Evangelio Viviente
Eres lo que piensas
Lo que piensas en tu corazón es lo que eres en realidad. Lee Proverbios 23.7. Es un principio sencillo: Si saturas tu mente y tus pensamientos con la Palabra de Dios, eso se mostrará en tus palabras.
¿Cómo puede ocurrir de este modo? Ocurrirá cuando medites en la Biblia de noche y día. Si llenas tu mente y pensamientos con otras cosas, ellas aflorarán seguramente en tu conversación diaria.
¿Sabes qué dice Jesús?: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12.34). Si tu corazón está lleno de la Palabra de Dios, eso es lo que va a salir de tus labios.
Dios le dijo al líder Josué: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1.8).
La Biblia debe formar parte de tu vocabulario todo el tiempo. Tú debes hablar de la Palabra y de las cosas que se refieren a ella en todo momento.
Si meditas en la Biblia noche y día, eso comenzará a salir de tu boca. Hablarás “siempre con gracia, sazonada con sal” (Colosenses 4.6). Será el tipo de conversación que edifica a los demás. Serás de bendición en medio de tantos corazones desalentados porque les falta la Palabra de vida.
¿Por qué Dios quiere que medites y te llenes de su Palabra? El propósito es que los “guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito”. El propósito no es solo el conocimiento sino la obediencia. Aquí la promesa es que la meditación producirá un cambio de actitud porque tu corazón estará saturado de la Palabra de Dios.
El rey David pide en el Salmo 19.14: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío”. Él está pidiendo: “Oh Jehová, gobierna y guarda la meditación de mi corazón”. ¿Por qué? Porque eso es lo que se va a ver en mi comportamiento.
Dios promete bendecir tu vida espiritual y tus esfuerzos espirituales con éxito por medio de la profunda comprensión y aplicación de su Palabra.
Reflexión:
Dios promete que si medito en su Palabra, hablo de la Palabra y vivo la Palabra, mi camino será prosperado y tendré éxito.