Todos por igual tuvieron innumerables muertos, que de igual forma perecieron. Los vivos no se daban abasto para enterrarlos, pues en un instante pereció lo mejor de su nación.
Fueron tantos los que murieron esa noche, que no pudieron ser enterrados. En todas las familias de Egipto hubo muertos. ¡Lo más valioso de esa nación se acabó en un instante!