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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
2 Reyes 24-25

24 Durante el reinado de Joacim, Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió la tierra de Judá. Joacim se rindió y le pagó tributo durante tres años, pero después se rebeló. Entonces el Señor mandó contra Judá bandas de saqueadores babilonios,[a] arameos, moabitas y amonitas a fin de destruirla, tal como el Señor lo había prometido por medio de sus profetas. Estas calamidades le sucedieron a Judá por orden del Señor. Él había decidido expulsar a Judá de su presencia debido a los muchos pecados de Manasés, quien había llenado Jerusalén con sangre inocente. El Señor no perdonaba eso.

Los demás acontecimientos del reinado de Joacim y todos sus logros están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá. Cuando Joacim murió, su hijo Joaquín lo sucedió en el trono.

A partir de entonces, el rey de Egipto no se atrevió a salir más de su país, porque el rey de Babilonia conquistó toda la región que anteriormente pertenecía a Egipto, desde el arroyo de Egipto hasta el río Éufrates.

Joaquín gobierna sobre Judá

Joaquín tenía dieciocho años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén tres meses. Su madre se llamaba Nehusta y era hija de Elnatán, de Jerusalén. Joaquín hizo lo malo a los ojos del Señor, igual que su padre.

10 Durante el reinado de Joaquín, los oficiales del rey Nabucodonosor de Babilonia subieron contra Jerusalén y la sitiaron. 11 El propio Nabucodonosor llegó a la ciudad durante el sitio. 12 Entonces el rey Joaquín, junto con la reina madre, sus consejeros, sus comandantes y sus oficiales, se rindieron ante los babilonios.

Durante el octavo año de su reinado, Nabucodonosor tomó a Joaquín prisionero. 13 Como el Señor ya había dicho, Nabucodonosor se llevó todos los tesoros del templo del Señor y del palacio real. Sacó[b] todos los objetos de oro que el rey Salomón había puesto en el templo. 14 El rey Nabucodonosor se llevó cautiva a toda la población de Jerusalén—unas diez mil personas en total—incluso a los comandantes y a los mejores soldados, y a los artesanos y a otras personas habilidosas. Solo dejaron en el país a la gente más pobre.

15 Nabucodonosor llevó cautivo a Babilonia al rey Joaquín, junto con la reina madre, las esposas del rey, sus funcionarios y las personas más influyentes de la sociedad de Jerusalén. 16 También desterró a siete mil de los mejores soldados, y a mil artesanos y a otras personas habilidosas, todos fuertes y aptos para la guerra. 17 Después el rey de Babilonia puso en el trono a Matanías, tío de Joaquín,[c] para que fuera el siguiente rey y le cambió el nombre a Sedequías.

Sedequías gobierna sobre Judá

18 Sedequías tenía veintiún años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén once años. Su madre se llamaba Hamutal y era hija de Jeremías, de Libna. 19 Sin embargo, Sedequías hizo lo malo a los ojos del Señor, igual que Joacim. 20 Estas cosas sucedieron debido al enojo que el Señor tenía contra la gente de Jerusalén y de Judá, hasta que finalmente los expulsó de su presencia y los envió al destierro.

Caída de Jerusalén

Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.

25 Así que el 15 de enero,[d] durante el noveno año del reinado de Sedequías, Nabucodonosor, rey de Babilonia, dirigió a todo su ejército contra Jerusalén. Rodearon la ciudad y construyeron rampas de asalto contra las murallas. Jerusalén estuvo sitiada hasta el año once del reinado de Sedequías.

Hacia el 18 de julio del año once del reinado de Sedequías,[e] el hambre en la ciudad ya era muy intensa y se había agotado por completo lo último que quedaba de alimento. Entonces abrieron una brecha en la muralla de la ciudad. Como la ciudad estaba rodeada por los babilonios,[f] los soldados esperaron hasta la caída del sol y escaparon[g] por la puerta que está entre las dos murallas detrás del jardín real. Entonces se dirigieron al valle del Jordán.[h]

Sin embargo, las tropas babilónicas[i] persiguieron al rey y lo alcanzaron en las llanuras de Jericó, porque todos sus hombres lo habían abandonado y se habían dispersado. Capturaron al rey y lo llevaron ante el rey de Babilonia, que se encontraba en Ribla, donde dictó sentencia contra Sedequías. Hicieron que Sedequías observara mientras masacraban a sus hijos. Luego le sacaron los ojos, lo ataron con cadenas de bronce y lo llevaron a Babilonia.

Destrucción del templo

El 14 de agosto de ese año,[j] que era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, llegó a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia y funcionario del rey babilónico. Quemó por completo el templo del Señor, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. Destruyó todos los edificios importantes[k] de la ciudad. 10 Después supervisó a todo el ejército babilónico mientras derribaba por completo las murallas de Jerusalén. 11 Entonces Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó cautivas a las personas que quedaban en la ciudad, a los desertores que habían jurado lealtad al rey de Babilonia y al resto de la población; 12 pero el capitán de la guardia permitió que algunos de los más pobres se quedaran para cuidar los viñedos y los campos.

13 Los babilonios hicieron pedazos las columnas de bronce que estaban al frente del templo del Señor, las carretas de bronce para llevar agua y el enorme tazón de bronce llamado el Mar, y se llevaron todo el bronce a Babilonia. 14 También se llevaron los recipientes para la ceniza, las palas, las despabiladeras de las lámparas, los cucharones y todos los demás objetos de bronce que se usaban para realizar los sacrificios en el templo. 15 El capitán de la guardia también se llevó los recipientes para quemar incienso y los tazones, y todos los demás objetos de oro puro o de plata.

16 El peso del bronce de las dos columnas, el Mar y las carretas para llevar agua era tanto que no podía calcularse. Estos objetos se habían hecho para el templo del Señor en tiempos de Salomón. 17 Cada columna tenía ocho metros con treinta centímetros[l] de alto. El capitel de bronce en la parte superior de cada columna era de dos metros con treinta centímetros[m] de alto y estaba decorado alrededor con una red de granadas hecha de bronce.

18 Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó consigo como prisioneros al sumo sacerdote Seraías, al sacerdote de segundo rango Sofonías, y a los tres porteros principales. 19 De la gente que seguía escondida en la ciudad, se llevó a un oficial que había estado al mando del ejército judío, a cinco de los consejeros personales del rey, al secretario principal del comandante del ejército, quien estaba a cargo del reclutamiento, y a otros sesenta ciudadanos. 20 Nabuzaradán, capitán de la guardia, los llevó a todos ante el rey de Babilonia, que se encontraba en Ribla. 21 Allí, en Ribla, en la tierra de Hamat, el rey de Babilonia mandó que los ejecutaran a todos. Así que el pueblo de Judá fue expulsado de su tierra y llevado al destierro.

Gedalías gobierna sobre Judá

22 Luego el rey Nabucodonosor nombró gobernador sobre la gente que había dejado en Judá a Gedalías, hijo de Ahicam y nieto de Safán. 23 Cuando todos los comandantes del ejército y sus hombres se enteraron de que el rey de Babilonia había nombrado gobernador a Gedalías, fueron a verlo a Mizpa. En ese grupo estaban Ismael, hijo de Netanías; Johanán, hijo de Carea; Seraías, hijo de Tanhumet el netofatita; Jezanías,[n] hijo del maacateo; y todos sus hombres.

24 Gedalías les juró que los funcionarios babilónicos no querían hacerles ningún daño. «No les tengan miedo. Vivan en la tierra y sirvan al rey de Babilonia, y todo les irá bien», les prometió.

25 Después, a mediados del otoño de ese año,[o] Ismael, hijo de Netanías y nieto de Elisama, quien era miembro de la familia real, fue con diez hombres a Mizpa y mató a Gedalías. También mató a todos los judíos y babilonios que estaban con él en Mizpa.

26 Entonces toda la gente de Judá, desde el menos importante hasta el más importante, junto con los comandantes del ejército, huyeron despavoridos a Egipto, porque tenían miedo de lo que pudieran hacerles los babilonios.

Esperanza para la descendencia real de Israel

27 En el año treinta y siete del exilio de Joaquín, rey de Judá, Evil-merodac ascendió al trono de Babilonia. El nuevo rey fue bondadoso con[p] Joaquín y lo sacó[q] de la cárcel el 2 de abril de ese año.[r] 28 Le habló con amabilidad y le dio una posición superior a la de los demás reyes exiliados en Babilonia. 29 Le proporcionó a Joaquín ropa nueva para reemplazar la ropa de prisionero y le permitió comer en presencia del rey por el resto de su vida. 30 Así que el rey le dio una ración diaria de comida mientras vivió.

2 Crónicas 36

Joacaz gobierna sobre Judá

36 Entonces la gente de la nación tomó a Joacaz, hijo de Josías, y lo proclamó el siguiente rey en Jerusalén.

Joacaz tenía veintitrés años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén tres meses.

Luego fue quitado por el rey de Egipto, quien exigió que Judá pagara un tributo de tres mil cuatrocientos kilos de plata, y treinta y cuatro kilos de oro.[a]

Joacim gobierna sobre Judá

El rey de Egipto puso en el trono a Eliaquim, hermano de Joacaz, para que fuera el siguiente rey de Judá y de Jerusalén, y le cambió el nombre a Joacim. Después Necao se llevó a Joacaz a Egipto como prisionero.

Joacim tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén once años. Él hizo lo malo a los ojos del Señor su Dios.

Luego el rey Nabucodonosor de Babilonia fue a Jerusalén y la conquistó, sujetó a Joacim con cadenas de bronce y lo llevó a Babilonia. Nabucodonosor también se llevó algunos de los tesoros del templo del Señor y los colocó en su palacio[b] en Babilonia.

Los demás acontecimientos del reinado de Joacim, incluidas todas las maldades que cometió y todo lo que se descubrió en su contra, están registrados en El libro de los reyes de Israel y de Judá. Después su hijo Joaquín ocupó su lugar en el trono.

Joaquín gobierna sobre Judá

Joaquín tenía dieciocho[c] años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén tres meses y diez días. Joaquín hizo lo malo a los ojos del Señor.

10 En la primavera de ese año,[d] el rey Nabucodonosor llevó a Joaquín a Babilonia. En esa ocasión, también se llevaron muchos tesoros del templo del Señor. Nabucodonosor puso en el trono a Sedequías, tío[e] de Joaquín, para que fuera el siguiente rey de Judá y de Jerusalén.

Sedequías gobierna sobre Judá

11 Sedequías tenía veintiún años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén once años. 12 Sin embargo, Sedequías hizo lo malo a los ojos del Señor su Dios y se negó a humillarse cuando el profeta Jeremías le habló directamente de parte del Señor. 13 También se rebeló contra el rey Nabucodonosor, a pesar de que había hecho un juramento de lealtad en nombre de Dios. Sedequías era un hombre duro y terco, y rehusó volverse al Señor, Dios de Israel.

14 Asimismo, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo se volvieron cada vez más infieles. Siguieron todas las prácticas paganas de las naciones vecinas y profanaron el templo del Señor que había sido consagrado en Jerusalén.

15 Repetidas veces el Señor, Dios de sus antepasados, envió a sus profetas para advertirles, porque tenía compasión de su pueblo y de su templo. 16 Sin embargo, el pueblo se mofaba de estos mensajeros de Dios y despreciaba sus palabras. Se burlaron con desprecio de los profetas hasta que el enojo del Señor no pudo ser contenido y ya no se podía hacer nada.

Caída de Jerusalén

17 Entonces el Señor mandó al rey de Babilonia contra ellos. Los babilonios[f] mataron a los hombres jóvenes de Judá, y los persiguieron incluso dentro del templo. No tuvieron compasión de la gente, y mataron tanto a los jóvenes como a las muchachas, a los ancianos y a los débiles. Dios los entregó a todos en manos de Nabucodonosor. 18 El rey se llevó a Babilonia todos los objetos, grandes y pequeños, que se usaban en el templo de Dios, y los tesoros tanto del templo del Señor como del palacio del rey y de sus funcionarios. 19 Luego su ejército quemó el templo de Dios, derribó las murallas de Jerusalén, incendió todos los palacios y destruyó por completo todo lo que había de valor.[g] 20 Se llevaron desterrados a Babilonia a los pocos sobrevivientes, y se convirtieron en sirvientes del rey y sus hijos hasta que el reino de Persia llegó al poder.

21 Así se cumplió el mensaje del Señor anunciado por medio de Jeremías. La tierra finalmente disfrutó de su tiempo de descanso, y quedó desolada hasta que se cumplieron los setenta años, tal como el profeta había dicho.

Ciro permite el regreso de los desterrados

22 En el primer año de Ciro, rey de Persia,[h] el Señor cumplió la profecía que había dado por medio de Jeremías.[i] Movió el corazón de Ciro a poner por escrito el siguiente edicto y enviarlo a todo el reino:

23 «Esto dice Ciro, rey de Persia:

»“El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra. Me encargó construirle un templo en Jerusalén, que está en Judá. Cualquiera que pertenezca a su pueblo puede regresar para realizar esta tarea, ¡y que el Señor su Dios esté con ustedes!”».

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