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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Isaías 40-43

Dios consuela a Jerusalén

40 Dios dijo:

«¡Consuelen a mi pueblo!
¡Denle ánimo!
Hablen con mucho cariño
a los habitantes de Jerusalén,
y anúncienles de mi parte
que ya han dejado de ser esclavos.
Ya les hice pagar por sus pecados,
y el castigo que han recibido
es más que suficiente».

El camino de Dios en el desierto

Isaías anunció:

«Preparen para Dios
un camino en el desierto.
Rellenen todos los valles
y conviertan en llanura
la región montañosa.
Entonces Dios mostrará su poder
y lo verá la humanidad entera.
Dios así lo ha dicho.

El poder de la palabra de Dios

»Alguien me ordenó que gritara,
y yo pregunté: “¿Qué debo gritar?”
Entonces escuché:

“Grita que todo ser humano
es como la hierba
y como las flores del campo.
Grita que la hierba se seca,
y las flores se marchitan,
cuando Dios lanza sobre ellas
el viento del desierto.
En cambio, la palabra de Dios
permanece para siempre”».

¡Dios llega con poder!

Dios le dijo a Isaías:

«Súbete a una montaña
y anuncia esta buena noticia
a los habitantes de Jerusalén.
No tengas miedo;
grita con todas tus fuerzas
y di a las ciudades de Judá:

“¡Aquí viene nuestro Dios!
10 ¡Viene con todo su poder!
Dios es un rey poderoso,
y trae con él a su pueblo,
el pueblo que ha liberado.
11 Viene cuidando a su pueblo,
como cuida un pastor a su rebaño:
lleva en brazos a los corderos
y guía con cuidado a las ovejas
que acaban de tener su cría”».

Nadie es más grande que Dios

12 Isaías dijo:

«Dios puede medir el océano
con la palma de su mano.
Puede calcular con los dedos
toda la extensión del cielo.
Dios es capaz de recoger
todo el polvo de la tierra,
y de pesar en una balanza
los cerros y las montañas.

13-14 »A Dios nadie le enseña nada;
nadie le da consejos
ni lecciones de ciencia y sabiduría.

15 »Las naciones son, para él,
como una gota de agua;
¡como un grano de polvo en la balanza!
Los poderosos países
que están en las islas del mar
son para él lo mismo
que un simple grano de arena.

16 »No hay en los bosques del Líbano,
animales ni leña suficientes
para presentar en su altar
una ofrenda como él se la merece.
17 Para Dios, nada valen las naciones;
¡son lo mismo que nada!

Los ídolos no son Dios

18-20 »A Dios no podemos compararlo
con nada ni con nadie.
No puede ser representado
con ninguna imagen.
Los escultores fabrican estatuas,
los joyeros las recubren de oro
y les ponen cadenitas de plata.
Los que no tienen dinero
buscan un palo que no se pudra
y se lo llevan a un artesano;
pero éste, por más hábil que sea,
hace un ídolo que ni pararse puede.
¡Pero a Dios no podemos compararlo
con ninguna de estas imágenes!

El poder de Dios

21 »Ustedes saben muy bien,
y ya lo han oído decir,
22 que Dios tiene su trono
muy por encima del cielo.
Desde allí, Dios nos ve
como si fuéramos insectos.
Dios extiende el cielo como un toldo,
lo levanta como una carpa
para vivir en ella.
23-24 Dios hace que los poderosos de este mundo
desaparezcan como plantas
tiernas y sin raíces.
¡Esas plantas se marchitan
y se las lleva el huracán!

La grandeza de Dios

25 »Nuestro santo Dios afirma:
“Con nadie me pueden comparar.
Nadie puede igualarse a mí”».

26 Isaías dijo:

«Levanten los ojos al cielo:
¿quién ha creado todo esto?
Dios hace que salgan las estrellas;
las llama por su nombre
y las ordena una por una.
¡Es tan grande su poder
que nunca falta una estrella!

27 »Pueblo de Israel,
¿por qué te quejas?
¿Por qué crees que Dios
no se preocupa por ti?
28 Tú debes saber que Dios
no se cansa como nosotros;
debes saber que su inteligencia
es más de lo que imaginamos.
Y debes saber que su poder
ha creado todo lo que existe.
29 Dios les da nuevas fuerzas
a los débiles y cansados.
30 Los jóvenes se cansan
por más fuertes que sean,
31 pero los que confían en Dios
siempre tendrán nuevas fuerzas.
Podrán volar como las águilas,
podrán caminar sin cansarse
y correr sin fatigarse».

El rey Ciro, un enviado de Dios

41 Dios dijo:

«Ustedes, países del mar,
¡guarden silencio y escuchen!
Y ustedes, naciones todas,
¡sean valientes!
Vengan, que vamos a tratar
un asunto muy importante;
¡juntémonos para discutirlo!

»Yo soy el Dios de Israel;
yo hice venir del este
al victorioso rey Ciro.
Conforme avanza su ejército
yo humillo a los reyes,
y le entrego sus naciones.
Con sus armas en la mano,
Ciro los ha borrado del mapa
como a un puñado de polvo.
Los persigue con tanta rapidez
que parece no tocar el suelo.

»Yo soy el único Dios
y mantengo bajo control
todo lo que pasa en este mundo.
He existido desde el principio,
y existiré hasta el final.

»Los pueblos del mar
se llenaron de miedo
cuando vieron que se acercaban
Ciro y sus ejércitos.
La tierra también tembló
de un extremo a otro.

»Los que adoran ídolos
se ayudan unos a otros:
el artesano anima al escultor,
y el que trabaja con el martillo
dice al que golpea en el yunque:
“Has hecho un buen trabajo”.
Después sujeta al ídolo con clavos
para mantenerlo firme».

La confianza en Dios

Dios siguió diciendo:

«Escúchenme, israelitas,
descendientes de mi amigo Abraham,
de las regiones más lejanas
yo los llamé a mi servicio;
los elegí, y no los he rechazado.
10 Por tanto, no tengan miedo,
pues yo soy su Dios
y estoy con ustedes.
Mi mano victoriosa
les dará fuerza y ayuda;
mi mano victoriosa
siempre les dará su apoyo.

11-12 »Ustedes tienen enemigos
que los odian y los combaten,
pero yo haré que desaparezcan
llenos de vergüenza.
Los buscarán, y no los encontrarán,
pues habrán dejado de existir.

13 »Israelitas, yo soy su Dios
y los he tomado de la mano;
no deben tener miedo,
porque cuentan con mi ayuda.

14 »Ustedes, israelitas,
son un pueblo débil y pequeño;
pero no tengan miedo,
porque cuentan con mi ayuda.
Yo soy el Dios santo de Israel,
yo les he dado libertad.
15 Yo haré que ustedes
destruyan a sus enemigos.
Los dejarán hechos polvo,
los convertirán en un montón de paja;
16 luego los lanzarán al viento
y la tormenta se los llevará.
Ustedes, por el contrario,
se alegrarán y harán fiesta
porque yo soy su Dios,
el Dios santo de Israel».

Dios hace grandes maravillas

17 Dios dijo:

«Cuando los pobres tengan sed,
y con la lengua reseca
busquen agua y no la encuentren,
yo vendré a rescatarlos
y no los abandonaré.
Yo soy el Dios de Israel.

18 »Entre los cerros desiertos,
y entre los áridos valles,
haré que broten ríos,
arroyos y manantiales.
19 En los lugares más secos
plantaré toda clase de árboles.
20 Así todo el mundo verá
que con mi poder,
yo he creado todo esto.
Entonces comprenderán
que yo soy el Dios santo de Israel».

Dios desafía a los falsos dioses

21 Dios les dijo a los ídolos:

«Yo soy el rey de Israel.
Vengan y defiéndanse.
¡Muestren lo que pueden hacer!
22 Vengan a explicarnos el pasado;
vengan a anunciarnos el futuro.
23 Anuncien lo que está por suceder;
¡demuestren que de veras son dioses!
Hagan algo que nos asuste,
hagan algo, bueno o malo.

24 »¡Pero ustedes no son nada,
ni tampoco pueden hacer nada!
¡Confiar en ustedes es una tontería!»

La incapacidad de los dioses falsos

25 Dios continuó diciendo:

«De Persia viene un rey
a quien he llamado por su nombre,
y aplastará a los gobernantes.
Llegará por el norte,
y los aplastará bajo sus pies.

26 »Todo esto lo estoy anunciando
antes de que suceda.
Ninguno de los dioses falsos
lo ha anunciado antes que yo;
¡nadie los ha oído decir una palabra!

27 »Pero yo, el Dios de Israel,
desde un principio anuncié
al pueblo de Jerusalén
todas estas cosas;
además, les envié un mensajero
para anunciarles que muy pronto
su gente volverá.

28 »Miro a mi alrededor,
y no veo ningún otro dios.
Si les pregunto algo,
no pueden responderme,
¡y mucho menos instruirme!

29 »¡Miren a esos falsos dioses!
Todos ellos no son nada,
ni pueden hacer nada;
¡son absolutamente inútiles!»

El elegido de Dios

42 Dios dijo:

«¡Miren a mi elegido,
al que he llamado a mi servicio!
Él cuenta con mi apoyo;
yo mismo lo elegí,
y él me llena de alegría.

»He puesto en él mi espíritu,
y hará justicia entre las naciones.
Mi fiel servidor no gritará,
no levantará la voz,
ni se le oirá en las calles.
No les causará más daño
a los que estén heridos,
ni acabará de matar
a los que estén agonizando.
Al contrario, fortalecerá a los débiles
y hará que reine la justicia.
No tendrá un momento de descanso
hasta que haya establecido
la justicia en esta tierra.
¡Los países de las islas del mar
esperan recibir sus enseñanzas!»

Dios le dijo a su fiel servidor:

«Yo soy Dios,
yo soy el creador del cielo;
yo soy quien formó la tierra
y todo lo que en ella crece;
yo soy quien da vida y aliento
a los hombres y a las mujeres
que habitan este mundo.

»Yo soy el Dios único;
yo te llamé y te tomé de la mano
para que hagas justicia,
para que seas ante mi pueblo
señal de mi pacto con ellos,
para que seas ante las naciones
la luz que las ilumine.

»Esto quiero de ti:
que abras los ojos de los ciegos,
que des libertad a los presos,
y que hagas ver la luz
a los que viven en tinieblas.

»Yo soy el Dios todopoderoso.
Ése es mi nombre.
No permito que otros dioses reciban
la honra y la alabanza
que sólo yo merezco recibir.
Lo que antes anuncié
ya se ha cumplido,
y ahora les anuncio cosas nuevas
que aún están por ocurrir».

Gracias a Dios por la salvación

10 Isaías dijo:

«Canten a Dios
una canción nueva.
¡Que lo alaben
los países más lejanos!
¡Que lo alaben el mar
y todo lo que hay en él!
¡Que lo alaben las costas lejanas
y todos sus habitantes!

11 »¡Alégrense ustedes,
ciudades del desierto!
¡Alégrense también ustedes,
campamentos de la tribu de Quedar!
¡Canten de gozo ustedes,
habitantes de Selá!
¡Hagan oír su canto
desde la cumbre de los montes!
12 ¡Den gloria a Dios
y alábenlo en todas partes!
13 Dios saldrá marchando
con toda la furia de un guerrero:
¡lanzará un grito de guerra
y derrotará a sus enemigos!»

14 Dios dijo:

«Yo estuve callado
durante mucho tiempo;
he guardado silencio
y no he dicho nada;
pero ahora voy a gritar:
voy a gemir como una mujer
a punto de tener un hijo.
15 Voy a acabar con montañas y cerros;
voy a secar todas sus plantas;
voy a convertir sus ríos
en lugares desiertos,
y a dejar sin agua las lagunas.
16 Llevaré a los ciegos por caminos
que nunca antes conocieron;
los guiaré por senderos
que nunca antes transitaron,
y convertiré en luz sus tinieblas.
Convertiré los caminos rocosos
en sendas totalmente llanas.
Todo esto voy a hacerlo
porque no he abandonado a mi pueblo.

17 »Esos que confían en los ídolos,
esos que adoran a las estatuas,
se alejarán de ellos llenos de vergüenza».

Israel, pueblo ciego y sordo

18 Isaías dijo:

«¡Sordos, escuchen!
¡Ciegos, miren con atención!
19 Israel está al servicio de Dios;
él lo eligió como su mensajero;
¡pero no hay otro pueblo
más ciego ni más sordo
que el pueblo de Israel!
20 Ha visto muchas cosas,
pero no ha prestado atención;
tiene abiertos los oídos,
pero no ha escuchado nada.

21 »Dios es un Dios que salva,
y quiso que su enseñanza
fuera maravillosa.
22 Pero Israel es un pueblo
que todo lo ha perdido;
sus enemigos le han quitado
todo lo que tenía;
unos se esconden en cuevas
y otros son hechos prisioneros,
¡y no hay nadie que los libre!
23 A pesar de todo esto,
Israel no quiere obedecer.

24 »Dios permitió que Israel
fuera vencido y secuestrado.
Israel pecó contra Dios;
no quiso andar por el camino
que Dios le había señalado,
ni quiso obedecer sus enseñanzas.
25 Por eso Dios se enojó con ellos,
los hizo entrar en guerra
y con fuego los castigó.
¡Pero ni así lo obedecieron!»

Sólo Dios salva

43 Isaías dijo:

«Ahora, pueblo de Israel,
Dios tu creador te dice:

“No tengas miedo.
Yo te he liberado;
te he llamado por tu nombre
y tú me perteneces.
Aunque tengas graves problemas,
yo siempre estaré contigo;
cruzarás ríos y no te ahogarás,
caminarás en el fuego y no te quemarás
3-4 porque yo soy tu Dios
y te pondré a salvo.
Yo soy el Dios santo de Israel.

”Israel, yo te amo;
tú vales mucho para mí.
Para salvarte la vida
y para que fueras mi pueblo,
tuve que pagar un alto precio.
Para poder llamarte mi pueblo,
entregué a naciones enteras,
como Sabá, Etiopía y Egipto.

”No tengas miedo;
yo siempre estaré contigo.
No importa dónde estés,
yo te llamaré
y te haré volver a tu tierra,
y volverás a ser mi pueblo.
A las naciones del norte
y a las naciones del sur
les diré:

‘Devuélvanme a mi pueblo;
no se queden con ellos.
Dejen que mis hijos y mis hijas,
vuelvan de los lugares más lejanos.
Yo los he creado
para que me adoren
y me canten alabanzas.’”»

Israel, único testigo de Dios

8-9 Dios dijo:

«Mi pueblo tiene ojos, pero no ve;
tiene oídos, pero no escucha.
Pero ustedes, pueblos y naciones,
júntense y díganme
quién de ustedes ha anunciado
lo que antes sucedió.
Presenten a sus testigos
y demuestren que dicen la verdad».

10 Dios les dijo a los israelitas:

«Ustedes son mis testigos
y están a mi servicio.
Yo los elegí porque quería
que ustedes confiaran en mí;
los elegí para que entendieran
que yo soy el único Dios.
No habrá otro, ni antes ni después.

11 »Sólo yo soy Dios,
sólo yo puedo salvarlos.
12 Yo les anuncié que los salvaría,
y así lo hice.
No los salvó un dios extraño;
de eso, ustedes son mis testigos.
Yo soy el Dios de Israel,
y juro que así es.

13 »Yo soy Dios desde el principio,
y lo seré hasta el final.
Nadie puede librarse de mi poder,
ni deshacer lo que yo hago».

Babilonia será destruida

14 Isaías dijo:

«El Dios santo de Israel
les dio la libertad,
y ahora les dice:

“Para salvarlos a ustedes,
he mandado contra Babilonia
un ejército que derribará
todas las puertas de la ciudad.
Entonces la alegría de los babilonios
se convertirá en dolor.

15 ”Yo soy el Dios santo de Israel,
yo soy su creador y su rey”».

Liberación de los israelitas

16 Isaías dijo:

«Dios abrió un camino en el mar,
a través de las aguas profundas,
y por allí pasó su pueblo.
17 Los guerreros de Egipto
persiguieron a los israelitas
con caballos y carros de guerra,
pero se hundieron en el mar
y ya no pudieron levantarse;
la luz de su vida se apagó».

18 Y ahora, Dios le dice a su pueblo:

«No recuerden ni piensen más
en las cosas del pasado.
19 Yo voy a hacer algo nuevo,
y ya he empezado a hacerlo.
Estoy abriendo un camino en el desierto
y haré brotar ríos en la tierra seca.
20 Los chacales y los avestruces,
y todos los animales salvajes
entonarán cantos en mi honor.
Haré brotar agua en el desierto
y le daré de beber a mi pueblo elegido.
21 Yo mismo lo he creado
para que me adore.

22-23 »Pero tú, pueblo de Israel,
no me adoraste
ni me honraste
con tus sacrificios.
Más bien, te cansaste de mí.
Yo nunca insistí
en que me presentaras ofrendas
24 ni en que me dieras riquezas
ni en que me agradaras
con sacrificios de animales.
En cambio tú, me tienes harto
con tus pecados y maldades.

25 »Pero yo, que soy tu Dios,
borraré todos tus pecados
y no me acordaré más
de todas tus rebeldías.
26 Si tienes algo contra mí,
ven a discutir conmigo.
Preséntame tus razones,
a ver si eres inocente.
27 Tu primer antepasado y tus maestros
pecaron contra mí,
28 tus gobernantes no respetaron mi templo;
por eso yo, el único Dios,
permití que fueras humillado y destruido».