Jerusalén será reconstruida, el templo del Señor existirá por siempre. ¡Qué dicha si me queda algún descendiente que pueda ver tu esplendor y alabar al Rey del cielo! Las puertas de Jerusalén serán construidas con zafiros y esmeraldas, y con piedras preciosas todas sus murallas. Las torres de Jerusalén y sus baluartes se construirán con oro, con oro puro. Sus plazas serán pavimentadas con rubíes y finísimas piedras.
Porque Jerusalén será reconstruida, y el templo de Dios jamás será destruido. »¡Jerusalén, mi gozo será completo si Dios permite que mis descendientes lleguen a ver tu hermosura y adoren a Dios, el Rey del cielo! »Jerusalén, tus portones serán reconstruidos con zafiros y esmeraldas. Tus murallas serán reconstruidas con piedras preciosas. Tus torres y defensas, con oro puro, y tus plazas serán pavimentadas con rubíes y joyas preciosas.