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Read the Gospels in 40 Days

Read through the four Gospels--Matthew, Mark, Luke, and John--in 40 days.
Duration: 40 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Juan 7-8

Jesús en la fiesta de los Tabernáculos

Después de esto, andaba Jesús por Galilea. No quería andar por Judea porque los judíos lo buscaban para matarlo. Estaba próxima la fiesta de los Tabernáculos de los judíos. Por tanto, le dijeron sus hermanos:

—Sal de aquí y vete a Judea para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque nadie que procura darse a conocer hace algo en oculto. Puesto que haces estas cosas, manifiéstate al mundo.

Pues ni aun sus hermanos creían en él. Entonces Jesús les dijo:

—Mi tiempo no ha llegado todavía pero el tiempo de ustedes siempre está a la mano. El mundo no puede aborrecerlos a ustedes pero a mí me aborrece porque yo doy testimonio de él, que sus obras son malas. Suban ustedes a la fiesta. Yo no subo todavía a esta fiesta porque mi tiempo aún no se ha cumplido.

Habiendo dicho esto, él se quedó en Galilea. 10 Pero cuando sus hermanos hubieron subido a la fiesta, entonces él también subió, no abiertamente sino en secreto. 11 Los judíos lo buscaban en la fiesta y decían:

—¿Dónde está aquel?

12 Había una gran murmuración acerca de él entre las multitudes. Unos decían: “Es bueno”. Pero otros decían: “No, sino que engaña a la gente”. 13 Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de él por miedo de los judíos.

14 Cuando ya había pasado la mitad de la fiesta, subió Jesús al templo y enseñaba. 15 Entonces los judíos se asombraban diciendo:

—¿Cómo sabe este de letras sin haber estudiado?

16 Por tanto, Jesús les respondió y dijo:

—Mi doctrina no es mía sino de aquel que me envió. 17 Si alguien quiere hacer su voluntad, conocerá si mi doctrina proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta. 18 El que habla de sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que lo envió, este es verdadero y en él no hay injusticia. 19 ¿No les dio Moisés la Ley? Y ninguno de ustedes la cumple. ¿Por qué buscan matarme?

20 La multitud respondió:

—Demonio tienes. ¿Quién busca matarte?

21 Jesús respondió y les dijo:

—Una sola obra hice, y todos se asombran. 22 Por esto Moisés les dio la circuncisión (no porque sea de Moisés sino de los padres), y en sábado circuncidan al hombre. 23 Si el hombre recibe la circuncisión en sábado a fin de que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿se enojan conmigo porque en sábado sané a un hombre por completo? 24 No juzguen según las apariencias sino juzguen con justo juicio.

¿Es Jesús el Cristo?

25 Decían entonces algunos de Jerusalén:

—¿No es este a quien buscan para matarle? 26 ¡He aquí, habla públicamente y no le dicen nada! ¿Será que los principales realmente han reconocido que él es el Cristo? 27 Pero este, sabemos de dónde es; pero cuando venga el Cristo nadie sabrá de dónde sea.

28 Entonces Jesús alzó la voz en el templo, enseñando y diciendo:

—A mí me conocen y saben de dónde soy. Y yo no he venido por mí mismo; más bien, el que me envió, a quien ustedes no conocen, es verdadero. 29 Yo lo conozco, porque de él provengo y él me envió.

30 Entonces procuraban prenderle, pero nadie puso su mano sobre él porque todavía no había llegado su hora. 31 Muchos del pueblo creyeron en él y decían: “Cuando venga el Cristo, ¿hará más señales que las que hizo este?”.

32 Los fariseos oyeron que la multitud murmuraba estas cosas acerca de él, y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron guardias para tomarlo preso. 33 Entonces dijo Jesús:

—Todavía estaré con ustedes un poco de tiempo; luego iré al que me envió. 34 Me buscarán y no me hallarán, y a donde yo estaré ustedes no podrán ir.

35 Entonces los judíos se decían entre sí:

—¿A dónde se ha de ir este, que nosotros no lo hallemos? ¿Acaso ha de ir a la dispersión entre los griegos para enseñar a los griegos? 36 ¿Qué significa este dicho que dijo: “Me buscarán y no me hallarán, y no podrán ir a donde yo estaré”?

37 Pero en el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso de pie y alzó la voz diciendo:

—Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior.

39 Esto dijo acerca del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues todavía no había sido dado el Espíritu[a] porque Jesús aún no había sido glorificado.

40 Entonces, cuando algunos de la multitud oyeron estas palabras, decían: “¡Verdaderamente, este es el profeta!”[b]. 41 Otros decían: “Este es el Cristo”. Pero otros decían: “¿De Galilea habrá de venir el Cristo? 42 ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de la aldea de Belén, de donde era David[c]?”. 43 Así que había disensión entre la gente por causa de él. 44 Algunos de ellos querían tomarlo preso, pero ninguno le echó mano.

Las autoridades se oponen a Jesús

45 Luego los guardias regresaron a los principales sacerdotes y a los fariseos, y estos les dijeron:

—¿Por qué no lo trajeron?

46 Los guardias respondieron:

—¡Nunca habló hombre alguno así!

47 Entonces los fariseos les respondieron:

—¿Será posible que ustedes también hayan sido engañados? 48 ¿Habrá creído en él alguno de los principales o de los fariseos? 49 Pero esta gente que no conoce la ley es maldita.

50 Nicodemo, el que fue a Jesús al principio y que era uno de ellos, les dijo:

51 —¿Juzga nuestra ley a un hombre si primero no se le oye y se entiende qué hace?

52 Le respondieron y dijeron:

—¿Eres tú también de Galilea? Escudriña y ve que de Galilea no se levanta ningún profeta.

La mujer sorprendida en adulterio

53 [d][Y se fue cada uno a su casa.

Pero Jesús se fue al monte de los Olivos, y muy de mañana volvió al templo. Todo el pueblo venía a él y sentado, les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio, le dijeron:

—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el mismo acto de adulterio. Ahora bien, en la ley Moisés nos mandó apedrear a las tales. Tú, pues, ¿qué dices?

Esto decían para probarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en la tierra con el dedo. Pero, como insistieron en preguntarle, se enderezó y les dijo:

—El de ustedes que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.

Al inclinarse hacia abajo otra vez, escribía en tierra. Pero cuando lo oyeron, salían uno por uno comenzando por los más viejos[e]. Solo quedaron Jesús y la mujer, que estaba en medio. 10 Entonces Jesús se enderezó y le preguntó:

—Mujer, ¿dónde están?[f]. ¿Ninguno te ha condenado?

11 Y ella dijo:

—Ninguno, Señor.

Entonces Jesús le dijo:

—Ni yo te condeno. Vete y, desde ahora, no peques más].

Testimonio de Jesús sobre sí mismo

12 Jesús les habló otra vez a los fariseos diciendo:

—Yo soy la luz del mundo. El que me sigue nunca andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida.

13 Entonces los fariseos le dijeron:

—Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.

14 Jesús respondió y les dijo:

—Aun si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero porque sé de dónde vine y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. 15 Ustedes juzgan según la carne pero yo no juzgo a nadie. 16 Y aun si yo juzgo, mi juicio es verdadero porque no soy yo solo sino yo y el Padre que me envió. 17 En la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió también da testimonio de mí.

19 Entonces le decían:

—¿Dónde está tu Padre?

Respondió Jesús:

—Ni a mí me conocen, ni a mi Padre. Si a mí me hubieran conocido, a mi Padre también habrían conocido.

20 Estas palabras habló Jesús enseñando en el templo en el lugar de las ofrendas; y nadie lo prendió porque todavía no había llegado su hora.

21 Luego Jesús les dijo otra vez:

—Yo me voy, y me buscarán; pero en su pecado morirán. A donde yo voy ustedes no pueden ir.

22 Entonces los judíos decían:

—¿Será posible que se habrá de matar a sí mismo? Pues dice: “A donde yo voy, ustedes no pueden ir”.

23 Él les decía:

—Ustedes son de abajo; yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo; yo no soy de este mundo. 24 Por esto les dije que morirán en sus pecados; porque a menos que crean que Yo Soy, en sus pecados morirán.

25 Así que le decían:

—Tú, ¿quién eres?

Entonces Jesús les dijo:

—Lo mismo que les vengo diciendo desde el principio. 26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de ustedes. Pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de parte de él, esto hablo al mundo.

27 Pero no entendieron que les hablaba del Padre. 28 Entonces Jesús les dijo:

—Cuando hayan levantado al Hijo del Hombre, entonces entenderán que Yo Soy, y que nada hago de mí mismo sino que estas cosas hablo así como el Padre me enseñó. 29 Porque el que me envió, conmigo está. El Padre no me ha dejado solo porque yo hago siempre lo que le agrada a él.

30 Mientras él decía estas cosas, muchos creyeron en él.

La verdad los hará libres

31 Por tanto, Jesús decía a los judíos que habían creído en él:

—Si ustedes permanecen en mi palabra serán verdaderamente mis discípulos; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

33 Le respondieron:

—Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Llegarán a ser libres”?

34 Jesús les respondió:

—De cierto, de cierto les digo que todo aquel que practica el pecado es esclavo del pecado. 35 El esclavo no permanece en la casa para siempre; el Hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo los hace libres, serán verdaderamente libres. 37 Sé que son descendientes de Abraham; no obstante, procuran matarme porque mi palabra no tiene cabida en ustedes. 38 Yo hablo de lo que he visto estando con el Padre, y ustedes hacen lo que han oído de parte de su padre.

Los verdaderos hijos de Dios

39 Respondieron y le dijeron:

—Nuestro padre es Abraham.

Jesús les dijo:

—Puesto que son hijos de Abraham, hagan las obras de Abraham[g]. 40 Pero ahora procuran matarme a mí, un hombre que les he hablado la verdad que oí de parte de Dios. ¡Esto no lo hizo Abraham! 41 Ustedes hacen las obras de su padre.

Entonces le dijeron:

—Nosotros no hemos nacido de inmoralidad sexual. Tenemos un solo padre, Dios.

42 Entonces Jesús les dijo:

—Si Dios fuera el padre de ustedes, me amarían; porque yo he salido y he venido de Dios. Yo no he venido por mí mismo sino que él me envió. 43 ¿Por qué no comprenden lo que digo? Porque no pueden oír mi palabra. 44 Ustedes son de su padre el diablo, y quieren satisfacer los deseos de su padre. Él era homicida desde el principio y no se basaba en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo propio habla porque es mentiroso y padre de mentira. 45 Pero a mí, porque les digo la verdad, no me creen. 46 ¿Quién de ustedes me halla culpable de pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué ustedes no me creen? 47 El que es de Dios escucha las palabras de Dios. Por esta razón ustedes no las escuchan, porque no son de Dios.

Cristo y Abraham

48 Respondieron los judíos y le dijeron:

—¿No decimos bien nosotros que tú eres samaritano y que tienes demonio?

49 Respondió Jesús:

—Yo no tengo demonio. Más bien, honro a mi Padre; pero ustedes me deshonran. 50 Yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzga. 51 De cierto, de cierto les digo que si alguno guarda mi palabra nunca verá la muerte para siempre.

52 Entonces los judíos le dijeron:

—¡Ahora sabemos que tienes demonio! Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: “Si alguno guarda mi palabra nunca gustará muerte para siempre”. 53 ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham quien murió, o los profetas quienes también murieron? ¿Quién pretendes ser?

54 Respondió Jesús:

—Si yo me glorifico a mí mismo mi gloria no es nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien ustedes dicen: “Es nuestro Dios”. 55 Y ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco. Si digo que no lo conozco seré mentiroso como ustedes. Pero lo conozco y guardo su palabra. 56 Abraham, el padre de ustedes, se regocijó de ver mi día. Él lo vio y se gozó.

57 Entonces le dijeron los judíos:

—Aún no tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

58 Les dijo Jesús:

—De cierto, de cierto les digo que antes que Abraham existiera, Yo Soy[h].

59 Entonces tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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