En prueba de aquella maldad, todavía queda el desierto humeante, plantas cuyos frutos nunca maduran y una estatua de sal que se levanta como recuerdo de una persona que no creyó.
Como resultado de aquella maldad, esa tierra se volvió un desierto; las plantas ya no dan fruto, y allí puede verse una estatua de sal que recuerda a la esposa de Lot, la mujer que no confió en Dios.