Book of Common Prayer
El Señor reina
1 El SEÑOR reina,
se viste de majestad;
el SEÑOR se viste,
se pone el poder como cinturón.
El mundo está bien firme,
no será removido.
2 Tu reino ha existido siempre;
tú existes desde la eternidad.
3 Se levantaron los ríos, SEÑOR,
hacen gran estruendo.
Alzan sus olas rugientes,
4 pero tú, SEÑOR, reinando desde el cielo,
eres más poderoso que las fuertes olas
y que el estruendo de las aguas.
5 Se puede confiar en lo que tú declaras,[a]
lo que tú siempre dijiste en cuanto a tu casa,
tu hogar santo, SEÑOR.
Que todo el mundo cante al Señor
(1 Cr 16:23-33)
1 Canten al SEÑOR una nueva canción;
que todo el mundo cante al SEÑOR.
2 Canten al SEÑOR, bendigan su nombre;
anuncien todos los días las buenas noticias de que él nos da la victoria.
3 Cuenten entre las naciones acerca de su gloria;
cuéntenles a todos los pueblos las maravillas de Dios.
4 El SEÑOR es grande y digno de la máxima alabanza;
es más temible que todos los dioses.
5 Los dioses de otras naciones no son sino ídolos;
en cambio, el SEÑOR hizo el cielo.
6 Hay esplendor y majestad ante su presencia;
poder y belleza en su templo santo.
7 Familias de las naciones, alaben al SEÑOR;
den la gloria y el poder al SEÑOR.
8 Alaben el nombre del SEÑOR;
lleven ofrendas al templo.
9 Alaben al SEÑOR en su hermoso templo;
que toda la tierra tiemble delante de él.
10 Anuncien a las naciones: «¡El SEÑOR es Rey!»
Él estableció el mundo, no será removido.
El SEÑOR juzgará a los pueblos con imparcialidad.
11 Que el cielo se alegre;
que la tierra se ponga contenta;
que el mar y todo lo que hay en él griten de alegría;
12 que estén felices los campos y todo lo que crece en ellos;
que los árboles del bosque canten de alegría.
13 Que todo el mundo esté feliz
porque el SEÑOR viene a gobernar[a] al mundo.
Él gobernará al mundo con justicia
y a las naciones con verdad.
El Señor es fiel
Canción de David cuando se hizo el loco para que Abimélec lo expulsara de sus tierras y así poder salir de allí.
1 Bendigo al SEÑOR todo el tiempo;
en mis labios siempre hay una alabanza para él.
2 Todo me ser alaba al SEÑOR.
Todos ustedes los que están tristes,
escuchen mi alabanza y alégrense.
3 Honren al SEÑOR conmigo;
exaltemos todos su nombre.
4 Porque consulté al SEÑOR, y él me respondió.
Él me salvó de todos mis temores.
5 Los que acuden al Señor resplandecen de alegría,
jamás se decepcionarán.
6 Este pobre hombre pidió ayuda al SEÑOR,
él me escuchó y me sacó de todos mis peligros.
7 El ángel del SEÑOR monta su campamento alrededor de su gente fiel[a],
y la protege.
8 Saboreen al SEÑOR y vean lo bueno que es él.
Afortunado el que confía en él.
9 Todos ustedes, respeten al SEÑOR
porque nada les falta a los que lo respetan.
10 Hasta los más ricos[b] sufren de hambre
porque les falta la comida.
Pero a la gente que busca ayuda en el SEÑOR
nada le hará falta.
11 Vengan hijos míos, escúchenme,
y les enseñaré a respetar al SEÑOR.
12 El que ame la vida
y desee ver días felices,
13 aléjese de los planes perversos
y evite decir mentiras.
14 Apártese del mal y hagan el bien.
Busque la paz y no descanse hasta conseguirla.
15 El SEÑOR cuida a la gente justa
y escucha sus oraciones.
16 En cambio, el SEÑOR se opone a los perversos;
morirán y pronto todos se olvidarán de ellos.
17 Oren al SEÑOR y él los escuchará.
Él los salvará de todos los peligros.
18 El SEÑOR siempre está dispuesto a ayudar a los que sufren
y salva a los que han perdido toda esperanza.
19 Si alguien es justo, no importa cuántos males sufra,
el SEÑOR lo rescatará.
20 Él lo protegerá por completo;
no se romperá ninguno de sus huesos.
21 En cambio, los perversos serán destruidos por su propia maldad;
los que persiguen a los justos serán castigados.
22 El SEÑOR protege la vida de sus fieles
y todo el que acuda a él en busca de ayuda, la encontrará.
50 Labán y Betuel respondieron:
—Vemos que esto viene directamente del SEÑOR así que no tenemos nada que decir. 51 Aquí está Rebeca, tómala y vete. Haz que se case con el hijo de tu amo para obedecer la palabra del SEÑOR.
52 Cuando el siervo de Abraham les oyó decir esto, se arrodilló en el piso ante el SEÑOR. 53 Luego el siervo sacó todo el oro, la plata y la ropa y se la dio a Rebeca. También les dio regalos muy caros al hermano y a la mamá de ella. 54 Luego él, y los hombres que estaban con él, comieron y pasaron ahí la noche. A la mañana siguiente se levantaron y dijeron:
—Ahora tenemos que volver a donde está nuestro amo.
55 Pero el hermano y la mamá de Rebeca dijeron:
—Dejen que la muchacha se quede unos diez días y después se podrá ir.
56 El siervo les dijo:
—No me hagan esperar. El SEÑOR ha hecho que mi viaje sea un éxito, déjenme volver a la casa de mi amo.
57 Entonces ellos dijeron:
—Vamos a llamar a la muchacha y le vamos a preguntar qué es lo que ella quiere hacer.
58 Llamaron a Rebeca y le preguntaron:
—¿Quieres irte con este hombre?
Ella respondió:
—Sí, iré.
59 Entonces dejaron que Rebeca y la mujer que siempre la había cuidado se fueran con el siervo de Abraham y sus hombres. 60 La familia de Rebeca la bendijo de esta manera:
«Hermana nuestra,
¡que seas madre de millones!
¡Que tus descendientes conquisten
las ciudades de sus enemigos!»
61 Entonces Rebeca y sus siervas se levantaron, se montaron en los camellos y siguieron al hombre. Así que el siervo tomó a Rebeca y se fue.
62 Isaac había vuelto de Beer Lajay Roí y estaba viviendo en el Néguev. 63 Isaac salió a caminar[a] al campo y vio que venían unos camellos. 64 Rebeca levantó su mirada y vio a Isaac. Luego se bajó del camello 65 y le dijo al siervo:
—¿Quién es ese hombre que viene por el campo hacia nosotros?
El siervo respondió:
—Es mi amo.
Entonces Rebeca tomó su velo y se tapó la cara.
66 El siervo le contó a Isaac todo que le había pasado. 67 Después Isaac llevó a Rebeca a la carpa de Sara, su mamá, y se casó con ella. Isaac amó a Rebeca y así se consoló de la muerte de su mamá.
Un trabajador aprobado
14 Sigue recordándoles como advertencia delante de Dios que no se metan en discusiones que no ayudan para nada, que sólo destruyen a los que escuchan. 15 Esfuérzate por presentarte aprobado ante Dios como un trabajador que no tiene nada de qué avergonzarse y que enseña correctamente a poner en práctica el mensaje de la verdad. 16 Aléjate de los que hablan cosas mundanas y tonterías, porque esa manera de hablar sólo resulta en que haya cada vez menos respeto hacia Dios. 17 Su enseñanza se propagará como un cáncer. Himeneo y Fileto han hablado así. 18 Se han apartado de la verdadera enseñanza diciendo que la resurrección de todos ya sucedió, y con eso arruinan[a] la fe de algunos. 19 (A)A pesar de eso, Dios ha construido una base sólida que continúa firme, en la que se encuentran escritas estas palabras: «El Señor conoce a su pueblo»[b] y «Todo el que dice que pertenece al Señor debe apartarse de la maldad».
20 En una casa grande hay objetos de oro y plata, y también otros de madera y barro. Algunos tienen usos especiales, otros uso común. 21 Así sucede en la casa del Señor. Si uno se mantiene puro, puede tener un uso especial, consagrado y útil para el Señor y listo para hacer toda clase de buenas obras.
Jesús recibe a los niños
(Mt 19:13-15; Lc 18:15-17)
13 Luego le trajeron niños a Jesús para que los bendijera,[a] pero los seguidores de Jesús los regañaron. 14 Cuando Jesús se dio cuenta de eso, se enojó y les dijo:
—Dejen que los niños vengan a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. 15 Les digo la verdad: el que no acepta el reino de Dios como un niño, no entrará jamás en él.
16 Jesús tomó a los niños en sus brazos y los bendijo, imponiéndoles las manos.
Un rico se niega a seguir a Jesús
(Mt 19:16-30; Lc 18:18-30)
17 Cuando Jesús estaba saliendo, un hombre se acercó corriendo, se arrodilló ante él y le dijo:
—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?
18 Jesús le contestó:
—¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. 19 (A)Tú sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no engañes, y respeta a tu papá y a tu mamá”.[b]
20 El hombre dijo:
—Maestro, yo he cumplido esos mandamientos desde que era joven.
21 Jesús lo miró y con afecto le dijo:
—Te hace falta una cosa: ve y vende todo lo que tienes. Dales ese dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
22 El hombre quedó muy desilusionado por las palabras de Jesús y se marchó muy triste porque tenía muchos bienes.
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