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Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Nahúm 1-3

Este libro trata de la profecía de Nahúm de Elcós, la visión que tuvo de parte de Dios acerca de la ciudad de Nínive[a].

El Señor está furioso con Nínive

El SEÑOR es Dios celoso y vengador.
    El SEÑOR es vengador,
    pues no hay ira mayor que la suya.
El SEÑOR se venga de los que se ponen en contra suya
    y se enfurece contra sus enemigos.
El SEÑOR no se enoja con facilidad,
    y también es muy fuerte.
    El SEÑOR no dejará sin castigo al culpable.
Anda entre torbellinos y tormentas de arena;
    las nubes son el polvo de sus pies.
Regaña al mar y este se seca;
    hace evaporar todos los ríos.
El Basán y el Carmelo se resecan;
    las flores del Líbano se marchitan.
Ante él tiemblan las montañas
    y se derriten los montes.
El mundo entero y cada uno
    de los que lo habitan tiemblan ante él.
¿Quién podrá enfrentársele cuando se enfurezca?
    ¿Quién podrá soportar el calor de su furia?
Su ira se esparce como el fuego
    y hasta las rocas son destruidas a su paso.

El SEÑOR es bueno;
    es refugio en tiempos difíciles
    y protector de los que acuden a él.
Pero a sus enemigos los destruye por completo,
    como una gran inundación,
    y los perseguirá hasta llevarlos a la oscuridad.
¿Qué hacen algunos tramando planes contra el SEÑOR?
    Él desbaratará esos planes
    y se asegurará de que no surja nuevamente la hostilidad.
10 Aunque sean como espinos enredados
    y borrachos saturados de licor,
    ellos serán consumidos como paja seca.
11 Ya se ha ido el malo que hizo planes contra ti, Judá[b],
    y contra el SEÑOR.

12 Esto dice el SEÑOR:
«Aunque ahora los asirios estén sanos y sean muchos,
    de todas maneras serán cortados y desaparecerán.
Judá, te he hecho sufrir,
    pero no te haré sufrir más.
13 Destrozaré el yugo que pesa sobre ti,
    romperé las ataduras que te aprisionan».

14 Pero, en cuanto a ti, rey de Nínive,
    el SEÑOR ha dado esta orden:
«No tendrás descendientes;
    destruiré todo ídolo y toda estatua
    que haya en el templo de tus dioses.
Te tendré lista la tumba
    porque no vales nada».

15 De las montañas viene un mensajero que trae buenas noticias,
    que proclama paz.
Judá, celebra tus festivales,
    cumple a Dios tus promesas,
pues aquel perverso nunca más te atacará;
    será completamente destruido.

Nínive será destruida

Nínive, un enemigo se acerca para atacarte.
    Así que haz guardia en las murallas, cuida los caminos.
    ¡Fortalécete y prepárate para la batalla!
El SEÑOR restaurará el orgullo de Jacob,
    el de Israel,
porque los soldados enemigos lo saquearon
    y destruyeron sus viñas.
Son rojos los escudos de aquellos soldados
    y rojo carmín sus uniformes.
El hierro de sus carros está al rojo vivo,
    mientras se preparan para la batalla
    y vibran sus lanzas.
Los carros de combate corren a su antojo por las calles
    y pasan a toda velocidad por las plazas.
Parecen carbones encendidos cuando están al rojo vivo;
    aparecen como relámpagos.

El enemigo da órdenes a sus oficiales
    y ellos se atropellan de lo rápido que responden.
Se apresuran a ir hacia la muralla
    y hacen la torre de asalto.
Son abiertas las compuertas que detienen los ríos,
    de modo que el palacio es destruido.
A la reina[c] la llevan cautiva,
    y los soldados sacan a sus servidoras.
Su llanto es tan triste como el de las palomas;
    se dan golpes de pecho.
Nínive es como un estanque,
    que se desocupa rápidamente.
Les gritan: «¡Alto! ¡Deténganse!»,
    pero nadie hace caso.
¡Agarren la plata! ¡Tomen el oro!
    No hay límite a los tesoros que saquear
    ni a la abundancia de objetos preciosos.
10 Ahora está desolada,
    destruida, devastada.
El corazón de la gente se derrite de miedo,
    las rodillas tiemblan de temor,
se siente un vacío en el estómago
    y las caras palidecen.

11 ¿Qué se hizo ahora
    la que se consideraba la cueva del león?
El león, la leona y sus cachorros
    vivían allí sin ningún temor.
12 El león mataba a su presa
    para alimentar a las leonas y a sus cachorros.
Llenaba de presas su cueva
    y de carne desgarrada su guarida.

13 El SEÑOR Todopoderoso dice:
    «Aquí estoy en tu contra.
Voy a prender fuego a tus carros de combate
    y los dejaré hechos humo.
    Mataré a espada a tus cachorros.
No volverás a salir a cazar a nadie en la tierra;
    nadie escuchará de nuevo las noticias de tus mensajeros».

Malas noticias para Nínive

Pobre de ti, ciudad asesina,
    no eres más que una mentira.
Estás llena de rapiña
    y nunca estás sin presa.
Se pueden escuchar los sonidos de látigos,
    de ruedas y caballos al galope
    con sus carros saltando tras ellos.
Ataca la caballería, brillan las espadas,
    resplandecen las lanzas.
Hay montones de muertos,
    muchos cadáveres, innumerables.
Hay tantos muertos
    que la gente tropieza con ellos.
Todo eso sucedió por culpa de esa prostituta,
    la bruja hermosa y seductora
que con sus seducciones esclavizó naciones,
    y con sus conjuros, pueblos enteros.

El SEÑOR Todopoderoso dice:
    «Estoy en contra tuya;
te voy a levantar las faldas hasta la cara,
    les mostraré a las naciones tu desnudez
    y a los reinos tu deshonra.
Echaré cosas asquerosas sobre ti,
    te trataré mal para que todos se burlen.
Desde ese momento, todo el que te vea huirá de ti,
    dirán: “Nínive está en ruinas”,
¿quién llorará por ella?
    ¿Dónde encontrar a alguien que la consuele?»

¿Te crees mejor que Tebas[d], la del río Nilo?
    Tebas también tenía agua a su alrededor
    y la usaba para protegerse de sus enemigos.
Etiopía y Egipto la protegieron con su inmenso poder,
    también Fut y Libia le dieron su apoyo.
10 Pero así y todo, Tebas fue desterrada
    y sus habitantes fueron llevados cautivos.
En cada esquina sus niños pequeños fueron estrellados.
Sobre su gente importante echaron suertes;
    sus grandes personajes fueron encadenados.

11 Así también, tú caerás como un borracho.
    Tratarás de esconderte,
    buscando refugio de tu enemigo.
12 Todas tus fortalezas serán como árboles de higos,
    que cuando están cargados de higos bien maduros,
llega alguien, sacude el árbol
    y los higos caen derecho en su boca.
13 Tus tropas son como mujeres.
Las puertas del país están abiertas
    de par en par para tus enemigos.
El fuego ha destruido las barras
    que las mantenían cerradas.

14 Abastécete de agua para resistir el asedio;
    refuerza tus defensas.
Métete en el barro, písalo
    y toma el molde para hacer ladrillos.
15 Puedes hacer todo esto
    y aun así serás consumida por el fuego
    y la espada te matará.
El fuego te devorará como langostas que vienen
    y devoran todo a su paso.
Reprodúcete tanto como las langostas,
    reprodúcete tanto como los saltamontes.
16 Aumenta tus negociantes,
    más que las estrellas en el cielo.
Como langostas se comerán todo
    y después se irán.
17 Tus gobernantes son también como langostas.
    Tus funcionarios son como insectos
    que acampan en las paredes en un día frío,
pero cuando sale el sol vuelan,
    y nadie sabe para dónde se fueron.

18 Rey de Asiria, tus pastores están dormidos,
    tu gente importante se fue a descansar;
tu pueblo está esparcido por los montes
    y no hay quién lo vuelva a juntar.
19 No hay forma de curar tu fractura;
    tu herida es incurable.
Se alegra todo el que oye las noticias de tu destrucción,
    pues, ¿quién no sufrió tu crueldad sin límite?

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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