Beginning
Introducción (1,1-9)
Saludo
1 Pablo, elegido por designio de Dios para ser apóstol de Cristo Jesús, y el hermano Sóstenes, 2 a la Iglesia de Dios reunida en Corinto. A ustedes que, consagrados por Cristo Jesús, han sido elegidos por Dios para ser su pueblo, junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor suyo y nuestro. 3 Que Dios, nuestro Padre, y Jesucristo, el Señor, les concedan gracia y paz.
Acción de gracias
4 Doy gracias sin cesar a mi Dios por ustedes ya que les ha otorgado su gracia mediante Jesucristo 5 y los ha enriquecido sobremanera con toda clase de dones, tanto en lo que se refiere al conocer como al hablar. 6 Y de tal manera se ha consolidado en ustedes el mensaje de Cristo, 7 que de ningún don carecen mientras están a la espera de que nuestro Señor Jesucristo se manifieste. 8 Él será quien los mantenga firmes hasta el fin, para que nadie tenga de qué acusarlos el día de nuestro Señor Jesucristo. 9 Dios, que los ha elegido para vivir en unión con su Hijo Jesucristo, es un Dios que cumple su palabra.
I.— DIVISIONES DENTRO DE LA COMUNIDAD (1,10—4,21)
Diversos grupos en la iglesia de Corinto
10 Pero tengo algo que pedirles, hermanos, y lo hago en nombre de nuestro Señor Jesucristo: que haya concordia entre ustedes. Destierren cuanto signifique división y recuperen la armonía pensando y sintiendo lo mismo. 11 Digo esto, hermanos míos, porque los de Cloe me han informado de que hay divisiones entre ustedes. 12 Me refiero a eso que anda diciendo cada uno de ustedes: “Yo pertenezco a Pablo”, “yo a Apolo”, “yo a Pedro”, “yo a Cristo”. 13 Pero bueno, ¿es que Cristo está dividido? ¿Ha sido crucificado Pablo por ustedes o han sido bautizados en su nombre? 14 ¡Es como para dar gracias a Dios el no haber bautizado entre ustedes más que a Crispo y a Gayo! 15 Así nadie puede presumir de haber quedado vinculado a mí por el bautismo. 16 Bueno, también bauticé a la familia de Estéfanas; fuera de estos, no recuerdo haber bautizado a ningún otro. 17 Es que Cristo no me envió a bautizar, sino a proclamar el mensaje evangélico. Y a proclamarlo sin alardes de humana elocuencia, para que no quede anulada la eficacia de la cruz de Cristo.
Cristo crucificado, poder y sabiduría de Dios
18 El lenguaje de la cruz es, ciertamente, un absurdo para los que van por sendas de perdición; mas para nosotros, los que estamos en camino de salvación, es poder de Dios. 19 Lo dice la Escritura: Destruiré la sabiduría de los sabios y haré fracasar la inteligencia de los inteligentes.
20 ¿Quién se atreverá a presumir de sabio, de maestro o de investigador de este mundo? ¿No ha demostrado Dios que la sabiduría de este mundo es pura necedad? 21 En efecto, el mundo con su sabiduría sobre Dios no ha llegado a conocer a Dios a través de esa sabiduría. Por eso, Dios ha decidido salvar a los creyentes a través de un mensaje que parece absurdo. 22 Porque mientras los judíos piden milagros y los griegos buscan sabiduría, 23 nosotros anunciamos a Cristo crucificado, que para los judíos es una piedra en que tropiezan y para los paganos es cosa de locos. 24 Pero para los que Dios ha elegido, sean judíos o griegos, ese Cristo es poder y sabiduría de Dios, 25 pues lo que en Dios parece absurdo es mucho más sabio que lo humano, y lo que en Dios parece débil es más fuerte que lo humano. 26 Basta, hermanos, con que se fijen en cómo se ha realizado su propia elección: no abundan entre ustedes los que el mundo considera sabios, poderosos o aristócratas. 27 Al contrario, Dios ha escogido lo que el mundo tiene por necio, para poner en ridículo a los que se creen sabios; ha escogido lo que el mundo tiene por débil, para poner en ridículo a los que se creen fuertes; 28 ha escogido lo sin importancia según el mundo, lo despreciable, lo que nada cuenta, para anular a quienes piensan que son algo. 29 De este modo, ningún mortal podrá alardear de algo ante Dios 30 que a ustedes los ha injertado en Cristo Jesús, convertido para nosotros en sabiduría divina, en fuerza salvadora, santificadora y liberadora. 31 Así que, como dice la Escritura, si de algo hay que presumir, que sea de lo que ha hecho el Señor.
Pablo y su proclamación del mensaje en Corinto
2 Yo mismo, hermanos, cuando llegué a la ciudad, no les anuncié el proyecto salvador de Dios con alardes de sabiduría o elocuencia. 2 Decidí que entre ustedes debía ignorarlo todo, a excepción de Cristo crucificado; 3 así que me presenté ante ustedes sin recursos y temblando de miedo. 4 Mi predicación y mi mensaje no se apoyaban en una elocuencia inteligente y persuasiva; era el Espíritu con su poder quien los convencía, 5 de modo que la fe de ustedes no es fruto de la sabiduría humana, sino del poder de Dios.
La verdadera sabiduría
6 Sin embargo, también nosotros disponemos de una sabiduría para los formados en la fe; una sabiduría que no pertenece a este mundo ni a los poderes perecederos que gobiernan este mundo; 7 una sabiduría divina, misteriosa, escondida, destinada por Dios, desde antes de todos los tiempos, a constituir nuestra gloria. 8 Ninguno entre los poderosos de este mundo ha llegado a conocer tal sabiduría, pues, de haberla conocido, no habrían crucificado al Señor de la gloria. 9 Pero según dice la Escritura: Lo que jamás vio ojo alguno, lo que ningún oído oyó, lo que nadie pudo imaginar que Dios tenía preparado para aquellos que lo aman, 10 eso es lo que Dios nos ha revelado por medio del Espíritu. Pues el Espíritu todo lo sondea, incluso lo más profundo de Dios. 11 ¿Quién, en efecto, conoce lo íntimo del ser humano, sino el mismo espíritu humano que habita en su interior? Lo mismo pasa con las cosas de Dios: sólo el Espíritu divino las conoce. 12 En cuanto a nosotros, no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para poder así reconocer los dones que Dios nos ha otorgado.
13 Esto es precisamente lo que expresamos con palabras que no están inspiradas por el saber humano, sino por el Espíritu. Y así acomodamos las cosas espirituales a los que poseen el Espíritu.
14 La persona mundana es incapaz de captar lo que procede del Espíritu de Dios; lo considera un absurdo y no alcanza a comprenderlo, porque sólo a la luz del Espíritu pueden ser valoradas estas cosas. 15 En cambio, la persona animada por el Espíritu puede emitir juicio sobre todo, sin que ella esté sujeta al juicio de nadie. 16 Porque ¿quién conoce el modo de pensar del Señor hasta el punto de poder darle lecciones? ¡Ahora bien, nosotros estamos en posesión del modo de pensar de Cristo!
Inmadurez de los corintios
3 Hermanos, no me fue posible entonces tratarlos como a personas animadas por el Espíritu; tuve que hacerlo como a personas inmaduras, como a cristianos en estado infantil. 2 Los alimenté con leche y no con alimentos fuertes que no podían asimilar entonces; y tampoco lo pueden ahora, 3 porque siguen siendo inmaduros. Pues mientras haya entre ustedes envidias y rivalidades, ¿no es prueba de inmadurez y de que no han superado el nivel puramente humano? 4 En efecto, cuando uno dice: “Yo pertenezco a Pablo”, y otro: “Yo a Apolo”, ¿no están demostrando que son todavía demasiado humanos?
Todos somos trabajadores por cuenta de Dios
5 Pues, ¿qué son Apolo y Pablo? Simples servidores que los condujeron a la fe, valiéndose cada cual del don que Dios le concedió. 6 Yo planté y Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer. 7 Así que ni el que planta ni el que riega cuentan para nada; Dios, que hace crecer, es el que cuenta. 8 Y entre el oficio de plantar o el de regar no hay diferencia, si bien cada uno recibirá el salario en proporción a su trabajo. 9 Nosotros somos colaboradores de Dios; ustedes son el campo que Dios cultiva, la casa que Dios edifica.
10 Yo, respondiendo al don que Dios me ha concedido, he puesto los cimientos como buen arquitecto; otro es el que levanta el edificio. Mire, sin embargo, cada uno cómo lo hace. 11 Desde luego, el único cimiento válido es Jesucristo, y nadie puede poner otro distinto. 12 Pero sobre ese cimiento puede construirse con oro, plata y piedras preciosas, o bien con madera, paja y cañas. 13 El día del Señor pondrá de manifiesto el valor de lo que cada uno haya hecho, pues ese día vendrá con fuego, y el fuego pondrá a prueba la consistencia de lo que cada uno haya hecho. 14 Aquel cuyo edificio, levantado sobre el cimiento, se mantenga firme, será premiado; 15 aquel cuyo edificio no resista al fuego, será castigado. A pesar de lo cual, él se salvará, si bien como el que a duras penas escapa de un incendio.
16 ¿Ignoran ustedes acaso que son templo de Dios y morada del espíritu divino? 17 Si destruyen el templo de Dios, Dios mismo los destruirá a ustedes; no en vano el templo de Dios es algo santo, y ustedes mismos son ese templo.
Concluyendo
18 Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes presume de sabio según los criterios de este mundo, mejor será que se convierta en necio, para alcanzar así la verdadera sabiduría. 19 Porque la sabiduría del mundo es necedad a los ojos de Dios. Así lo dice la Escritura: Dios atrapa a los sabios en la trampa de su propia astucia. 20 Y en otro lugar: El Señor sabe cuán vanos son los pensamientos de los sabios. 21 Que nadie, pues, ande presumiendo de los que no pasan de ser seres humanos. Todo les pertenece a ustedes: 22 Pablo, Apolo, Pedro, el mundo, la vida, la muerte, lo presente y lo futuro; todo es de ustedes. 23 Pero ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios.
El papel de los apóstoles
4 A nosotros la gente nos ha de considerar como lo que somos: servidores de Cristo y administradores de los planes secretos de Dios. 2 Y lo que a un administrador se le pide es que sea fiel. 3 En cuanto a mi conducta, me tiene sin cuidado el juicio que puedan emitir ustedes o cualquier otro tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. 4 Es cierto que no me remuerde la conciencia, pero no por ello me considero inocente. Quien me juzga es el Señor. 5 Así que no emitan juicios prematuros. El Señor es quien iluminará, cuando venga, lo que se esconde en la oscuridad y quien pondrá al descubierto las secretas intenciones de cada persona. Entones cada uno recibirá de Dios su merecido.
6 Hermanos, con el fin de que entendieran estas cosas, las he aplicado, a modo de ejemplo, a Apolo y a mi propia persona para que aprendan en nosotros lo de “no ir más allá de lo que está establecido” y para que nadie se apasione por uno en contra de otro. 7 Porque, ¿quién te hace a ti mejor que los demás?, ¿qué tienes que no hayas recibido? Y si todo lo que tienes lo has recibido, ¿a qué viene presumir como si fuera tuyo?
8 ¡Conque ustedes ya están satisfechos, ya son ricos, ya han alcanzado la realeza sin contar con nosotros! ¡Ojalá fuera cierto, para compartir con ustedes esa realeza! 9 Pues, a lo que veo, Dios nos ha reservado a los apóstoles el último lugar como si fuéramos condenados a muerte, y nos hemos convertido en espectáculo del mundo entero, tanto de ángeles como de humanos. 10 Así que nosotros somos unos locos a causa de Cristo; ustedes, en cambio, un modelo de sensatez cristiana; nosotros somos débiles, ustedes fuertes; ustedes se llevan la estima, nosotros el desprecio. 11 Hasta el presente no hemos pasado más que hambre, sed, desnudez y malos tratos, andando de un lado para otro. 12 Hemos trabajado con nuestras propias manos hasta el agotamiento. Si nos insultan, bendecimos; si nos persiguen, aguantamos; 13 si nos calumnian, respondemos con bondad. Total, que hasta este momento somos la basura del mundo, el desecho de la humanidad.
14 No es mi intención avergonzarlos al escribirles todo esto. Sólo quiero corregirlos como a hijos míos muy queridos. 15 Porque maestros en la fe en Cristo Jesús pueden tenerlos a millares, pero padres, no; he sido yo quien los ha engendrado para la fe mediante el mensaje evangélico. 16 Les ruego, pues, que sigan mi ejemplo, 17 para lo que les he enviado a Timoteo, hijo mío muy querido y cristiano de fiar. Él les recordará el estilo de vida que tengo yo como creyente en Cristo Jesús y que voy enseñando por doquier en cada iglesia.
18 Pensando que no iré a visitarlos, algunos han comenzado a envalentonarse. 19 Pues bien, si Dios quiere, les haré pronto una visita, y entonces veremos si esos engreídos hacen tanto como dicen. 20 Porque el reino de Dios no es cuestión de palabras, sino de eficacia. 21 ¿Qué prefieren: que vaya vara en mano o con espíritu de amor y suavidad?
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España