Ozías lo sacó de la reunión, se lo llevó a su propia casa, y ofreció un banquete a los ancianos. Toda esa noche estuvieron pidiendo al Dios de Israel que los ayudara.
Cuando terminó la reunión, Ozías invitó a Aquior a su casa, donde dio una gran fiesta para los líderes de la ciudad. Y pasaron toda esa noche rogándole al Dios de Israel que los ayudara.