Apolonio fue a ver al rey y lo puso al corriente del asunto de los tesoros del templo. Entonces el rey confió a Heliodoro, el encargado del gobierno, la misión de apoderarse de aquellas riquezas.
Apolonio fue y le contó al rey todo lo relacionado con las riquezas del templo. Entonces, el rey le pidió a Heliodoro, que estaba a cargo de sus negocios, que fuera a Jerusalén y le trajera esas riquezas.