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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
1 Samuel 18-20

La amistad de David y Jonatán

18 1-3 Saúl ya no dejó que David volviera a su casa, sino que lo mantuvo cerca de él, de modo que Jonatán se hizo muy amigo de David. Tanto lo quería Jonatán que, desde ese mismo día, le juró que serían amigos para siempre, pues lo amaba como a sí mismo. En prueba de su amistad, Jonatán le dio a David su ropa de príncipe, junto con su arco y su espada con todo y cinturón.

Siempre que Saúl enviaba a David a luchar contra los filisteos, David salía victorioso. Por eso Saúl lo puso como jefe de sus soldados. Esto le gustó mucho a todo el pueblo, y también a los otros jefes del ejército de Saúl.

Saúl tiene envidia de David

6-9 Sin embargo, desde el día en que David mató a Goliat, Saúl comenzó a tener mucha envidia de David. Y es que cuando el ejército regresó de la batalla, las mujeres salieron a recibir al rey y en sus danzas y cantos decían:

«Saúl mató a mil soldados,
pero David mató a diez mil».

Al oír tales cantos, Saúl se enojó mucho y pensó: «A David le dan diez veces más importancia que a mí. ¡Ahora sólo falta que me quite el trono!»

10 Al día siguiente, mientras David tocaba el arpa, Dios envió a un espíritu malo para que atormentara a Saúl. Entonces Saúl se puso como loco dentro del palacio, y como tenía una lanza en la mano, 11 se la arrojó a David con la intención de dejarlo clavado en la pared. Pero David logró quitarse a tiempo dos veces.

12-15 Saúl le tenía miedo a David, pues se daba cuenta de que Dios lo cuidaba y lo ayudaba a ganar las batallas, mientras que a él lo había abandonado. Entonces Saúl envió a David al campo de batalla y lo puso al frente de mil soldados. David ganó todas las batallas que sostuvo, porque Dios lo ayudaba. 16 En todo Israel y Judá querían mucho a David porque él era su líder.

17 Un día, Saúl le dijo a David: «Mira, te voy a dar como esposa a mi hija Merab. Lo único que te pido es que seas valiente y que, en el nombre de Dios, salgas al frente del ejército en las batallas».

En realidad, lo que Saúl quería era que mataran a David. Por eso pensaba: «En lugar de que lo mate yo, que lo maten los filisteos».

18 Pero David le contestó: «Ni mi familia ni yo merecemos ser parientes del rey».

19 Llegó el día en que Merab debía casarse con David, pero Saúl se la dio como esposa a Adriel de Meholá. 20 Sin embargo, Mical, la otra hija de Saúl, estaba enamorada de David. Cuando Saúl lo supo, se puso muy contento, 21 pues pensó: «Si David quiere casarse con Mical, tendrá que luchar contra los filisteos para ganársela. Y allí los filisteos lo matarán». Entonces le dijo a David: «Hoy mismo te casarás con mi hija».

22 Además, Saúl le ordenó a sus ayudantes: «Hablen a solas con David, y díganle que mis ayudantes y yo lo queremos mucho; que acepte ser mi yerno.»

23 Los ayudantes del rey regresaron para hablar con David, pero él les dijo: «Yo no soy más que un hombre pobre y sin importancia. ¿Cómo pueden pensar que llegaré a ser yerno del rey?»

24 Los ayudantes del rey fueron y le dijeron a Saúl lo que David pensaba, 25 y Saúl les dijo:

«Díganle a David que no quiero que me dé nada por mi hija. Lo que quiero es que me traiga la prueba[a] de que mató a cien filisteos. Quiero vengarme de ellos».

En realidad, Saúl quería que los filisteos mataran a David.

26 A David le pareció bien lo que el rey pedía, y antes de que se cumpliera el plazo 27 fue con sus hombres y mató a doscientos filisteos, y le llevó a Saúl la prueba que le había pedido. Entonces Saúl le dio como esposa a su hija Mical, y así David llegó a ser parte de la familia del rey.

28 Cuando Saúl comprobó que Dios protegía a David, y que su hija Mical en verdad lo amaba, le dio mucho miedo. 29 Por eso llegó a odiar a David y se convirtió en su enemigo de toda la vida.

30 Siempre que los jefes de los filisteos peleaban contra los israelitas, David mostraba ser más astuto que todos los asistentes y consejeros de Saúl, y ganaba las batallas. Por eso cada vez se hacía más famoso.

Saúl trata de matar a David

19 Saúl le ordenó a su hijo Jonatán y a sus ayudantes que mataran a David. Pero como Jonatán lo quería mucho, le avisó del peligro que corría:

«¡Cuídate mucho, que mi padre quiere matarte! ¡Escóndete en el campo! Mañana temprano yo iré con mi padre cerca del lugar donde estés escondido. Allí le pediré que no te haga daño, y te haré saber lo que me responda».

Al día siguiente, Jonatán habló con Saúl en favor de David. Le dijo:

—Padre, no debes hacerle ningún daño a David, pues él tampoco te ha hecho ningún mal. Por el contrario, te ha servido y sólo ha buscado tu bien. Pórtate como el rey que eres. Recuerda que David arriesgó su vida cuando peleó contra Goliat y lo mató. Ese día Dios nos ayudó a vencer a los filisteos, y tú mismo estabas muy contento. ¿Cómo es posible que ahora quieras matar a David, si no ha hecho nada malo?

Cuando Saúl escuchó esto, le dijo a Jonatán:

—Te juro por Dios que no le haré ningún daño a David.

Entonces Jonatán llamó a David y le contó lo que había hablado con Saúl. Luego llevó a David con el rey Saúl, y David volvió a servir al rey.

Tiempo después hubo otra batalla contra los filisteos, y David salió a pelear contra ellos. Y de tal manera venció David a los filisteos que salieron corriendo de miedo.

Un día, Saúl estaba sentado en su casa, escuchando a David tocar el arpa. De pronto, un espíritu malo de parte de Dios atacó a Saúl, y como Saúl tenía una lanza en la mano, 10 se la arrojó a David con ganas de clavarlo en la pared. Sin embargo, David logró quitarse a tiempo.

Esa misma noche Saúl intentó de nuevo matar a David, pero David se le volvió a escapar. 11 Entonces Saúl ordenó a algunos de sus hombres que rodearan la casa de David y lo mataran por la mañana. Pero Mical, su esposa, le dijo: «David, huye ahora mismo; de lo contrario, mañana estarás muerto».

12-13 De inmediato, Mical tomó una estatuilla, le puso pelo de cabra en la cabeza y la cubrió con una capa; luego la colocó donde David dormía, y sacó a David por una ventana. Así fue como David pudo escapar.

14 Cuando los hombres de Saúl llegaron para apresar a David, Mical les dijo: «David está enfermo».

15 Aquellos hombres se regresaron y fueron a decírselo al rey Saúl. Pero él los envió de vuelta y les dijo: «Tráiganme a David, aunque sea en su cama, porque hoy mismo lo voy a matar».

16 Los hombres de Saúl volvieron a la casa de David, pero no encontraron en la cama más que la estatuilla con pelo de cabra en la cabeza. 17 Cuando Saúl se enteró de esto, le reclamó a Mical:

—¿Por qué me engañaste? ¿Por qué ayudaste a escapar a mi enemigo?

Y Mical le contestó:

—David me amenazó. Me dijo que si no lo ayudaba a escapar, me mataría.

Saúl persigue a David

18-19 Mientras tanto, David logró escapar. Cuando llegó a la ciudad de Ramá, le contó a Samuel todo lo que Saúl le había hecho. Entonces los dos se fueron a un pueblo llamado Naiot, que estaba cerca de la ciudad de Ramá, y allí se quedaron a vivir. Pero tan pronto como Saúl lo supo, 20 envió a un grupo de sus hombres para apresar a David.

Cuando los hombres de Saúl llegaron a ese lugar, se encontraron con que Samuel y un grupo de profetas estaban dando mensajes de parte de Dios. Entonces el espíritu de Dios tomó control de los enviados de Saúl, y también ellos empezaron a profetizar.

21 Saúl se enteró de lo que había pasado, así que envió a otro grupo de sus hombres, y también a ellos les pasó lo mismo.

Saúl envió un tercer grupo, y también ellos se pusieron a profetizar.

22 Finalmente, Saúl mismo fue a Ramá. Cuando llegó al gran pozo que está en Secú, preguntó:

—¿Dónde están Samuel y David?

—En Naiot, cerca de Ramá —le contestaron.

23 Saúl se puso en camino hacia Naiot. Pero el espíritu de Dios vino sobre él, y en todo el camino a Naiot iba profetizando. 24 Cuando llegó a donde estaba Samuel, se quitó toda la ropa, y todo el día y toda la noche se los pasó dando mensajes de parte de Dios. De allí viene el refrán que dice: «¡Hasta Saúl es profeta!»

Jonatán ayuda a David

20 De Naiot, David se fue a donde estaba Jonatán, y le preguntó:

—¿De qué maldad se me acusa? ¿En qué le he fallado a tu padre, para que quiera matarme?

—¡Nadie va a matarte! —contestó Jonatán. ¡Eso jamás pasará! Mi padre siempre me cuenta todo lo que piensa hacer, tenga o no importancia. ¿Tú crees que no me contaría algo así?

Pero David insistió:

—¡Te juro por Dios y por ti mismo que puedo morir en cualquier momento! Tu padre sabe bien que tú y yo somos buenos amigos. Y seguramente habrá pensado: “Si se lo digo a Jonatán, haré que se ponga triste”.

—Dime entonces qué quieres que haga —le respondió Jonatán.

Y David le dijo:

—Mañana se celebra la fiesta de la luna nueva. Se supone que yo debo comer con tu padre, pues es el rey. Te ruego que me dejes esconderme en el campo hasta pasado mañana. Si tu padre pregunta por mí, dile que tú me diste permiso de ir a Belén, que es mi pueblo, a celebrar la fiesta con mi familia. Si no se enoja, podré estar tranquilo. Pero si se enoja, ¡puedes estar seguro de que quiere matarme!

»Tú y yo hemos hecho un pacto de amistad delante de Dios, por eso te ruego que me hagas un favor: Si hice algo malo, mátame tú mismo. Prefiero que lo hagas tú, y no tu padre.

Pero Jonatán le dijo:

—¡Jamás haría yo tal cosa! Por el contrario, si llego a saber que mi padre quiere matarte, te lo diré de inmediato.

10 David le preguntó:

—¿Cómo sabré entonces si tu padre quiere matarme?

11 Y Jonatán le dijo:

—Ven conmigo al campo.

Una vez allí, 12 Jonatán le dijo a David:

—Te juro por el Dios de Israel, que pasado mañana, a esta misma hora, aquí mismo le preguntaré a mi padre qué piensa hacer contigo. Si todo está bien, te lo mandaré a decir. 13 Pero si quiere matarte y no te lo digo, ¡que Dios me castigue duramente si no te ayudo a escapar!

»Que Dios te cuide como cuidó a mi padre. 14-15 Yo sé que Dios no dejará vivo a ninguno de tus enemigos. Pero tú, ¡júrame que serás bueno conmigo, así como Dios ha sido bueno con nosotros! ¡Júrame que no dejarás que me maten, ni que maten a toda mi familia! 16 ¡Que Dios castigue a todos tus enemigos!

De este modo Jonatán renovó su pacto con David y su familia. 17 Además, como amaba tanto a David, volvió a hacerle un juramento de amistad. 18 Le dijo:

—Mañana se celebra la fiesta de la luna nueva. Como no vas a estar presente, van a preguntar por ti. 19 Así que vete al lugar donde te escondiste cuando empezaron estos problemas, y espérame pasado mañana cerca de la piedra de Ézel.

20 »Yo voy a disparar algunas flechas hacia ese lugar, como si estuviera tirando al blanco, 21 y mandaré a un muchacho para que las levante. Si me oyes decirle: “¡Tráeme las flechas; están aquí cerca!”, te juro por Dios que puedes volver tranquilo, pues eso quiere decir que no corres ningún peligro.

22 »Pero si me oyes gritarle: “¡Más allá! ¡Las flechas están más allá!”, huye, porque eso es lo que Dios quiere.

23 »Dios es testigo de que hemos hecho estas promesas.

24 Entonces David fue a esconderse en el campo.

Cuando empezó la fiesta de la luna nueva, el rey se sentó a comer 25 junto a la pared, como siempre lo hacía. Jonatán se sentó enfrente del rey, y Abner se sentó a su lado. El lugar de David estaba vacío. 26 Saúl no dijo nada ese día porque pensó: «Tal vez David no vino por no haber cumplido con los ritos para purificarse».

27 Al día siguiente, que era el segundo día del mes, el lugar de David seguía vacío. Entonces Saúl le preguntó a su hijo Jonatán:

—¿Por qué David no vino a comer ni ayer ni hoy?

28 Y Jonatán le respondió:

—David me rogó que le diera permiso de ir a Belén, 29 porque su hermano lo mandó a llamar. David va a presentar la ofrenda anual en Belén, junto con su familia. Yo le di permiso. Por eso no vino a comer contigo.

30 Saúl se enfureció contra Jonatán y le gritó:

—¡Hijo de mala madre! Ya sabía que estabas del lado de David. ¡Qué vergüenza para ti y para tu madre! 31 Mientras David viva, no podrás llegar a ser rey. Así que manda que me lo traigan, porque está condenado a muerte.

32 Pero Jonatán le respondió:

—¿Y por qué ha de morir? ¿Qué mal ha hecho?

33-34 En vez de responderle, Saúl le arrojó su lanza, con la intención de matarlo. Jonatán, por su parte, se levantó de la mesa y ya no participó en la comida del segundo día de la fiesta. Estaba furioso y triste de que su padre hubiera ofendido a David. Fue así como Jonatán se dio cuenta de que su padre quería matar a David.

35 Al día siguiente, Jonatán salió al campo en compañía de un muchacho, y se dirigió al lugar que le había dicho a David. 36 Al llegar a ese lugar, le ordenó al muchacho: «Ve a recoger las flechas que voy a disparar».

Mientras el muchacho corría a buscar una de las flechas, Jonatán disparó otra, la cual cayó más allá de donde estaba el muchacho. 37-39 Jonatán le gritó: «¡Corre, no te detengas, que más allá hay otra flecha!»

Sin sospechar nada, el muchacho fue y recogió las flechas de Jonatán, pues sólo David y él sabían lo que eso quería decir. 40 Luego Jonatán le dio sus armas al muchacho y le ordenó: «Llévatelas a la casa».

41 Cuando el muchacho se fue, David salió de su escondite y, de cara al suelo en señal de respeto, se inclinó tres veces delante de Jonatán. Luego se abrazaron y lloraron mucho, aunque David lloraba más. 42 Entonces Jonatán le dijo a David: «Vete en paz. Tú y yo hemos jurado por Dios que siempre seremos buenos amigos. Que Dios nos ayude, y que ayude a nuestras familias a cumplir este juramento».

Dicho esto, Jonatán regresó a la ciudad.

Salmos 11

Dios lo controla todo

SALMO 11 (10)

Himno de David.

11 Dios es mi protector,
¡no me digan que huya a los cerros,
como si fuera un pájaro!
Fíjense en los malvados:
se esconden en las sombras,
y esperan a la gente honrada,
para atacarla cuando pase.
¡Si este mundo parece estar
bajo el control de los malvados,
qué puede hacer la gente honrada!

4-5 Pero Dios está en su santo templo;
desde su palacio celestial
vigila a la humanidad entera.
Dios pone a prueba a los justos;
él mismo los examina,
pero odia con toda su alma
a los malvados y a los violentos.
Sobre ellos dejará caer
una lluvia de brasas de fuego
y de azufre encendido.
¡Un viento caliente los acabará!

Dios es justo de verdad,
y ama la justicia;
¡por eso la gente honrada
habrá de verlo cara a cara!

Salmos 59

Tú eres mi protector

SALMO 59 (58)

David compuso este poema cuando Saúl ordenó que lo vigilaran para matarlo. Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse con la melodía «No destruyas».

59 Dios mío,
sálvame de mis enemigos;
protégeme de los que me atacan.
Sálvame de esos malhechores;
líbrame de esos asesinos.

Dios mío,
¡mira a esa gente cruel,
que se ha puesto en mi contra!
Aunque no he hecho nada malo,
sólo esperan el momento de matarme;
aunque no he hecho nada malo,
se apresuran a atacarme.

¡Despiértate ya!
¡Ven a ayudarme!
¡Mira cómo me encuentro!
Tú eres el Dios del universo,
¡eres el Dios de Israel!
¡Despiértate ya!
¡Castiga a todas las naciones!
¡No les tengas lástima
a esos malvados traidores!

Cuando llega la noche,
regresan gruñendo como perros
y dan vueltas por la ciudad.
Hablan sólo por hablar,
y hieren con sus palabras,
creyendo que nadie los oye.
Pero tú, Dios nuestro,
te burlas de ellos;
te ríes de todas las naciones.
Yo pongo en ti mi confianza,
pues tú eres mi fortaleza.
¡Tú, Dios mío, eres mi protector!
10 ¡Tú, Dios mío, me amas,
y saldrás a mi encuentro!
¡Con tu ayuda veré
derrotados a todos mis enemigos!

11 Tú, Dios mío,
eres nuestro protector;
¡sacúdelos con tu poder!
¡Ponlos por el suelo!
Pero no los mates;
así mi pueblo no lo olvidará.
12 Cada vez que abren la boca
pecan con sus labios;
¡pues déjalos que caigan
en la trampa de su orgullo,
por las maldiciones que lanzan,
por las mentiras que dicen!
13 Dios mío,
¡destrúyelos con tu enojo!
¡Destrúyelos por completo!
¡Que se sepa en Israel
y en todo el mundo
que tú eres quien gobierna!

14 Cuando llegue la noche,
regresarán gruñendo como perros
y darán vueltas por la ciudad.
15 Andarán buscando comida,
pero chillarán de hambre.
16-17 Yo, por mi parte,
te alabaré en la mañana
por tu poder y por tu amor.
Tú eres el Dios que me protege;
tú eres el Dios que me ama.
Por eso te cantaré himnos,
porque eres mi fortaleza,
porque has sido mi refugio
en momentos de angustia.