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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Salmos 5

Para el director del coro: salmo de David; acompáñese con flauta.

Oh Señor, óyeme cuando oro;
    presta atención a mi gemido.
Escucha mi grito de auxilio, mi Rey y mi Dios,
    porque solo a ti dirijo mi oración.
Señor, escucha mi voz por la mañana;
    cada mañana llevo a ti mis peticiones y quedo a la espera.

Oh Dios, la maldad no te agrada;
    no puedes tolerar los pecados de los malvados.
Por lo tanto, los orgullosos no pueden estar en tu presencia,
    porque aborreces a todo el que hace lo malo.
Destruirás a los que dicen mentiras;
    el Señor detesta a los asesinos y a los engañadores.

Gracias a tu amor inagotable, puedo entrar en tu casa;
    adoraré en tu templo con la más profunda reverencia.
Guíame por el camino correcto, oh Señor,
    o mis enemigos me conquistarán;
allana tu camino para que yo lo siga.

Mis enemigos no pueden decir la verdad;
    su deseo más profundo es destruir a los demás.
Lo que hablan es repugnante, como el mal olor de una tumba abierta;
    su lengua está llena de adulaciones.[a]
10 Oh Dios, decláralos culpables
    y haz que caigan en sus propias trampas;
expúlsalos a causa de sus muchos pecados,
    porque se rebelaron contra ti.

11 Pero que se alegren todos los que en ti se refugian;
    que canten alegres alabanzas por siempre.
Cúbrelos con tu protección,
    para que todos los que aman tu nombre estén llenos de alegría.
12 Pues tú bendices a los justos, oh Señor;
    los rodeas con tu escudo de amor.

Salmos 38

Salmo de David, en el cual le pide a Dios que se acuerde de él.

38 ¡Oh Señor, no me reprendas en tu enojo
    ni me disciplines en tu ira!
Tus flechas me han herido muy adentro
    y tus golpes me aplastan.
Debido a tu enojo, todo mi cuerpo está enfermo;
    mi salud está arruinada a causa de mis pecados.
Mi culpa me abruma;
    es una carga demasiado pesada para soportar.
Mis heridas se infectan y dan mal olor
    a causa de mis necios pecados.
Me retuerzo atormentado por el dolor;
    todo el día estoy lleno de profunda tristeza.
Una fiebre galopante me quema por dentro,
    y mi salud está arruinada.
Estoy agotado y totalmente destrozado;
    mis gemidos salen de un corazón angustiado.

Señor, tú sabes lo que anhelo;
    oyes todos mis suspiros.
10 Mi corazón late aceleradamente, se me acaban las fuerzas
    y estoy quedando ciego.
11 Mis seres queridos y amigos no se me acercan, por temor a la enfermedad;
    hasta mi propia familia se mantiene a distancia.
12 Mientras tanto, mis enemigos tienden trampas para matarme.
    Los que desean mi mal hacen planes para arruinarme;
    se pasan el día maquinando su traición.

13 Pero yo hago oídos sordos a sus amenazas;
    me quedo callado ante ellos como quien no puede hablar.
14 Opté por no oír nada,
    y tampoco respondo.
15 Pues a ti te espero, oh Señor.
    Tú debes responder por mí, oh Señor mi Dios.
16 Dije en oración: «No dejes que mis enemigos se burlen de mí,
    ni que se regodeen en mi caída».

17 Estoy al borde del colapso,
    haciendo frente a un dolor constante.
18 Pero confieso mis pecados;
    estoy profundamente arrepentido por lo que hice.
19 Tengo muchos enemigos agresivos;
    me odian sin razón.
20 Me pagan mal por bien
    y se me oponen porque procuro lo bueno.
21 No me abandones, oh Señor;
    no te quedes lejos, Dios mío.
22 Ven pronto a ayudarme,
    oh Señor, mi salvador.

Salmos 41-42

Para el director del coro: salmo de David.

41 ¡Qué alegría hay para los que tratan bien a los pobres!
    El Señor los rescata cuando están en apuros.
El Señor los protege
    y los mantiene con vida;
los prospera en la tierra
    y los rescata de sus enemigos.
El Señor los atiende cuando están enfermos
    y les devuelve la salud.

«Oh Señor, ten misericordia de mí—pedí en oración—,
    sáname, porque contra ti he pecado».
Pero mis enemigos solo hablan mal de mí.
    Preguntan: «¿Falta mucho para que se muera y pase al olvido?».
Me visitan como si fueran mis amigos,
    pero, mientras tanto, juntan chismes
    y, cuando se van, los divulgan a los cuatro vientos.
Los que me odian susurran cosas acerca de mí
    y se imaginan lo peor.
«Tiene alguna enfermedad fatal—dicen—.
    ¡Jamás se levantará de la cama!».
Hasta mi mejor amigo, en quien tenía plena confianza,
    quien compartía mi comida, se ha puesto en mi contra.

10 Señor, ten misericordia de mí.
    ¡Devuélveme la salud para que pueda darles su merecido!
11 Sé que soy de tu agrado,
    porque no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí.
12 Has preservado mi vida porque soy inocente;
    me has traído a tu presencia y eso es para siempre.

13 Alaben al Señor, Dios de Israel,
    quien vive desde la eternidad hasta la eternidad.
¡Amén y amén!

Libro Segundo (Salmos 42–72)

Para el director del coro: salmo[a] de los descendientes de Coré.

42 Como el ciervo anhela las corrientes de las aguas,
    así te anhelo a ti, oh Dios.
Tengo sed de Dios, del Dios viviente.
    ¿Cuándo podré ir para estar delante de él?
Día y noche solo me alimento de lágrimas,
    mientras que mis enemigos se burlan continuamente de mí diciendo:
    «¿Dónde está ese Dios tuyo?».

Se me destroza el corazón
    al recordar cómo solían ser las cosas:
yo caminaba entre la multitud de adoradores,
    encabezaba una gran procesión hacia la casa de Dios,
cantando de alegría y dando gracias
    en medio del sonido de una gran celebración.

¿Por qué estoy desanimado?
    ¿Por qué está tan triste mi corazón?
¡Pondré mi esperanza en Dios!
    Nuevamente lo alabaré,
¡mi Salvador y     mi Dios!

Ahora estoy profundamente desalentado,
    pero me acordaré de ti,
aun desde el lejano monte Hermón, donde nace el Jordán,
    desde la tierra del monte Mizar.
Oigo el tumulto de los embravecidos mares
    mientras me arrasan tus olas y las crecientes mareas.
Pero cada día el Señor derrama su amor inagotable sobre mí,
    y todas las noches entono sus cánticos
    y oro a Dios, quien me da vida.

«¡Oh Dios, roca mía!—clamo—,
    ¿por qué me has olvidado?
¿Por qué tengo que andar angustiado,
    oprimido por mis enemigos?».
10 Sus insultos me parten los huesos.
    Se burlan diciendo: «¿Dónde está ese Dios tuyo?».

11 ¿Por qué estoy desanimado?
    ¿Por qué está tan triste mi corazón?
¡Pondré mi esperanza en Dios!
    Nuevamente lo alabaré,
    ¡mi Salvador y mi Dios!

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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