Dicho esto, Holofernes mandó a los hombres que estaban a su servicio personal que pusieran preso a Aquior, y que lo llevaran a Betulia y lo entregaran a los israelitas.
Tan pronto terminó de hablar, Holofernes ordenó a sus guardias que apresaran al jefe Aquior, y que lo entregaran a los israelitas que vivían en la ciudad de Betulia.