De todas las aldeas de aquella región de Judea salía la gente y cercaba a los que huían, haciéndolos volverse unos contra otros. Todos cayeron muertos a filo de espada, sin que ni uno solo quedara vivo.
Toda la gente de la región de Judea salía y les cerraba el paso a todos los que huían. A éstos no les quedaba más remedio que volver atrás. En la confusión, se atropellaban unos contra otros, y así los mataron a todos. ¡Ni uno solo quedó con vida!