Read the Gospels in 40 Days
21 ¶ Y como se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de las Olivas, entonces Jesús envió dos discípulos,
2 Diciéndoles: Id a la aldea que está delante de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.
3 Y si alguno os dijere algo, decid: El Señor los necesita. Y luego los dejará.
4 Y todo esto fue hecho, para que se cumpliera lo que fue dicho por el profeta, que dijo:
5 Decid a la hija de Sión: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, y sobre un pollino, hijo de bestia de yugo.
6 Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;
7 Y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y se sentó sobre ellos.
8 Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino.
9 Y las personas que iban delante, y las que iban detrás, aclamaban diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
10 Y entrando él en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó, diciendo: ¿Quién es éste?
11 Y los acompañantes decían: Este es Jesús, el Profeta, de Nazaret de Galilea.
12 ¶ Y entró Jesús en el Templo de Dios, y echó fuera todos los que vendían y compraban en el Templo, y trastornó las mesas de los cambiadores, y las sillas de los que vendían palomas;
13 Y les dice: Escrito está: Mi Casa, Casa de oración será llamada; mas vosotros cueva de ladrones la habéis hecho.
14 Entonces vinieron a él ciegos y cojos en el Templo, y los sanó.
15 Mas los príncipes de los sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! Se indignaron,
16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí; ¿nunca leisteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
17 Y dejándolos, se marchó fuera de la ciudad, a Betania; y posó allí.
18 ¶ Y por la mañana volviendo a la ciudad, tuvo hambre.
19 Y viendo una higuera sobre el camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
20 Y viendo esto los discípulos, maravillados decían: ¡Cómo se secó luego la higuera!
21 Y respondiendo Jesús les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto a la higuera; mas si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.
22 Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
23 ¶ Y como vino al Templo, se acercaron a él cuando estaba enseñando, los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, diciendo: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te dio esta autoridad?
24 Y respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os preguntaré una palabra, la cual si me dijereis, también yo os diré con qué autoridad hago esto.
25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces pensaron entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué pues no le creisteis?
26 Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.
27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Ni yo os digo con qué autoridad hago esto.
28 ¶ Pero, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.
29 Y respondiendo él, dijo: No quiero; mas después, arrepentido, fue.
30 Y llegando al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Yo voy señor. Y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Dicen ellos: El primero. Les dijo Jesús: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras os van delante al Reino de Dios.
32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia (rectitud), y no le creisteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, nunca os arrepentisteis después para creerle.
33 ¶ Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña; y la cercó de vallado, y cavó en ella un lagar, y edificó una torre, y la dio a renta a labradores, y se fue lejos.
34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus esclavos a los labradores, para que recibieran sus frutos.
35 Mas los labradores, tomando a los esclavos, al uno hirieron, y al otro mataron, y al otro apedrearon.
36 Envió de nuevo otros esclavos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.
37 Y a la postre les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
38 Mas los labradores, viendo al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y tomemos su heredad.
39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.
40 Pues cuando viniere el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
41 Le dicen: a los malos destruirá sin misericordia, y su viña dará a renta a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.
42 Les dijo Jesús: ¿Nunca leisteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que edificaban, ésta fue hecha por cabeza de esquina? Por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos.
43 Por tanto os digo, que el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que hagan el fruto de él.
44 Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
45 Oyendo los príncipes de los sacerdotes y los fariseos sus parábolas, entendieron que hablaba de ellos.
46 Y buscando cómo echarle mano, temieron al pueblo; porque le tenían por profeta.
22 ¶ Y respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:
2 El Reino de los cielos es semejante a un hombre rey, que hizo fiesta de bodas a su hijo;
3 y envió sus esclavos para que llamaran a los invitados a las bodas; pero no quisieron venir.
4 Volvió a enviar otros esclavos, diciendo: Decid a los llamados: He aquí, mi comida he aparejado, mis toros y animales engordados son muertos, y todo está preparado: venid a las bodas.
5 Mas ellos sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza y otro a sus negocios.
6 Y otros, tomando a sus esclavos, los afrentaron y los mataron.
7 Y el rey, oyendo esto, se enojó y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y puso fuego a su ciudad.
8 Entonces dice a sus esclavos: Las bodas a la verdad están preparadas, mas los que eran llamados no eran dignos.
9 Id pues a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos hallareis.
10 Y saliendo los esclavos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
11 Y entró el rey para ver los convidados, y vio allí un hombre no vestido de vestido de boda.
12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda? Y a él se le cerró la boca.
13 Entonces el rey dijo a los esclavos: Atadlo de pies y de manos tomadle, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
15 ¶ Entonces, idos los fariseos, consultaron cómo le tomarían en alguna palabra.
16 Y envían a él los discípulos de ellos, con los de Herodes, diciendo: Maestro, sabemos que eres amador de verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te curas de nadie, porque no tienes acepción de persona de hombres.
17 Dinos pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?
18 Mas Jesús, entendida su malicia, les dice: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?
19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
20 Entonces les dice: ¿De quién es esta imagen, y lo que está encima escrito?
21 Ellos le dicen: De César. Y les dijo: Pagad pues a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
22 Y oyendo esto, se maravillaron, y dejándole se fueron.
23 ¶ Aquel día llegaron a él los saduceos, que dicen no haber resurrección, y le preguntaron,
24 diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se case con su mujer, y despertará simiente a su hermano.
25 Hubo pues, entre nosotros siete hermanos; y el primero tomó mujer, y murió; y no teniendo simiente, dejó su mujer a su hermano.
26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta los siete.
27 Y después de todos murió también la mujer.
28 En la resurrección pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer? Porque todos la tuvieron.
29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y la potencia de Dios.
30 Porque en la resurrección, ni los maridos tomarán mujeres, ni las mujeres maridos; porque son como los ángeles de Dios en el cielo.
31 Y de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que es dicho de Dios a vosotros, que dice:
32 YO SOY el Dios de Abraham y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de los muertos, sino de los que viven.
33 Y oyendo esto la multitud, estaba fuera de sí por su doctrina.
34 ¶ Entonces los fariseos, oyendo que había cerrado la boca a los saduceos, se juntaron a una.
35 Y preguntó uno de ellos, intérprete de la ley, tentándole y diciendo:
36 Maestro, ¿cuál es el Mandamiento Grande en la ley?
37 Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón y de toda tu alma y de toda tu mente.
38 Este es el Primero y el Grande Mandamiento.
39 Y el Segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
41 ¶ Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó,
42 diciendo: ¿Qué os parece del Cristo? ¿De quién es Hijo? Le dicen ellos: De David.
43 El les dice: ¿Pues cómo David en Espíritu le llama Señor, diciendo:
44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra y entre tanto que pongo tus enemigos por estrado de tus pies?
45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su Hijo?
46 Y nadie le podía responder palabra. Ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
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