Chronological
Reinado de Joás (835-796) (2 Cr 24,1-2.6.8.12.25.27b)
12 Joás comenzó a reinar a los siete años, 2 en el séptimo año de Jehú, y reinó en Jerusalén durante cuarenta años. Su madre se llamaba Sibiá y era de Berseba. 3 Joás actuó correctamente ante el Señor durante toda su vida, pues lo había educado el sacerdote Joyadá. 4 Sin embargo no desaparecieron los santuarios locales de los montes y el pueblo siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellos. 5 Joás dijo a los sacerdotes:
— Todo el dinero consagrado que entre en el Templo del Señor, tanto el dinero de las tasas, como el del rescate de las personas, todo el dinero de los donativos voluntarios que llega al Templo 6 lo recogerán los sacerdotes, cada uno su parte, y ellos se encargarán de reparar los desperfectos que encuentren en el Templo.
7 Pero el año vigésimo tercero del reinado de Joás los sacerdotes aún no habían reparado los desperfectos del Templo. 8 Entonces el rey Joás convocó a Joyadá y a los demás sacerdotes y les dijo:
— ¿Por qué no han reparado aún los desperfectos del Templo? A partir de ahora no se quedarán con el dinero de sus donantes, sino que lo entregarán para los desperfectos del Templo.
9 Los sacerdotes accedieron a no recibir dinero del pueblo y a no reparar los desperfectos del Templo. 10 El sacerdote Joyadá preparó un cofre, le hizo un agujero en la tapa y lo colocó junto al altar, según se entra al Templo, a la derecha. Los sacerdotes encargados de la entrada echaban allí todo el dinero que se llevaba al Templo. 11 Cuando veían que el dinero llenaba el cofre, subía el secretario real con el sumo sacerdote, lo vaciaban y contaban el dinero que había en el Templo. 12 Luego entregaban el dinero ya contado a los maestros de obras encargados del Templo del Señor y estos lo empleaban para pagar a los carpinteros y a los constructores que trabajaban en el Templo, 13 así como a los albañiles y canteros, y para comprar madera y piedras talladas a fin de reparar los desperfectos del Templo y para todos los gastos de las reparaciones. 14 En cambio, con el dinero que se llevaba al Templo no se hicieron copas de plata, ni cuchillos, aspersorios, trompetas, ni objeto alguno de plata y oro. 15 El dinero se entregaba a los maestros de obras y con él reparaban el Templo del Señor. 16 Sin embargo, no se pedían cuentas a quienes se entregaba el dinero para pagar a los maestros de obras, porque actuaban con honradez. 17 El dinero de los sacrificios penitenciales y el dinero por los pecados no iba a parar al Templo, pues era para los sacerdotes.
18 Por aquella época Jazael, el rey de Siria, subió a atacar Gat y la conquistó. Después se volvió para atacar a Jerusalén. 19 Entonces Joás, el rey de Judá, tomó todas las ofrendas votivas que habían consagrado Josafat, Jorán y Ocozías, los reyes de Judá antepasados suyos, junto a sus propias ofrendas, y todo el oro que encontró en los tesoros del Templo y del palacio real; se lo envió todo a Jazael, el rey de Siria, que se retiró de Jerusalén.
20 El resto de la historia de Joás y todo cuanto hizo está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Judá. 21 Sus propios súbditos tramaron una conspiración contra él y lo mataron en la casa del Terraplén, en la bajada a Silá. 22 Los que lo mataron fueron sus súbditos Jozabad, hijo de Simat, y Jeozabad, hijo de Somer. Luego lo enterraron con sus antepasados en la ciudad de David, y su hijo Amasías le sucedió como rey.
Los dos reinos hasta el fin de Israel (13—17)
Joacaz de Israel (813-797)
13 Joacaz, hijo de Jehú, comenzó a reinar sobre Israel en el vigésimo tercer año del reinado de Joás, hijo de Ocozías, rey de Judá. Reinó en Samaría durante diecisiete años. 2 Joacaz ofendió al Señor y persistió en el pecado que Jeroboán, el hijo de Nabat, había hecho cometer a Israel, sin apartarse de él. 3 El Señor se encolerizó contra Israel y lo entregó en poder de Jazael, el rey de Siria, y de su hijo Benadad, durante todo aquel tiempo. 4 Pero Joacaz suplicó al Señor y el Señor lo escuchó, pues había visto cómo oprimía el rey de Siria a los israelitas. 5 El Señor dio a Israel un salvador que lo libró del dominio sirio, y los israelitas pudieron vivir en sus casas como antes. 6 Sin embargo, no se apartaron de los pecados que la dinastía de Jeroboán había hecho cometer a Israel, sino que persistieron en ellos y mantuvieron una estela sagrada en Samaría. 7 Por eso, el Señor no le dejó a Joacaz más que cincuenta jinetes, diez carros y diez mil soldados de infantería, pues el rey de Siria los había destruido por completo.
8 El resto de la historia de Joacaz, todo cuanto hizo y su valor, está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Israel. 9 Cuando Joacaz murió, fue enterrado en Samaría y su hijo Joás le sucedió como rey.
Joás de Israel (797-782)
10 Joás, hijo de Joacaz, comenzó a reinar sobre Israel el año treinta y siete del reinado de Joás en Judá. Reinó en Samaría durante seis años. 11 Ofendió al Señor y no se apartó de los pecados que Jeroboán, el hijo de Nabat, hizo cometer a Israel, persistiendo en ellos.
12 El resto de la historia de Joás, todo lo que hizo y su valor en la guerra con Amasías, el rey de Judá, está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel. 13 Cuando Joás murió, Jeroboán le sucedió en el trono. Joás fue enterrado en Samaría con los reyes de Israel.
Muerte de Eliseo
14 Eliseo estaba gravemente enfermo y Joás, el rey de Israel, bajó a visitarlo. Al verlo se puso a llorar, diciendo:
— ¡Padre mío, padre mío! ¡Carro y caballería de Israel!
15 Eliseo le dijo:
— Toma un arco y unas flechas.
Joás lo hizo así 16 y Eliseo le ordenó:
— Empuña el arco.
Joás empuñó el arco, y Eliseo puso sus manos sobre las manos del rey; 17 luego le dijo:
— Abre la ventana que da a oriente.
El rey la abrió, y Eliseo le ordenó:
— ¡Dispara!
Él disparó y Eliseo exclamó:
— ¡Flecha victoriosa del Señor! ¡Flecha victoriosa frente a Siria! Derrotarás a Siria en Afec, hasta acabar con ella.
18 Luego añadió:
— Toma las flechas.
El rey de Israel las tomó, y Eliseo le dijo:
— Golpea el suelo.
Lo golpeó tres veces y se detuvo. 19 Entonces el profeta se enfadó con él y le dijo:
— Si hubieras golpeado cinco o seis veces, habrías derrotado a Siria hasta acabar con ella; pero así sólo la derrotarás tres veces.
20 Eliseo murió y lo enterraron. A primeros de año bandas moabitas hicieron incursiones por el país. 21 Unos hombres, que estaban enterrando a un muerto, al divisar a estas bandas, arrojaron el muerto en la tumba de Eliseo y se fueron. Y cuando entró en contacto con los huesos de Eliseo, el muerto revivió y se puso en pie.
22 Jazael, rey de Siria, había oprimido a Israel durante todo el reinado de Joacaz. 23 Pero el Señor se compadeció de ellos y los atendió en consideración a su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob. Por eso no quiso exterminarlos ni expulsarlos de su presencia hasta el presente. 24 Cuando murió Jazael, el rey de Siria, su hijo Benadad le sucedió como rey. 25 Entonces Joás, el hijo de Joacaz, arrebató a Benadad, el hijo de Jazael, las ciudades que este había arrebatado a su padre Joacaz en la guerra. Joás lo derrotó tres veces, recuperando así las ciudades de Israel.
Reinado de Joás (2 Re 12,1-22)
24 Joás comenzó a reinar a los siete años y reinó en Jerusalén durante cuarenta años. Su madre se llamaba Sibiá y era de Berseba. 2 Joás actuó correctamente ante el Señor durante toda la vida del sacerdote Joyadá. 3 Este le proporcionó dos esposas con las que tuvo hijos e hijas.
4 Algún tiempo después, Joás decidió restaurar el Templo del Señor. 5 Reunió a sacerdotes y levitas y les dijo:
— Recorran las ciudades de Judá y recauden dinero de todo Israel para reparar todos los años el Templo de su Dios. Y dense prisa.
Pero los levitas no se dieron prisa. 6 Entonces el rey llamó al sumo sacerdote Joyadá y le dijo:
— ¿Por qué no te has preocupado de que los levitas cobrasen a Judá y a Jerusalén el tributo impuesto por Moisés, el siervo del Señor, y la asamblea de Israel con destino a la Tienda del testimonio? 7 Porque la perversa Atalía y sus secuaces han destrozado el Templo de Dios y han dedicado a los baales todos los objetos consagrados del Templo.
8 Y el rey mandó hacer un cofre para colocarlo en la puerta del Templo, por fuera; 9 pregonando por Judá y Jerusalén que trajesen al Señor el tributo impuesto por Moisés, el siervo del Señor, a Israel en el desierto. 10 Todos los jefes y el pueblo traían contentos el dinero y lo echaban en el cofre, hasta que se llenaba. 11 Y cada vez que los levitas llevaban el cofre a la inspección real, si veían que había mucho dinero, venían el secretario real y el inspector del sumo sacerdote, vaciaban el cofre y lo colocaban de nuevo en su sitio. Repitiendo periódicamente la misma operación, recaudaban mucho dinero. 12 Luego el rey y Joyadá lo entregaban a los maestros de obras al servicio del Templo del Señor, y estos contrataban canteros, carpinteros y artesanos herreros y broncistas para reparar el Templo del Señor. 13 Los obreros trabajaron de firme e hicieron progresar las obras de restauración de tal manera, que restituyeron el Templo a su aspecto y solidez antiguos. 14 Cuando terminaron devolvieron el resto del dinero al rey y a Joyadá, quienes mandaron hacer con él utensilios para el Templo: utensilios para el culto y los holocaustos, vasos y otros objetos de oro y plata. Y mientras vivió Joyadá se ofrecieron continuamente holocaustos en el Templo del Señor.
15 Joyadá envejeció y murió de edad muy avanzada: cuando murió tenía ciento treinta años. 16 Fue sepultado con los reyes en la ciudad de David, pues había hecho el bien en Israel, con Dios y con su Templo.
17 Después de la muerte de Joyadá, los jefes de Judá vinieron a rendir homenaje al rey y el rey les prestó atención. 18 Pero luego se desentendieron del Templo del Señor, Dios de sus antepasados, y dieron culto a los postes sagrados y a los ídolos, pecado que desencadenó la cólera divina contra Judá y Jerusalén. 19 El Señor les envió profetas para hacerlos volver a él, pero no hicieron caso de sus advertencias. 20 Zacarías, hijo del sacerdote Joyadá, investido del espíritu de Dios, se enfrentó al pueblo y dijo:
— Esto dice Dios: ¿Por qué han transgredido los mandamientos del Señor? Nada ganarán con ello, pues, por haberlo abandonado, el Señor los abandonará.
21 Pero se confabularon contra él y, por orden del rey, lo apedrearon en el atrio del Templo del Señor. 22 El rey Joás se olvidó de la lealtad que le había profesado Joyadá, padre de Zacarías, y asesinó a su hijo, que al morir dijo:
— ¡Que el Señor sea testigo y les pida cuentas!
23 Al cabo de un año, el ejército sirio lo atacó, invadió Judá y Jerusalén y exterminó a todos los jefes del pueblo y envió todo el botín al rey de Damasco. 24 Aunque el ejército sirio contaba con pocos efectivos, el Señor hizo caer en su poder a un gran ejército, por haber abandonado al Señor, Dios de sus antepasados. Así hicieron justicia con Joás. 25 Cuando los sirios se retiraron, dejándolo gravemente enfermo, sus súbditos conspiraron contra él en venganza por la muerte del hijo del sacerdote Joyadá, lo hirieron en su lecho y murió. Lo sepultaron en la ciudad de David, fuera del panteón real. 26 Los conspiradores fueron Zabad, hijo de la amonita Simat, y Jozabat, hijo de la moabita Simrit. 27 Lo relativo a sus hijos, a los numerosos tributos recibidos y a la restauración del Templo, está escrito en el comentario al Libro de los Reyes. Su hijo Amasías le sucedió como rey.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España