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Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Salmos 36-39

Para el director del coro: salmo de David, el siervo del Señor.

36 A los malvados el pecado les susurra en lo profundo del corazón;[a]
    no tienen temor de Dios en absoluto.
Ciegos de presunción,
    no pueden ver lo perversos que son en realidad.
Todo lo que dicen es retorcido y engañoso;
    se niegan a actuar con sabiduría o a hacer el bien.
Se quedan despiertos por la noche tramando planes pecaminosos;
    sus acciones nunca son buenas;
    no hacen ningún intento por alejarse del mal.

Tu amor inagotable, oh Señor, es tan inmenso como los cielos;
    tu fidelidad sobrepasa las nubes.
Tu rectitud es como las poderosas montañas,
    tu justicia, como la profundidad de los océanos.
Tú cuidas de la gente y de los animales por igual, oh Señor.
    ¡Qué precioso es tu amor inagotable, oh Dios!
Todos los seres humanos encuentran refugio
    a la sombra de tus alas.
Los alimentas con la abundancia de tu propia casa
    y les permites beber del río de tus delicias.
Pues tú eres la fuente de vida,
    la luz con la que vemos.

10 Derrama tu amor inagotable sobre los que te aman;
    haz justicia a los de corazón sincero.
11 No permitas que los orgullosos me pisoteen
    ni que los malvados me intimiden.
12 ¡Miren! ¡Han caído los que hacen el mal!
    Están derribados, jamás volverán a levantarse.

[b]Salmo de David.

37 No te inquietes a causa de los malvados
    ni tengas envidia de los que hacen lo malo.
Pues como la hierba, pronto se desvanecen;
    como las flores de primavera, pronto se marchitan.

Confía en el Señor y haz el bien;
    entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás.
Deléitate en el Señor,
    y él te concederá los deseos de tu corazón.

Entrega al Señor todo lo que haces;
    confía en él, y él te ayudará.
Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer,
    y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía.

Quédate quieto en la presencia del Señor,
    y espera con paciencia a que él actúe.
No te inquietes por la gente mala que prospera,
    ni te preocupes por sus perversas maquinaciones.

¡Ya no sigas enojado!
    ¡Deja a un lado tu ira!
No pierdas los estribos,
    que eso únicamente causa daño.
Pues los perversos serán destruidos,
    pero los que confían en el Señor poseerán la tierra.

10 Pronto los perversos desaparecerán;
    por más que los busques, no los encontrarás.
11 Los humildes poseerán la tierra
    y vivirán en paz y prosperidad.

12 Los malvados conspiran contra los justos;
    les gruñen de manera desafiante.
13 Pero el Señor simplemente se ríe,
    porque ve que el día de su juicio se acerca.

14 Los perversos sacan sus espadas
    y ponen cuerdas a sus arcos
para matar al pobre y al oprimido,
    para masacrar a los que hacen lo correcto.
15 Pero sus espadas atravesarán su propio corazón,
    y se les quebrarán los arcos.

16 Es mejor ser justo y tener poco
    que ser malvado y rico.
17 Pues la fuerza de los malvados será destrozada,
    pero el Señor cuida a los justos.

18 Día a día el Señor cuida a los inocentes,
    y ellos recibirán una herencia que permanece para siempre.
19 No serán avergonzados en tiempos difíciles;
    tendrán más que suficiente aun en tiempo de hambre.

20 Pero los perversos morirán;
    los enemigos del Señor son como las flores del campo,
    desaparecerán como el humo.

21 Los perversos piden prestado y nunca pagan,
    pero los justos dan con generosidad.
22 Los bendecidos por el Señor poseerán la tierra,
    pero aquellos a quienes él maldice, morirán.

23 El Señor dirige los pasos de los justos;
    se deleita en cada detalle de su vida.
24 Aunque tropiecen, nunca caerán,
    porque el Señor los sostiene de la mano.

25 Una vez fui joven, ahora soy anciano,
    sin embargo, nunca he visto abandonado al justo
    ni a sus hijos mendigando pan.
26 Los justos siempre prestan con generosidad
    y sus hijos son una bendición.

27 Aléjate del mal y haz el bien,
    y vivirás en la tierra para siempre.
28 Pues el Señor ama la justicia
    y nunca abandonará a los justos.

Los mantendrá a salvo para siempre,
    pero los hijos de los perversos morirán.
29 Los justos poseerán la tierra
    y vivirán allí para siempre.

30 Los justos ofrecen buenos consejos;
    enseñan a diferenciar entre lo bueno y lo malo.
31 Han hecho suya la ley de Dios,
    por eso, nunca resbalarán de su camino.

32 Los malvados esperan en emboscada a los justos,
    en busca de una excusa para matarlos.
33 Pero el Señor no permitirá que los perversos tengan éxito
    ni que los justos sean condenados cuando los lleven a juicio.

34 Pon tu esperanza en el Señor
    y marcha con paso firme por su camino.
Él te honrará al darte la tierra
    y verás destruidos a los perversos.

35 He visto a gente malvada y despiadada
    florecer como árboles en tierra fértil.
36 Pero cuando volví a mirar, ¡habían desaparecido!
    ¡Aunque los busqué, no pude encontrarlos!

37 Miren a los que son buenos y honestos,
    porque a los que aman la paz les espera un futuro maravilloso.
38 Pero los rebeldes serán destruidos;
    para ellos no hay futuro.

39 El Señor rescata a los justos;
    él es su fortaleza en tiempos de dificultad.
40 El Señor los ayuda;
    los rescata de los malvados.
Él salva a los justos,
    y ellos encuentran refugio en él.

Salmo de David, en el cual le pide a Dios que se acuerde de él.

38 ¡Oh Señor, no me reprendas en tu enojo
    ni me disciplines en tu ira!
Tus flechas me han herido muy adentro
    y tus golpes me aplastan.
Debido a tu enojo, todo mi cuerpo está enfermo;
    mi salud está arruinada a causa de mis pecados.
Mi culpa me abruma;
    es una carga demasiado pesada para soportar.
Mis heridas se infectan y dan mal olor
    a causa de mis necios pecados.
Me retuerzo atormentado por el dolor;
    todo el día estoy lleno de profunda tristeza.
Una fiebre galopante me quema por dentro,
    y mi salud está arruinada.
Estoy agotado y totalmente destrozado;
    mis gemidos salen de un corazón angustiado.

Señor, tú sabes lo que anhelo;
    oyes todos mis suspiros.
10 Mi corazón late aceleradamente, se me acaban las fuerzas
    y estoy quedando ciego.
11 Mis seres queridos y amigos no se me acercan, por temor a la enfermedad;
    hasta mi propia familia se mantiene a distancia.
12 Mientras tanto, mis enemigos tienden trampas para matarme.
    Los que desean mi mal hacen planes para arruinarme;
    se pasan el día maquinando su traición.

13 Pero yo hago oídos sordos a sus amenazas;
    me quedo callado ante ellos como quien no puede hablar.
14 Opté por no oír nada,
    y tampoco respondo.
15 Pues a ti te espero, oh Señor.
    Tú debes responder por mí, oh Señor mi Dios.
16 Dije en oración: «No dejes que mis enemigos se burlen de mí,
    ni que se regodeen en mi caída».

17 Estoy al borde del colapso,
    haciendo frente a un dolor constante.
18 Pero confieso mis pecados;
    estoy profundamente arrepentido por lo que hice.
19 Tengo muchos enemigos agresivos;
    me odian sin razón.
20 Me pagan mal por bien
    y se me oponen porque procuro lo bueno.
21 No me abandones, oh Señor;
    no te quedes lejos, Dios mío.
22 Ven pronto a ayudarme,
    oh Señor, mi salvador.

Para Jedutún, director del coro: salmo de David.

39 Me dije: «Tendré cuidado con lo que hago
    y no pecaré en lo que digo.
Refrenaré la lengua
    cuando los que viven sin Dios anden cerca».
Pero mientras estaba allí en silencio
    —sin siquiera hablar de cosas buenas—,
    el torbellino en mi interior se hizo cada vez peor.
Cuanto más pensaba,
    más me enardecía,
    hasta que disparé un fuego de palabras:
«Señor, recuérdame lo breve que será mi tiempo sobre la tierra.
    Recuérdame que mis días están contados,
    ¡y cuán fugaz es mi vida!
La vida que me has dado no es más larga que el ancho de mi mano.
    Toda mi vida es apenas un instante para ti;
    cuando mucho, cada uno de nosotros es apenas un suspiro». Interludio

Somos tan solo sombras que se mueven
    y todo nuestro ajetreo diario termina en la nada.
Amontonamos riquezas
    sin saber quién las gastará.
Entonces, Señor, ¿dónde pongo mi esperanza?
    Mi única esperanza está en ti.
Rescátame de mis rebeliones.
    No permitas que los necios se burlen de mí.
En silencio estoy delante de ti; no diré ni una palabra,
    porque mi castigo proviene de ti.
10 ¡Pero por favor, deja de castigarme!
    Estoy agotado por los golpes de tu mano.
11 Cuando nos disciplinas por nuestros pecados,
    consumes como una polilla lo que estimamos precioso.
    Cada uno de nosotros es apenas un suspiro. Interludio

12 ¡Oh Señor, oye mi oración!
    ¡Escucha mis gritos de auxilio!
    No cierres los ojos ante mis lágrimas.
Pues soy tu invitado,
    un viajero de paso,
    igual que mis antepasados.
13 Déjame solo para que pueda volver a sonreír
    antes de que parta de este mundo y no exista más.

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