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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Éxodo 33-35

33 El Señor le dijo a Moisés: «Váyanse, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto. Suban a la tierra que juré dar a Abraham, Isaac y Jacob. A ellos les dije: “Daré esta tierra a sus descendientes”. Enviaré un ángel delante de ti para expulsar a los cananeos, los amorreos, los hititas, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. Suban a la tierra donde fluyen la leche y la miel. Sin embargo, yo no los acompañaré, porque son un pueblo terco y rebelde. Si lo hiciera, seguramente los destruiría en el camino».

Cuando los israelitas oyeron estas palabras tan duras, hicieron duelo y dejaron de usar joyas y ropa fina. Pues el Señor había dicho a Moisés que les dijera: «Ustedes son un pueblo terco y rebelde. Si yo los acompañara, aunque fuera un solo instante, los destruiría en el camino. Quítense las joyas y la ropa fina mientras decido qué hacer con ustedes». Así que, desde el momento que partieron del monte Sinaí,[a] los israelitas dejaron de usar joyas y de ponerse ropa fina.

Moisés tenía la costumbre de armar la carpa de reunión[b] a cierta distancia del campamento y toda persona que quería hacer alguna petición al Señor iba a la carpa de reunión que estaba fuera del campamento.

Cada vez que Moisés se dirigía a la carpa de reunión, toda la gente se levantaba y permanecía de pie a la entrada de su propia carpa. Todos seguían a Moisés con la vista hasta que entraba en la carpa. Cuando Moisés entraba en la carpa, la columna de nube descendía y se quedaba en el aire a la entrada mientras el Señor hablaba con Moisés. 10 Cuando el pueblo notaba que la nube se detenía a la entrada de la carpa, cada persona se paraba a la entrada de su propia carpa y se inclinaba. 11 Dentro de la carpa de reunión, el Señor hablaba con Moisés cara a cara, como cuando alguien habla con un amigo. Después, Moisés regresaba al campamento, mientras que su asistente, el joven Josué, hijo de Nun, permanecía en la carpa de reunión.

Moisés ve la gloria del Señor

12 Un día Moisés dijo al Señor:

—Tú me has estado diciendo: “Lleva a este pueblo a la Tierra Prometida”. Pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. Me has dicho: “Yo te conozco por tu nombre y te miro con agrado”. 13 Si es cierto que me miras con buenos ojos, permíteme conocer tus caminos, para que pueda comprenderte más a fondo y siga gozando de tu favor. Y recuerda que esta nación es tu propio pueblo.

14 El Señor le respondió:

—Yo mismo iré contigo, Moisés, y te daré descanso; todo te saldrá bien.

15 Entonces Moisés dijo:

—Si tú mismo no vienes con nosotros, no nos hagas salir de este lugar. 16 ¿Cómo se sabrá que me miras con agrado—a mí y a tu pueblo—si no vienes con nosotros? Pues tu presencia con nosotros es la que nos separa—a tu pueblo y a mí—de todos los demás pueblos de la tierra.

17 El Señor contestó a Moisés:

—Ciertamente haré lo que me pides, porque te miro con agrado y te conozco por tu nombre.

18 Moisés respondió:

—Te suplico que me muestres tu gloriosa presencia.

19 El Señor respondió:

—Haré pasar delante de ti toda mi bondad y delante de ti proclamaré mi nombre, Yahveh.[c] Pues tendré misericordia de quien yo quiera y mostraré compasión con quien yo quiera. 20 Sin embargo, no podrás ver directamente mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida.

21 El Señor siguió diciendo:

—Párate cerca de mí, sobre esta roca. 22 Cuando pase mi gloriosa presencia, te esconderé en la grieta de la roca y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. 23 Después retiraré la mano y dejaré que me veas por detrás; pero no se verá mi rostro.

Nueva copia del pacto

34 Luego el Señor le dijo a Moisés: «Talla dos tablas de piedra como las primeras. Escribiré en ellas las mismas palabras que estaban en las que hiciste pedazos. Prepárate para subir al monte Sinaí mañana temprano y presentarte delante de mí en la cima del monte. Nadie puede acompañarte. De hecho, no debe haber nadie en la montaña. Tampoco permitas que los rebaños ni las manadas pasten cerca del monte».

Entonces Moisés talló dos tablas de piedra como las primeras. Temprano en la mañana, subió al monte Sinaí, tal como el Señor le había ordenado, con las dos tablas de piedra en las manos.

Después, el Señor descendió en una nube y se quedó allí con Moisés; y proclamó su propio nombre, Yahveh.[d] El Señor pasó por delante de Moisés proclamando:

«¡Yahveh![e] ¡El Señor!
    ¡El Dios de compasión y misericordia!
Soy lento para enojarme
    y estoy lleno de amor inagotable y fidelidad.
Yo derramo amor inagotable a mil generaciones,[f]
    y perdono la iniquidad, la rebelión y el pecado.
Pero no absuelvo al culpable,
    sino que extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos y sus nietos;
toda la familia se ve afectada,
    hasta los hijos de la tercera y cuarta generación».

Al instante Moisés se postró hasta el suelo y adoró. Entonces dijo:

—Oh Señor, si de verdad cuento con tu favor, te ruego que nos acompañes en el viaje. Es cierto que el pueblo es terco y rebelde, pero te pido que perdones nuestra iniquidad y nuestros pecados. Tómanos como tu posesión más preciada.

10 El Señor respondió:

—Escucha, yo hago un pacto contigo en presencia de todo tu pueblo. Realizaré milagros que jamás se han hecho en ningún lugar de la tierra ni en ninguna otra nación. Todos los que te rodean serán testigos del poder del Señor, el imponente despliegue de poder que yo haré por medio de ti. 11 Pero presta atención a todo lo que hoy te ordeno, porque entonces iré delante de ustedes y expulsaré a los amorreos, a los cananeos, a los hititas, a los ferezeos, a los heveos y a los jebuseos.

12 »Ten mucho cuidado de no hacer tratados con los pueblos que viven en la tierra adonde te diriges. Si los haces, seguirás sus malos caminos y quedarás atrapado. 13 En cambio, deberás destruir sus altares paganos, destrozar sus columnas sagradas y derribar los postes dedicados a la diosa Asera. 14 No adores a ningún otro dios, porque el Señor, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso de su relación contigo.

15 »No hagas ningún tipo de tratado con los pueblos que viven en la tierra porque ellos se entregan a pasiones sexuales en pos de sus dioses y les ofrecen sacrificios. Te invitarán a participar con ellos en comer lo que ofrecen en sacrificio, y tú irás con ellos. 16 Acto seguido, aceptarás a sus hijas—quienes hacen sacrificios a otros dioses—como esposas para tus hijos; y ellas seducirán a tus hijos para que cometan adulterio contra mí al rendir culto a otros dioses. 17 No te hagas dioses de metal fundido.

18 »Deberás celebrar el Festival de los Panes sin Levadura. Durante siete días, prepararás sin levadura el pan que comas, tal como yo te ordené. Celebra este festival cada año, en el tiempo señalado, a comienzos de la primavera, en el mes de abib,[g] porque en esa fecha se cumple el aniversario de tu salida de Egipto.

19 »El primer nacido de cada animal me pertenece, incluidos los machos[h] de las primeras crías de tus manadas de ganado y de tus rebaños de ovejas y de cabras. 20 Para recuperar la primera cría de un burro, podrás pagar rescate al Señor entregando como sustituto un cordero o un cabrito; pero si no pagas rescate para recuperarlo, tendrás que quebrarle el cuello al animal. Sin embargo, tienes la obligación de pagar el rescate por todo primer hijo varón.

»Nadie podrá presentarse ante mí sin una ofrenda.

21 »Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual, pero el séptimo día dejarás de trabajar, incluso durante la temporada del arado y de la cosecha.

22 »Deberás celebrar el Festival de la Cosecha,[i] con los primeros frutos de la cosecha del trigo, y celebrar también el Festival de la Cosecha Final[j] cuando termine la temporada de la cosecha. 23 Tres veces al año, todo hombre de Israel deberá presentarse delante del Soberano, el Señor, Dios de Israel. 24 Yo expulsaré a las naciones en tu paso y expandiré tu territorio, para que nadie codicie ni conquiste tu tierra mientras te presentas ante el Señor tu Dios esas tres veces al año.

25 »No ofrezcas la sangre de mis sacrificios con ningún tipo de pan que contenga levadura. Tampoco guardes nada de la carne del sacrificio de la Pascua hasta la mañana siguiente.

26 »Cuando recojas tus cosechas, lleva a la casa del Señor tu Dios lo mejor de la primera cosecha.

»No cocines a un cabrito en la leche de su madre.

27 Después el Señor le dijo a Moisés: «Escribe todas estas instrucciones, porque ellas indican las condiciones del pacto que hago contigo y con Israel».

28 Moisés se quedó en el monte con el Señor durante cuarenta días y cuarenta noches. En todo ese tiempo, no comió pan ni bebió agua. Y el Señor escribió[k] en las tablas de piedra las condiciones del pacto: los diez mandamientos.[l]

29 Cuando Moisés descendió del monte Sinaí con las dos tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto,[m] no se daba cuenta de que su rostro resplandecía porque había hablado con el Señor. 30 Así que, cuando Aarón y el pueblo de Israel vieron el resplandor del rostro de Moisés, tuvieron miedo de acercarse a él.

31 Sin embargo, Moisés llamó a Aarón y a los jefes de la comunidad, les pidió que se acercaran y habló con ellos. 32 Luego, todo el pueblo de Israel se acercó y Moisés les transmitió todas las instrucciones que el Señor le había dado en el monte Sinaí. 33 Cuando Moisés terminó de hablar con ellos, se cubrió el rostro con un velo. 34 Pero cada vez que entraba en la carpa de reunión para hablar con el Señor, se quitaba el velo hasta que salía de ella. Después le transmitía al pueblo las instrucciones que el Señor le daba, 35 y el pueblo de Israel veía el brillante resplandor de su rostro. Así que él volvía a cubrirse el rostro con el velo hasta que entraba nuevamente a hablar con el Señor.

Instrucciones para el día de descanso

35 Luego Moisés mandó llamar a toda la comunidad de Israel y dijo: «Estas son las instrucciones que el Señor ha ordenado que obedezcan: tienen seis días en la semana para hacer su trabajo habitual, pero el séptimo será un día de descanso absoluto, un día santo, dedicado al Señor. Cualquiera que trabaje ese día será ejecutado. Ni siquiera encenderán fuego en sus casas en el día de descanso».

Ofrendas para el tabernáculo

Luego Moisés le dijo a toda la comunidad de Israel: «Esto es lo que el Señor ha ordenado: junten una ofrenda sagrada para el Señor. Que todas las personas de corazón generoso presenten al Señor las siguientes ofrendas:

oro, plata y bronce;

hilo azul, púrpura y escarlata;

lino fino y pelo de cabra para tela;

pieles de carnero curtidas y cuero de cabra de la mejor calidad;

madera de acacia;

aceite de oliva para las lámparas;

especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático;

piedras de ónice y otras piedras preciosas para incrustar en el efod y en el pectoral del sacerdote.

10 »Vengan, todos los que sean hábiles artesanos y construyan todo lo que el Señor ha ordenado:

11 el tabernáculo y la carpa sagrada, la cubierta, los broches, los soportes, los travesaños, los postes y las bases;

12 el arca y las varas para transportarla;

la tapa del arca: el lugar de la expiación;

la cortina interior que protege el arca;

13 la mesa, con las varas para transportarla, y todos sus utensilios;

el pan de la Presencia;

14 para el alumbrado: el candelabro, sus accesorios, las copas para las lámparas y el aceite de oliva para la iluminación;

15 el altar del incienso y las varas para transportarlo;

el aceite de la unción y el incienso aromático;

la cortina para la entrada del tabernáculo;

16 el altar de las ofrendas quemadas, la rejilla de bronce del altar, las varas para transportarlo y sus utensilios;

el lavamanos con su base;

17 las cortinas para las paredes del atrio;

los postes y sus bases;

la cortina para la entrada del atrio;

18 las estacas para el tabernáculo y el atrio, y sus cuerdas;

19 las vestiduras finamente confeccionadas para los sacerdotes, las cuales usarán mientras sirvan en el Lugar Santo: las vestiduras sagradas para el sacerdote Aarón y las vestiduras que sus hijos llevarán puestas cuando ministren como sacerdotes».

20 Entonces, toda la comunidad de Israel se despidió de Moisés, y cada cual regresó a su carpa. 21 Todos aquellos con el corazón motivado y el espíritu conmovido regresaron con ofrendas sagradas al Señor. Trajeron todos los materiales que se necesitaban para levantar el tabernáculo,[n] para realizar las ceremonias y para confeccionar las vestiduras sagradas. 22 Vinieron todos los que tenían el corazón dispuesto, tanto hombres como mujeres, y trajeron al Señor sus ofrendas de oro: broches, aretes, anillos y collares. Presentaron toda clase de objetos de oro como una ofrenda especial para el Señor. 23 Todos los que poseían hilo azul, púrpura y escarlata; lino fino y pelo de cabra para tela; pieles de carnero curtidas y cuero de cabra de la mejor calidad, los traían voluntariamente. 24 Además, todos los que tenían objetos de plata o de bronce los entregaron como una ofrenda sagrada al Señor, y quienes tenían madera de acacia la dispusieron para que se usara en el proyecto.

25 Todas las mujeres que tenían habilidades para la costura y el tejido prepararon hilo azul, púrpura y escarlata, y tela de lino fino, y los entregaron. 26 Todas las mujeres de buena voluntad pusieron en práctica su habilidad para hilar el pelo de cabra. 27 Los líderes entregaron piedras de ónice y otras piedras preciosas para incrustarlas en el efod y en el pectoral del sacerdote. 28 También contribuyeron con especias y aceite de oliva para el alumbrado, el aceite de la unción y el incienso aromático. 29 Así, todos los del pueblo de Israel—cada hombre y cada mujer con deseos de colaborar en la obra que el Señor les había dado por medio de Moisés—presentaron sus ofrendas con generosidad al Señor.

30 Luego Moisés dijo al pueblo de Israel: «El Señor ha escogido específicamente a Bezalel, el hijo de Uri y nieto de Hur, de la tribu de Judá. 31 El Señor llenó a Bezalel del Espíritu de Dios, y le dio gran sabiduría, capacidad y destreza en toda clase de artes manuales y oficios. 32 Él es un maestro artesano, experto en trabajar el oro, la plata y el bronce. 33 Es hábil en grabar, en incrustar piedras preciosas y en tallar madera. ¡Es un maestro en todo trabajo artístico! 34 El Señor les ha dado tanto a él como a Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, la capacidad de enseñar a otros sus habilidades técnicas. 35 El Señor los ha dotado de un talento especial en el arte de grabar, de diseñar, de tejer y bordar en hilo azul, púrpura y escarlata de lino fino. Ellos se destacan como artesanos y diseñadores.

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