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Read the Gospels in 40 Days

Read through the four Gospels--Matthew, Mark, Luke, and John--in 40 days.
Duration: 40 days
Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Lucas 1-3

¶ Habiendo muchos tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas,

tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de la palabra;

me ha parecido también a mí, después de haber entendido todas las cosas desde el principio con diligencia, escribírtelas por orden, oh buen Teófilo,

para que conozcas la seguridad de las cosas en las cuales has sido enseñado.

¶ Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; y su mujer, de las hijas de Aarón, llamada Elisabet.

Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del Señor.

Y no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran avanzados en días.

Y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios por el orden de su vez,

conforme a la costumbre del sacerdocio, salió en suerte a poner el incienso, entrando en el Templo del Señor.

10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso.

11 Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.

12 Y se turbó Zacarías viéndolo, y cayó temor sobre él.

13 Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te engendrará un hijo, y llamarás su nombre Juan.

14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento.

15 Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra; y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.

16 Y a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos.

17 Porque él irá delante de él con el Espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo preparado.

18 Y dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer avanzada en días.

19 Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y soy enviado a hablarte, y a darte este evangelio.

20 Y he aquí estarás mudo y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creiste a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.

21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se maravillaban de que él se detuviera en el Templo.

22 Y saliendo, no les podía hablar; y entendieron que había visto visión en el Templo; y él les hablaba por señas, y quedó mudo.

23 Y fue, que cumplidos los días de su oficio, se vino a su casa.

24 Y después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se encubrió por cinco meses, diciendo:

25 Porque el Señor me ha hecho así en los días en que miró para quitar mi afrenta entre los hombres.

26 ¶ Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,

27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la Casa de David; y el nombre de la virgen era María.

28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Gozo hallas, amada! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.

29 Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación sería ésta.

30 Entonces el ángel le dice: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios.

31 Y he aquí, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.

32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y le dará el Señor Dios el trono de David su padre;

33 y reinará en la Casa de Jacob por siempre; y de su Reino no habrá fin.

34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Porque no conozco varón.

35 Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por lo cual también lo Santo que de ti nacerá, será llamado Hijo de Dios.

36 Y he aquí, Elisabet tu parienta, también ella ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes para ella que era llamada la estéril;

37 porque ninguna cosa es imposible para Dios.

38 Entonces María dijo: He aquí la criada del Señor; cúmplase en mí conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

39 ¶ En aquellos días levantándose María, fue a la montaña con prisa, a una ciudad de Judá;

40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet.

41 Y aconteció, que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,

42 y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.

43 ¿Y de dónde esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?

44 Porque he aquí, cuando llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.

45 Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor.

46 Entonces María dijo: engrandece mi alma al Señor;

47 Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salud,

48 porque miró a la bajeza de su criada; Porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.

49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; y santo es su Nombre.

50 Y su misericordia de generación a generación a los que le temen.

51 Hizo valentía con su brazo; esparció los soberbios del pensamiento de su corazón.

52 Quitó los poderosos de los tronos, y levantó a los humildes.

53 A los hambrientos colmó de bienes; y a los ricos envió vacíos.

54 Recibió a Israel su criado, acordándose de la misericordia.

55 Como habló a nuestros padres, a Abraham y a su simiente para siempre.

56 Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.

57 ¶ Y a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo.

58 Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios había hecho con ella grande misericordia, y se alegraron con ella.

59 Y aconteció, que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías.

60 Y respondiendo su madre, dijo: No; sino Juan será llamado.

61 Y le dijeron: ¿Por qué? Nadie hay en tu parentela que se llame con este nombre.

62 Y hablaron por señas a su padre, cómo le quería llamar.

63 Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.

64 Y luego fue abierta su boca y su lengua, y habló bendiciendo a Dios.

65 Y hubo temor sobre todos los vecinos de ellos; y en todas las montañas de Judea fueron divulgadas todas estas cosas.

66 Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.

67 ¶ Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:

68 Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,

69 y nos alzó el cuerno de salud en la Casa de David su siervo,

70 como habló por boca de los santos que fueron desde el principio, sus profetas:

71 Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron;

72 para hacer misericordia con nuestros padres, y acordándose de su santo testamento;

73 del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que nos había de dar,

74 que sin temor librados de nuestros enemigos, le serviríamos

75 en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.

76 Y tú, niño: profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor, para aparejar sus caminos;

77 dando conocimiento de salud a su pueblo, para remisión de sus pecados,

78 por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto el amanecer,

79 para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz.

80 Y el niño crecía, y era confortado del Espíritu; y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró a Israel.

¶ Y aconteció en aquellos días que salió edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuera empadronada.

Este empadronamiento primero fue hecho siendo Cirenio gobernador de Siria.

E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.

Y subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David;

Para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.

Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.

Y dio a luz a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

¶ Y había pastores en la misma tierra, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.

Y he aquí el ángel del Señor vino sobre ellos, y la claridad de Dios los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor.

10 Mas el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy evangelio de gran gozo, que será a todo el pueblo;

11 que os es nacido hoy Salvador, que es Cristo, el Señor, en la ciudad de David.

12 Y esto os será por señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.

13 Y repentinamente hubo con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, que alababan a Dios, y decían:

14 Gloria en las alturas a Dios, Y en la tierra paz, y en el hombre buena voluntad.

15 Y aconteció que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores dijeron los unos a los otros: Pasemos pues hasta Belén, y veamos esto que ha acontecido, y el Señor nos ha mostrado.

16 Y vinieron aprisa, y hallaron a María, y a José, y al niño acostado en el pesebre.

17 Y viéndolo, hicieron notorio lo que les había sido dicho del niño.

18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.

19 Mas María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

20 Y se volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios de todas las cosas que habían oído y visto, como les había sido dicho.

21 ¶ Y pasados los ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre JESÚS; el cual le fue puesto por el ángel antes que él fuera concebido en el vientre.

22 Y cuando se cumplieron los días de su purificación, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor,

23 (Como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz, será santo al Señor),

24 y para dar la ofrenda, conforme a lo que está dicho en la ley del Señor: un par de tórtolas, o dos palominos.

25 ¶ Y he aquí, había un hombre en Jerusalén, llamado Simeón, y este hombre, justo y pío, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo era sobre él.

26 Y había recibido respuesta del Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viera al Cristo del Señor.

27 Y vino por el Espíritu al templo. Y cuando sus padres trajeron al niño Jesús al Templo, para hacer por él conforme a la costumbre de la ley.

28 Entonces él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, y dijo:

29 Ahora despides, Señor, a tu esclavo, Conforme a tu palabra, en paz;

30 porque han visto mis ojos tu Salud,

31 la cual has aparejado en presencia de todos los pueblos;

32 lumbre para ser revelada a los gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel.

33 Y José y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de él.

34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste es puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel; y para señal a la que será contradicho;

35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean manifestados los pensamientos de muchos corazones.

36 Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; la cual había venido en grande edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad;

37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años, que no se apartaba del Templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.

38 Y ésta, sobreviniendo en la misma hora, juntamente confesaba al Señor, y hablaba de él a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

39 Y cuando cumplieron todas las cosas según la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

40 Y el niño crecía, y era confortado del Espíritu, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.

41 ¶ E iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.

42 Y cuando fue de doce años, subieron ellos a Jerusalén conforme a la costumbre de la Fiesta.

43 Y acabados los días, volviendo ellos, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin saberlo José y su madre.

44 Y pensando que estaba en la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y entre los conocidos;

45 mas como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole.

46 Y aconteció, que después de tres días le hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles.

47 Y todos los que le oían, estaban fuera de sí de su entendimiento y de sus respuestas.

48 Y cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor.

49 Entonces él les dice: ¿Qué hay? ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios que son de mi Padre me conviene estar?

50 Mas ellos no entendieron la palabra que les habló.

51 Y descendió con ellos, y vino a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.

52 Y Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia para con Dios y los hombres.

¶ Y en el año quince del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia,

siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.

Y él vino por toda la tierra alrededor del Jordán predicando el bautismo del arrepentimiento para la remisión de pecados;

como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías que dice: Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor, Haced derechas sus sendas.

Todo valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado; y los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos allanados;

y verá toda carne la Salud de Dios.

Y decía a los de la multitud que salía para ser bautizados de él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira que vendrá?

Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir en vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que puede Dios, aun de estas piedras, levantar hijos a Abraham.

Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; todo árbol pues que no hace buen fruto, es cortado, y echado en el fuego.

10 Y ellos le preguntaban, diciendo: ¿Pues qué haremos?

11 Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.

12 Y vinieron también publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?

13 Y él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado.

14 Y le preguntaron también los soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No oprimáis, ni acuseis falsamente a nadie; y estad contentos con vuestros salarios.

15 ¶ Y estando el pueblo esperando, y pensando todos de Juan en sus corazones, si él sería el Cristo,

16 respondió Juan, diciendo a todos: Yo, a la verdad, os bautizo en agua; mas viene quien es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de sus zapatos; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego;

17 su aventador está en su mano, y limpiará su era, y juntará el trigo en su alfolí, y la paja quemará en fuego que nunca se apagará.

18 Y amonestando, muchas otras cosas anunciaba el Evangelio al pueblo.

19 Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por él a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que había hecho Herodes,

20 añadió también esto sobre todo, que encerró a Juan en la cárcel.

21 ¶ Y aconteció que, cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,

22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y fue hecha una voz del cielo que decía: TÚ eres mi Hijo amado, en ti es mi placer.

23 Y el mismo Jesús comenzaba a ser como de treinta años, hijo de José, como se creía; que fue hijo de Elí,

24 que fue de Matat, que fue de Leví, que fue de Melqui, que fue de Jana, que fue de José,

25 que fue de Matatías, que fue de Amós, que fue de Nahum, que fue de Esli,

26 que fue de Nagai, que fue de Maat, que fue de Matatías, que fue de Semei, que fue de José, que fue de Judá,

27 que fue de Joana, que fue de Resa, que fue de Zorobabel, que fue de Salatiel,

28 que fue de Neri, que fue de Melqui, que fue de Adi, que fue de Cosam, que fue de Elmodam, que fue de Er,

29 que fue de Josué, que fue de Eliezer, que fue de Jorim, que fue de Matat,

30 que fue de Leví, que fue de Simeón, que fue de Judá, que fue de José, que fue de Jonán, que fue de Eliaquim,

31 que fue de Melea, que fue de Mainán, que fue de Matata, que fue de Natán,

32 que fue de David, que fue de Jessé, que fue de Obed, que fue de Booz, que fue de Salmón, que fue de Naasón,

33 que fue de Aminadab, que fue de Aram, que fue de Esrom, que fue de Fares,

34 que fue de Judá, que fue de Jacob, que fue de Isaac, que fue de Abraham, que fue de Taré, que fue de Nacor,

35 que fue de Serug, que fue de Ragau, que fue de Peleg, que fue de Heber,

36 que fue de Sala, que fue de Cainán, que fue de Arfaxad, que fue de Sem, que fue de Noé, que fue de Lamec,

37 que fue de Matusalén, que fue de Enoc, que fue de Jared, que fue de Mahalaleel,

38 que fue de Cainán, que fue de Enós, que fue de Set, que fue de Adán, que fue de Dios.

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