Y a su hija Sara le dijo: —Vete en paz a casa de tu suegro. De ahora en adelante ellos serán tus padres, como nosotros que te dimos la vida. Vete en paz, hija mía, y que mientras viva, tenga yo solamente buenas noticias de ti. Y despidiéndose de ellos los dejó ir.
A Sara le dijo: «Que tengas buen viaje, hija mía. Cuando llegues a casa de tus suegros, ellos serán tus padres, al igual que nosotros. Ojalá que mientras yo viva, sólo tenga buenas noticias de ti». Luego Ragüel se despidió de ellos con un abrazo.