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Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Ezequiel 23-24

Las dos hermanas adúlteras

23 Un mensaje del Señor me vino otra vez, diciendo:

«Hombre mortal, hubo dos hermanas quienes aún siendo jóvenes se volvieron prostitutas. En Egipto fue donde desde muy jóvenes se entregaron a su lascivia. La mayor se llamaba Aholá, y su hermana Aholibá (¡Estoy hablando de Samaria y Jerusalén!) Me casé con ellas, y me dieron hijos e hijas. Pero luego Aholá se volvió a otros dioses en vez de mí, y entregó su amor a los asirios, vecinos suyos, pues eran todos jóvenes atractivos, capitanes y comandantes, vestidos de uniforme azul, cabalgando sobre sus caballos de guerra. Y así ella cometió adulterio con ellos —los hombres más escogidos de Asiria— rindiendo homenaje a sus ídolos, degradándose. Pues cuando dejó Egipto, no perdió su gusto por la prostitución, por lo que aún ahora es tan disoluta como en su juventud, cuando los egipcios volcaron sus deseos impuros sobre ella y le robaron su virginidad. Por ello la entregué en las garras de los asirios cuyos dioses ella amaba tanto. 10 Ellos la desnudaron y mataron y se llevaron a sus hijos como esclavos. Su nombre fue conocido por cada mujer de la tierra como el de una pecadora que había recibido lo que merecía.

11 »Pero cuando Aholibá (Jerusalén) vio lo que le había pasado a su hermana, en lugar de aprender de la mala experiencia, siguió adelante por el mismo camino, y fue más desenfrenada aún que su hermana. 12 Se enamoró de sus vecinos asirios, esos apuestos jóvenes montados sobre hermosos caballos, esos oficiales del ejército con sus atractivos uniformes, todos ellos deseables 13 Yo vi el camino que ella seguía, siguiendo los mismos pasos de su hermana mayor. 14-15 En realidad, ella se degradó aun más que Samaria, ¡pues hasta se enamoró de cuadros que ella vio pintados sobre una pared! Eran cuadros de militares babilónicos, vestidos con uniformes de rojo llamativo, con lindos cinturones y turbantes ondeantes sobre sus cabezas. 16 Cuando ella vio esos cuadros anheló entregarse a los hombres allí retratados, así que envió mensajeros a Caldea para invitarlos a venir a ella. 17 Y ellos vinieron y cometieron adulterio con ella, contaminándola en su lecho de amor, pero después ella los odió y quebró las relaciones con ellos. 18 Y yo la desprecié, tal como había despreciado a su hermana, pues ella se expuso delante de ellos y se entregó a sus pasiones. 19 Pero eso no la molestó. Se entregó a prostituciones aún mayores, pecando con los hombres sensuales que recordaba de su juventud de prostituta en Egipto. 20 Y vivió enamorada de esos lujuriosos que no piensan más que en orgías y violaciones. 21 ¡Y así celebraste aquellos días pasados cuando como una doncella entregaste tu virginidad a aquellos de Egipto!

22 »¡Y ahora el Señor Dios dice que se pondrá en tu contra, oh Aholibá (Jerusalén), esas mismas naciones de las que te alejaste disgustada! 23 Pues los de Babilonia vendrán, y todos los caldeos de Pecod, Soa y Coa, y todos los asirios con ellos, jóvenes apuestos de alto rango, cabalgando sobre sus caballos de guerra. 24 Vendrán contra ti desde el norte con carros de guerra y carretas llenas de pertrechos y un gran ejército armado hasta los dientes y listos para el ataque. Te rodearán por todos los costados hombres armados, y te dejaré a su merced para que hagan lo que quieran contigo. 25 Y yo también estaré contra ti y te atacaré con furia, cortándote la nariz y las orejas. Los que sobrevivan serán rematados; tus hijos serán llevados como esclavos, y todo lo que quede será quemado. 26 Ellos te despojarán de tus hermosos vestidos y de tus joyas. 27 Y así haré cesar tu lujuria y prostitución que trajiste de la tierra de Egipto, y ya no más anhelarás Egipto y sus dioses.

28 »Pues el Señor Dios dice: “¡Ciertamente te entregaré a tus enemigos, a aquellos que en un tiempo deseaste y ahora aborreces! 29 Ellos procederán contigo con odio, y te robarán todo lo que posees, dejándote desnuda y a la intemperie. ¡La vergüenza de tu prostitución será expuesta ante todo el mundo!

30 »”¡Acarreaste todo este castigo sobre ti por rendir homenajes a los dioses de otras naciones, contaminándote con todos sus ídolos! 31 Has seguido los pasos de tu hermana, así que te castigaré con los mismos terrores que la destruyeron a ella. 32 ¡Sí, los terrores que cayeron sobre ella caerán sobre ti, y todos los sufrimientos que ella soportó también vendrán sobre ti! Y todo el mundo se burlará de ti por tu dolor.

33 »”Caminarás tambaleándote como una borracha, aturdida por los terribles golpes del dolor y la pena, tal como lo hiciera tu hermana Samaria. 34 En gran angustia tomarás sobre ti todo ese sufrimiento como si bebieras de una gran copa llena de un líquido amargo hasta la última gota. Yo he hablado, dice el Señor.

35 »”Por cuanto te has olvidado de mí y me has dado la espalda, deberás soportar las consecuencias de toda tu maldad”.

36 »Hombre mortal, debes acusar a Jerusalén y Samaria por todos sus terribles hechos. 37 Porque ellas han cometido tanto adulterio como homicidio; han rendido homenaje a ídolos y han matado a los hijos que habían engendrado para mí, quemándolos como sacrificios rituales sobre sus altares. 38 En el mismo día profanaron mi templo e ignoraron mis sábados, 39 porque después de matar a sus hijos frente a sus ídolos, ese mismo día entraron a mi templo para rendirme homenaje a mí. ¡Eso muestra lo poco que se preocupan por mí!

40 »Aun enviaron a tierras distantes por sacerdotes para que vinieran con otros dioses a quienes rendir homenaje también, ¡y ellos han llegado y han sido acogidos! Y ellas se han lavado, pintado sus párpados y puesto sus más finas joyas para agradarles a ellos. 41 Se sentaron juntos sobre una cama hermosamente bordada y colocaron mi perfume suave y mi aceite sobre una mesa tendida delante de ustedes. 42 De su aposento vino el sonido de muchos hombres alborotados, hombres sensuales y ebrios del desierto, que colocaron brazaletes sobre sus muñecas y hermosas coronas sobre sus cabezas. 43 ¿Cometerán adulterio con estas que se han convertido en viejas prostitutas? 44 ¡Eso es lo que hicieron! Entraron a ellas —Samaria y Jerusalén, estas prostitutas desvergonzadas— con todos los bríos de hombres sensuales que visitan prostitutas. 45 Pero los justos de todas partes las juzgarán por lo que son en realidad: adúlteras y homicidas. Ellos les proporcionarán las sentencias que la ley demanda.

46 »El Señor Dios dice: Traigan un ejército contra ellas y entréguenlas para ser aplastadas y despreciadas. 47 Pues sus enemigos las apedrearán y matarán con espadas; destrozarán a sus hijos e hijas y prenderán fuego a sus hogares. 48 Así haré cesar la lujuria e idolatría del país; mi juicio será un escarmiento contra la idolatría para todos los pueblos. 49 Porque recibirán el castigo que se merecen por todo el adulterio y la devoción de ídolos que realizan. Entonces sabrán que yo solo soy el Señor».

La olla hirviente

24 Un día a fines de diciembre del noveno año del cautiverio del rey Joaquín me vino otro mensaje del Señor.

«Hombre mortal, me dijo, escribe esta fecha, pues hoy el rey de Babilonia ha atacado a Jerusalén. Y ahora entrega esta parábola a estos rebeldes de Israel. Diles que el Señor Dios dice: “Coloquen una olla sobre el fuego para hervir. Llénenla con carne de carnero escogida: el cuarto trasero, la espalda y todos los cortes más tiernos. Usen sólo los mejores carneros del rebaño, y apilen la leña sobre el fuego debajo de la olla. Cuezan la carne bien, hasta que se desprenda de los huesos”.

»Pues el Señor Dios dice: “¡Ay de Jerusalén, Ciudad de Homicidas, tú eres como una olla herrumbrosa y desportillada! Luego saca la carne trozo a trozo en cualquier orden que venga, pues ninguna parte es mejor que otra. Porque su maldad es evidente a todos, audazmente da muerte a quien le da la gana, dejando sangre de las víctimas sobre las rocas a la vista de todos; ni siquiera procura cubrirla. Y yo la he dejado allí sin cubrir; para que esa sangre sea como una acusación a mí contra ella y despierte mi cólera y deseos de someterla a juicio severo.

»”¡Ay de Jerusalén, Ciudad de Homicidas, apilaré la leña debajo de ella! 10 Amontona la leña, deja que el fuego arda y la olla hierva. Que se cueza bien la carne y luego vacía la olla y quema los huesos. 11 Déjala vacía sobre las brasas para que se queme su herrumbre y todas las adherencias de comida. 12 ¡Pero de nada vale, no desaparece su suciedad e impureza a pesar del fuego ardiente! 13 ¡Es la herrumbre y corrupción de tu lascivia sucia, de la devoción de los ídolos! ¡Y ahora, puesto que quise limpiarte y te rehusaste, permanece sucia hasta que mi cólera haya enviado todos sus castigos sobre ti! 14 ¡Yo, el Señor, lo he dicho, sucederá así, yo lo haré!”».

Muerte de la esposa de Ezequiel

15 De nuevo me vino un mensaje del Señor, diciendo:

16 «Hombre mortal, voy a quitarte tu hermosa esposa. Repentinamente ella morirá. Sin embargo, no debes mostrar ningún dolor. No llores; no le guardes luto. 17 Puedes suspirar, pero en forma silenciosa. Que no haya duelo ni llanto ante su tumba, no te descubras la cabeza ni los pies como es la costumbre en estos casos, ni tampoco aceptes la comida que te traigan los amigos para consolarte».

18 Yo proclamé esto al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi esposa. A la mañana siguiente hice todo lo que el Señor me había mandado. 19 Luego la gente preguntó:

«¿Qué significa todo esto? ¿Qué pretendes comunicarnos con tu actitud?».

20-21 Yo respondí: «El Señor me mandó decir al pueblo de Israel: “Yo destruiré mi hermoso templo, el cual representa la fuerza de la nación. Y sus hijos e hijas en Judea serán muertos por herida de espada. 22 Y harán como he hecho yo; no pueden hacer duelo en público o consolarse comiendo la comida traída por aquellos que se compadecen de ustedes. 23 Sus cabezas y pies no serán descubiertos como es la costumbre, no harán duelo ni llorarán. Pero lamentarán los unos por los otros por sus maldades y harán duelo a solas por todo el mal que han hecho. 24 Ezequiel es un ejemplo para ustedes, dice el Señor Dios. Harán como él ha hecho. Y cuando venga ese momento, entonces sabrán que yo soy el Señor”.

25 »Hombre mortal, en el día en que yo termine de quitarles en Jerusalén el gozo de sus corazones y su orgullo y alegría —me refiero a sus esposas e hijos e hijas—, 26 en ese día un refugiado de Jerusalén comenzará su viaje hasta Babilonia para contarte lo que ha pasado. 27 Y en el día de su llegada, tu voz de pronto retornará a ti para que puedas hablar con él. Y tú serás un símbolo para esta gente y ellos sabrán que yo soy el Señor».

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