El santo espíritu, que es maestro de los hombres, nada tiene que ver con el engaño; se aparta de los pensamientos insensatos y se retira cuando está presente la injusticia.
El espíritu de Dios nos da sabiduría, nos enseña a odiar la mentira y los malos pensamientos. ¡La sabiduría que Dios nos da no vive en medio de la injusticia!