Lo que aquella noche había de suceder, nuestros antepasados lo supieron de antemano, para que, teniendo tal seguridad, se sintieran animados por las promesas en que habían creído.
Pero a nuestros antepasados les habías dicho de antemano lo que iba a pasar aquella noche, para que se alegraran al comprobar que tú cumples tus promesas.