Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Al director musical. Salmo de David.
20 Que el Señor esté contigo en el día de tu tribulación. ¡Que el Dios de Israel te libre de todo mal! 2 Que desde su santuario te envíe ayuda; que desde Jerusalén te fortalezca. 3 Que recuerde con agrado lo que le has brindado: tus sacrificios y ofrendas quemadas: 4 Que él te conceda lo que tu corazón anhela y haga realidad todos tus planes. 5 Que haya griterío de júbilo cuando sepamos la noticia de tu victoria; que se agiten las banderas en alabanza a Dios por todo lo hecho en favor tuyo. Que él responda a todas tus plegarias.
6 «Dios salve a su ungido rey». ¡Y yo sé que lo salva! Él le escucha desde el alto cielo y lo rescatará con su gran poder. 7 Algunas naciones se vanaglorian de sus ejércitos y armamento; pero nosotros nos gloriamos en el Señor nuestro Dios. 8 Esas naciones caerán y perecerán; nosotros nos alzaremos y permaneceremos firmes y a salvo.
9 Otorga la victoria a nuestro rey, Señor. Escucha nuestra oración.
5 Esa noche, el Señor se le apareció en un sueño, y le dijo:
―Pídeme lo que quieras, que yo te lo daré.
6 Salomón le respondió:
―Fuiste muy misericordioso con mi padre David, porque él era honesto, veraz y fiel a ti, y obedecía tus mandamientos. Y has continuado mostrándole tu misericordia, al haberle dado un hijo que se sentara en su trono.
7 »Señor, Dios mío, ahora tú me has hecho rey en lugar de David, mi padre, pero soy como un niño que no conoce el camino que ha de seguir. 8 Y aquí estoy entre tu pueblo escogido, un pueblo tan numeroso que es imposible contarlo. 9 Dame sabiduría, para poder gobernar bien a tu pueblo y para tener un buen discernimiento de lo que es bueno o es malo. Porque, ¿quién con su propia capacidad puede cargar con una responsabilidad tan grande?
10 El Señor miró con agrado esta petición, y se alegró de que Salomón hubiera pedido sabiduría. 11 Por eso le respondió:
―Por cuanto has pedido sabiduría para gobernar a mi pueblo, y no has pedido una larga vida ni riquezas para ti, ni has pedido derrotar a tus enemigos, 12 yo te daré lo que has pedido. Te daré una sabiduría como la que nadie ha tenido antes ni tendrá después. 13 Y también te daré lo que no has pedido, esto es, riquezas y honor. Nadie en el mundo será tan rico y famoso como lo serás tú por el resto de tu vida. 14 Y, si te mantienes en mi voluntad y obedeces mis mandamientos, como lo hizo tu padre David, entonces te permitiré vivir muchos años.
Validez del testimonio de Jesús
12 Jesús, una vez más le habló a la gente diciendo:
―Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en oscuridad, porque tendrá la luz de la vida.
13 Los fariseos le dijeron:
―Tú eres tu propio testigo y por eso tu testimonio no es válido.
14 Jesús respondió:
―Aunque yo sea mi propio testigo, mi testimonio es válido. Porque yo sé de dónde vengo y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. 15 Ustedes juzgan según criterios humanos; yo, en cambio, no juzgo a nadie. 16 Pero si lo hago, mi juicio es de acuerdo con la verdad, porque yo no juzgo por mi cuenta, sino que el Padre que me envió juzga conmigo. 17 En la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas se considera verdadero. 18 Yo mismo soy uno de mis testigos; y mi Padre que me envió es el otro.
19 Le preguntaron:
―¿Dónde está tu padre?
―Si me conocieran a mí, también conocerían al Padre.
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.