Cuando está presente, los hombres la imitan; cuando está ausente, la echan de menos; desfila por la eternidad, coronada como vencedora, por haber alcanzado el triunfo luchando limpiamente por el premio.
La gente de buena conducta es digna de ser imitada, y cuando está ausente, se le echa de menos. La gente de buena conducta siempre saldrá victoriosa, pues sus triunfos son honestos. Por eso, Dios les dará en el cielo una corona que nadie les quitará.