¹⁸ En tu simiente serán bendecidas^[a] todas las naciones de la tierra^(A), porque tú has obedecido Mi voz^(B)».

¹⁶ Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia^[a](A). No dice: «y a las descendencias^[b]», como refiriéndose a muchas, sino más bien a una: «y a tu descendencia^(B)», es decir, Cristo^[c].

⁷ El Señor se apareció a Abram^(A) y le dijo: «A tu descendencia^[a] daré esta tierra^(B)». Entonces Abram edificó allí un altar al Señor^(C) que se le había aparecido.

⁶ Así Abraham creyó a Dios y le fue contado como justicia^(A).

⁷ Por tanto, sepan que los que son de fe^(B), estos son hijos de Abraham^(C). ⁸ La Escritura, previendo que Dios justificaría^[a] a los gentiles^[b] por la fe, anunció de antemano las buenas nuevas a Abraham, diciendo: «En ti serán benditas todas las naciones^(D)». ⁹ Así que, los que son de la fe son bendecidos con Abraham^(E), el creyente.

⁶ Pero no es que la palabra de Dios haya fallado^(A). Porque no todos los descendientes de Israel son Israel^(B); ⁷ ni son todos hijos por ser descendientes^[a] de Abraham^(C), sino que «por Isaac será llamada tu descendencia^[b](D)». ⁸ Esto es, no son los hijos de la carne los que son hijos de Dios^(E), sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes^[c](F).