No demuestran instrucción ni capacidad para juzgar, ni entienden de proverbios. Pero ellos contribuyen a la estabilidad del mundo, ocupándose en su trabajo de artesanos.
Tampoco instruirán al pueblo, ni serán autores de proverbios. Pero con su trabajo y esfuerzos completan la creación de Dios, y a él le piden ayuda para hacer bien su trabajo.