Pero Tobit le decía: —¡Cállate, querida, no te preocupes! Él está bien. Habrán tenido allá alguna demora. Pero el hombre que lo acompaña es de confianza, y además es pariente nuestro. No te pongas triste por él, querida, que ya estará por llegar.
Tobit trataba de consolarla, y le decía: —¡Cálmate, querida, no te preocupes ni te pongas triste! Seguro que Tobías está sano y salvo, y pronto regresará. Algo lo habrá obligado a demorarse. Además, el hombre que lo acompaña es pariente nuestro, y podemos confiar en él.