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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
Salmos 150

Exhortación a alabar a Dios con instrumentos de música

Aleluya.

150 ¡Alabado sea Dios en su templo!
¡Alabado sea en la majestad del firmamento!
¡Alabado sea por sus proezas!
¡Alabado sea por su imponente grandeza!

¡Alabado sea el Señor al son de trompetas!
¡Alabado sea el Señor con salterio y arpa!
¡Alabado sea al ritmo del pandero!
¡Alabado sea con flautas e instrumentos de cuerda!
¡Alabado sea con campanillas sonoras!
¡Alabado sea con campanillas jubilosas!

¡Que todo lo que respira alabe al Señor!

¡Aleluya!

1 Samuel 17:1-23

David mata a Goliat

17 Los filisteos volvieron a reunir sus tropas en Soco, un pueblo de Judá, y acamparon en Efesdamín, entre Soco y Azeca. También Saúl reunió a los israelitas y acamparon en el valle de Elá, y se prepararon para presentar combate. Un valle separaba a los dos ejércitos. Los filisteos estaban de un lado del monte, y los israelitas estaban del otro lado. De las filas del ejército filisteo salió un guerrero llamado Goliat, que era de Gat, el cual medía unos tres metros de altura. Llevaba puesto un casco de bronce, y una cota de malla, también de bronce, que pesaba cincuenta y cinco kilos. Unas placas de bronce le protegían las piernas, y llevaba al hombro una jabalina del mismo metal. El asta de su lanza era gruesa como un rodillo de telar, y la punta era de hierro y pesaba unos seis kilos. Su escudero iba delante de él. Con fuertes gritos, el filisteo les dijo a los soldados israelitas:

«¿Para qué se forman en orden de batalla? Yo soy un guerrero filisteo, y ustedes están al servicio de Saúl. Escojan a uno de sus guerreros, para que venga y luche contra mí. Si en la pelea él me vence, nosotros nos pondremos a su servicio; pero si yo lo venzo, entonces ustedes serán nuestros esclavos.»

10 Todavía añadió el filisteo:

«En este día, yo desafío al ejército israelita. Que venga uno de sus guerreros y pelee contra mí.»

11 Cuando Saúl y el ejército de Israel oyeron el reto del filisteo, se quedaron atónitos y se llenaron de miedo.

12 David era hijo del efrateo Yesé, el de Belén de Judá. Tenía ocho hijos, y cuando Saúl era rey, él ya era de los más ancianos del pueblo. 13 Sus tres hijos mayores eran parte del ejército de Saúl y habían salido a luchar contra los filisteos. Se llamaban Eliab, el primogénito, Abinadab y Samá, 14 y siguieron a Saúl, pero como David era el menor, 15 iba y volvía del campamento de Saúl a Belén, porque tenía que cuidar las ovejas de su padre.

16 Durante cuarenta días seguidos, y a mañana y tarde, el filisteo Goliat estuvo desafiando a los israelitas. 17 Uno de esos días, Yesé le dijo a David, su hijo:

«Ve al campamento y llévales a tus hermanos veinte litros de trigo tostado y estos diez panes. 18 Lleva también diez quesos de leche, y entrégaselos al comandante del batallón; pero asegúrate de que ellos estén bien, y tráeme algo que pruebe que están bien.»

19 Mientras tanto, Saúl y su ejército luchaban contra los filisteos en el valle de Elá. 20 Y David se levantó muy temprano, dejó las ovejas al cuidado de otro, y fue a cumplir con el encargo de su padre Yesé. Llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, lanzando gritos de combate, 21 y pudo ver cómo ambos ejércitos se formaban, uno frente al otro, para entrar en batalla. 22 Entonces David dejó el encargo en manos del que cuidaba las provisiones, y corrió a donde estaba el ejército para saber si sus hermanos estaban bien. 23 Pero mientras hablaba con ellos, oyó que Goliat, el guerrero filisteo, se puso en medio de los dos campamentos y lanzó el mismo desafío de los días anteriores.

Hechos 5:12-16

Señales y maravillas en abundancia

12 Dios hacía muchas señales y prodigios entre el pueblo por medio de los apóstoles, y todos ellos se reunían sin falta en el pórtico de Salomón. 13 Ninguno del pueblo se atrevía a juntarse con ellos, aunque el pueblo los elogiaba mucho. 14 Los hombres y mujeres que creían en el Señor iban aumentando en número, 15 y en sus camas y lechos sacaban a los enfermos a la calle, para que al pasar Pedro por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16 Aun de las ciudades vecinas venían muchos a Jerusalén, y traían a sus enfermos y a los atormentados por espíritus inmundos, y todos eran sanados.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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