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Pero mientras pensaba en esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo.
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Y cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer;
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Huida a Egipto
Después de haberse marchado ellos, un ángel del Señor se le apareció* a José en sueños, diciendo: Levántate, toma al Niño y a su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes va a buscar al Niño para matarle.
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Retorno a Nazaret
Pero cuando murió Herodes, he aquí, un ángel del Señor se apareció* en sueños a José en Egipto, diciendo:
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y le dijo*: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: «A sus Ángeles te encomendará», y: «En las manos te llevarán, no sea que tu pie tropiece en piedra».
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El diablo entonces le dejó*; y he aquí, ángeles vinieron y le servían.
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y el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
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El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que hacen iniquidad;
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Así será en el fin del mundo; los ángeles saldrán, y sacarán a los malos de entre los justos,
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Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensara a cada uno según su conducta.
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Mirad que no despreciéis a uno de estos pequeñitos, porque os digo que sus ángeles en los cielos contemplan siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.
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Porque en la resurrección, ni se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo.
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Y Él enviará a sus ángeles con una gran trompeta y reunirán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro.
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Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.
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El juicio final
Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con Él, entonces se sentará en el trono de su gloria;
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Entonces dirá también a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles.
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¿O piensas que no puedo rogar a mi Padre, y Él pondría a mi disposición ahora mismo más de doce legiones de ángeles?
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Y he aquí, se produjo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendiendo del cielo, y acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella.
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Y hablando el ángel, dijo a las mujeres: Vosotras, no temáis; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.
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Y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y estaba entre las fieras, y los ángeles le servían.
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Porque cualquiera que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
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Porque cuando resuciten de entre los muertos, ni se casarán ni serán dados en matrimonio, sino que serán como los ángeles en los cielos.
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Y entonces enviará a los ángeles, y reunirá a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
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Pero de aquel día o de aquella hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.
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Y se le apareció un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.