bajo su sombra. 13 Ahora las aves del cielo se posan sobre su tronco caído, y los animales salvajes se meten entre sus ramas. 14 Y esto es para que ningún árbol que esté junto a las aguas vuelva a crecer tanto; para que ningún árbol, por bien regado que esté, vuelva a elevar su copa hasta las nubes. Todos están destinados a la muerte, a bajar a las regiones profundas de la tierra y quedarse entre los mortales que descienden a la fosa.

15 »” ’Así dice el Señor omnipotente: El día en que el cedro bajó al abismo, hice que el mar subterráneo se secara en señal de duelo. Detuve sus corrientes, y contuve sus ríos; por él cubrí de luto al Líbano, y todos los árboles del campo se marchitaron. 16 Cuando lo hice bajar al abismo, junto con los que descienden a la fosa, con el estruendo de su caída hice temblar a las naciones. Todos los árboles del Edén, los más selectos y hermosos del Líbano, los que estaban mejor regados, se consolaron en las regiones subterráneas. 17 Sus aliados entre las naciones que buscaban protección bajo su sombra también descendieron con él al abismo, junto con los que habían muerto a filo de espada. 18 Ningún árbol del Edén se le podía comparar en grandeza y majestad. No obstante, también él descendió con los árboles del Edén a las regiones subterráneas. Allí quedó tendido en medio de los paganos, junto con los que murieron a filo de espada. ¡Y así será la muerte del faraón y de todos sus súbditos! Lo afirma el Señor omnipotente’ ”».

Salmos 79

Salmo de Asaf.

79 Oh Dios, los pueblos paganos han invadido tu herencia;
    han profanado tu santo templo,
    han dejado en ruinas Jerusalén.
Han entregado los cadáveres de tus siervos
    como alimento a las aves del cielo;
han destinado los cuerpos de tus fieles
    para comida de los animales salvajes.
Por toda Jerusalén han derramado su sangre,
    como si derramaran agua,
    y no hay quien entierre a los muertos.
Nuestros vecinos hacen mofa de nosotros;
    somos blanco de las burlas de quienes nos rodean.

¿Hasta cuándo, Señor?
    ¿Vas a estar enojado para siempre?
    ¿Arderá tu celo como el fuego?
¡Enójate con las naciones que no te reconocen,
    con los reinos que no invocan tu nombre!
Porque a Jacob lo han devorado,
    y el país lo han dejado en ruinas.
No nos tomes en cuenta los pecados de ayer;
    ¡venga pronto tu misericordia a nuestro encuentro,
    porque estamos totalmente abatidos!

Oh Dios y Salvador nuestro,
    por la gloria de tu nombre, ayúdanos;
    por tu nombre, líbranos y perdona nuestros pecados.

10 ¿Por qué van a decir las naciones:
    «¿Dónde está su Dios?»?
Permítenos ver, y muéstrales a los pueblos paganos
    cómo tomas venganza de la sangre de tus siervos.
11 Que lleguen a tu presencia
    los gemidos de los cautivos,
y por la fuerza de tu brazo
    salva a los condenados a muerte.

12 Señor, haz que sientan nuestros vecinos,
    siete veces y en carne propia,
    el oprobio que han lanzado contra ti.
13 Y nosotros, tu pueblo y ovejas de tu prado,
    te alabaremos por siempre;
de generación en generación
    cantaremos tus alabanzas.

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