Después de purificar el templo, construyeron otro altar, y golpeando una piedra contra otra, sacaron fuego y ofrecieron con él un sacrificio. También quemaron incienso, encendieron las lámparas y presentaron los panes consagrados. Ya hacía dos años que los sacrificios se habían interrumpido.
Purificaron el templo y construyeron un nuevo altar. Y como hacía dos años que no presentaban ofrendas a Dios, hicieron fuego frotando dos piedras. Con ese fuego encendieron la leña y quemaron las ofrendas que presentaron ante Dios. También quemaron incienso, encendieron las lámparas y colocaron en la mesa los panes dedicados a él.