Me arreglaron la mesa y me trajeron varios platos preparados. Entonces dije a mi hijo Tobías: —Hijo, ve a ver si encuentras algún israelita, de los que han venido desterrados a Nínive, que haya sido fiel a Dios de todo corazón y que sea pobre, e invítalo a comer con nosotros. Yo te espero, hijo, hasta que vuelvas.
Cuando me senté a la mesa y vi la comida, le dije a Tobías: «Hijo mío, averigua si entre nuestra gente acá en Nínive, hay algún pobre que con toda sinceridad le sea fiel a Dios, y tráelo a comer con nosotros. Yo esperaré hasta que regreses».