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Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Salmos 74-77

No te olvides de tu pueblo

Un poema de Asaf.

¿Por qué nos has dejado solos para siempre, Dios mío?
    ¿Por qué estás tan enojado con las ovejas de tu prado?
No te olvides del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos,
    al que rescataste para hacerlo tu tribu.
    Y recuerda el monte Sion, el lugar donde vivías.
Ven a caminar por estas ruinas antiguas;
    mira, el enemigo destruyó todo el Lugar Santo.

Ruge el enemigo en tu templo,
    y ha puesto sus banderas para demostrar que ha vencido.
Los soldados enemigos usaron hachas y machetes contra las puertas,
    como si estuvieran derribando bosque.
Con hachas y martillos
    destruyeron todas las piezas labradas en madera que había en tu templo.
Quemaron tu santuario;
    no respetaron el lugar que fue construido para honrar tu nombre.
Los enemigos decidieron destruirnos por completo;
    quemaron todos los sitios sagrados que había en el país.
Ya no vemos tus señales, ya no tenemos profetas.
    No sabemos cuánto tiempo más durará esta situación.

10 Dios mío, ¿hasta cuándo seguirá el enemigo burlándose de ti?
    ¿Va a seguir insultándote toda la vida?
11 ¿Por qué has retirado tu mano protectora?
    ¿Por qué te quedas cruzado de brazos?

12 Dios mío, tú has sido nuestro Rey desde hace muchísimo tiempo;
    nos has salvado muchas veces.
13 Con tu poder abriste el mar Rojo;
    derrotaste a los monstruos del mar.
14 Aplastaste las cabezas de Leviatán,
    e hiciste que lo devoraran las fieras del desierto.
15 Tú hiciste fluir los manantiales y los riachuelos
    y también secaste ríos inagotables;
16 controlas el día y la noche;
    creaste el sol y la luna.
17 Tú pusiste límites a la tierra;
    creaste el verano y el invierno.

18 Recuerda esto, SEÑOR, fue el enemigo quien se burló de ti;
    y es un pueblo insensato el que odia tu nombre.
19 No permitas que esos animales salvajes maten a tu paloma;
    no eches al olvido a tu pobre pueblo.
20 Recuerda tu pacto y protégenos,
    porque hay violencia en todas las esquinas de este país.
21 No permitas que humillen más al oprimido;
    haz que te alaben los pobres y los necesitados.

22 ¡Levántate, Dios mío! ¡Defiende tu causa!
    Recuerda que esos insensatos te han ofendido demasiado.
23 No te olvides de los gritos de tus enemigos,
    ni del rugido continuo de los rebeldes.

Gracias, Señor

Al director. Al compás de «No destruyas». Canción de Asaf. Canto.

Te agradecemos, oh Dios;
    te damos gracias, pues estás cerca,
    y la gente habla de las maravillas que haces.

Tú dices: «En el momento adecuado,
    voy a juzgar con justicia.
Cuando la tierra y todo lo que hay en ella tiemblan
    y están a punto de caer,
    yo soy quien les devuelvo la fuerza». Selah

Les digo a los orgullosos: «No sean presumidos».
    A los malos les digo: «No sean arrogantes;
no se las den de fuertes,
    ni sean testarudos».

La importancia que uno tiene no viene del oriente,
    ni del occidente ni del desierto;
Dios es el único capaz de juzgar;
    a unos los humilla y a otros les da importancia.
El SEÑOR tiene en su mano una copa
    llena de vino espumoso mezclado con especias.
Cuando lo derrame,
    todos los perversos de la tierra beberán
    hasta la última gota.
Siempre estaré celebrando;
    cantaré alabanzas al Dios de Jacob.
10 Dios dice: «Le quitaré el poder a los perversos
    y se lo aumentaré a los justos».

La gente te respeta

Al director, con instrumentos de cuerda. Canción de Asaf. Canto.

El pueblo de Judá conoce muy bien a Dios;
    el pueblo de Israel respeta su nombre.
Su templo está en Salem[a];
    su casa está en el monte Sion.
Allí destruyó las flechas encendidas,
    los escudos, las espadas y las armas de guerra. Selah

Tú mostraste toda tu gloria,
    que es más grande que las montañas eternas.
Esos soldados que se creían tan fuertes quedaron despojados
    y duermen por última vez;
    no pudieron levantar ni un dedo.
El Dios de Jacob reprendió al enemigo;
    tanto el jinete como el caballo quedaron paralizados.
¡Dios mío, tú eres temible!
    ¿Quién puede enfrentarte cuando te enojas?
Desde el cielo, diste a conocer tu veredicto;
    y la tierra, toda asustada, se quedó en silencio
cuando decidiste levantarte para hacer lo que es justo
    y salvar a la gente pobre y oprimida de la tierra. Selah

10 La gente te respeta
    cuando castigas a los malos.
Tú muestras tu furia,
    y los que sobreviven[b] a ella te alabarán en un festival.[c]
11 Háganle promesas al SEÑOR su Dios y cúmplanlas.
    Todos los que están alrededor de él,
    traigan ofrendas al Temible.
12 Dios vence a los grandes líderes del mundo;
    los reyes de la tierra le temen.

Tú haces maravillas

Al director. A Jedutún[d]. Canción de Asaf.

Clamo a Dios con un grito;
    a Dios le llamaré a gritos para que me escuche.
El día que atravesé por dificultades busqué al SEÑOR.
    Elevé mis manos en oración toda la noche, sin descanso,
    pero no recibo consuelo.
Pienso en Dios y lloro;
    Me pongo a meditar y termino desalentándome. Selah

No me dejas dormir;
    quiero decir algo pero no puedo
    porque estoy demasiado inquieto.
Sigo pensando en el pasado,
    en cosas que sucedieron hace mucho tiempo.
Por la noche, recuerdo mi música,[e] hablo conmigo mismo
    y trato de buscar una respuesta.
Me pregunto si mi Señor nos ha abandonado para siempre,
    si no quiere estar nunca más con nosotros.
¿Nos ha quitado su fiel amor para siempre?
    ¿Se ha acabado su promesa eternamente?
¿Se ha olvidado Dios de lo que es la compasión?
    ¿Ha reemplazado su compasión por furia? Selah

10 Luego pensé: «Pobre de mí,
    el Altísimo ha dejado de mostrar su poder».
11 Recuerdo las maravillas que hizo el SEÑOR,
    las que hizo hace mucho tiempo.
12 Pensaré en todas las obras que has realizado;
    meditaré en todo eso.
13 Dios mío, tu manera de actuar es sagrada;
    ¿qué dios es más grande que tú?
14 Tú eres el Dios que hace milagros;
    mostraste tu poder entre las naciones.
15 Con tu poder rescataste a tu pueblo,
    los descendientes de Jacob y de José. Selah

16 Dios mío, te vieron las aguas
    y temblaron de miedo;
    incluso los abismos se estremecieron.
17 De las nubes cayó la lluvia,
    hiciste salir de ellas rayos como flechas.
18 Retumbó el trueno de tu voz en el tornado
    y tus rayos iluminaron todo;
    la tierra entera se sacudió y tembló.
19 Te abriste camino por el mar,
    atravesaste las aguas profundas
    y no dejaste rastro de tus huellas.
20 Guiaste a tu pueblo como a un rebaño,
    por medio de Moisés y de Aarón.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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