Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
9 Tenme compasión, Señor, que estoy angustiado;
el dolor debilita mis ojos,
mi alma y mi cuerpo.
10 La vida se me va en angustias
y los años en lamentos;
la aflicción está acabando con mis fuerzas
y mis huesos se van debilitando.
11 Por causa de todos mis enemigos,
soy motivo de desprecio para mis vecinos;
soy un espanto para mis amigos;
de mí huyen los que me encuentran en la calle.
12 Me han olvidado, como si hubiera muerto;
soy como una vasija hecha pedazos.
13 Son muchos a los que oigo murmurar:
«Hay terror por todas partes».
Se han confabulado contra mí
y traman quitarme la vida.
14 Pero yo, Señor, en ti confío,
y digo: «Tú eres mi Dios».
15 Mi vida entera está en tus manos;
líbrame de mis enemigos y perseguidores.
16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
por tu gran amor, sálvame.
10 Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir,
y, como él ofreció[a] su vida para obtener el perdón de pecados,
verá su descendencia, prolongará sus días
y llevará a cabo la voluntad del Señor.
11 Después de su sufrimiento,
verá la luz[b] y quedará satisfecho.
Por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos
y cargará con las iniquidades de ellos.
12 Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes
y repartirá el botín con los fuertes,
porque derramó su vida hasta la muerte
y fue contado entre los transgresores.
Cargó con el pecado de muchos
e intercedió por los transgresores.
Advertencia a prestar atención
2 Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo. 2 Porque, si el mensaje anunciado por los ángeles tuvo validez y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor y los que la oyeron nos la confirmaron. 4 A la vez, Dios ratificó su testimonio acerca de ella con señales, prodigios, diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad.
Jesús, hecho igual a sus hermanos
5 Dios no puso bajo el dominio de los ángeles el mundo venidero del que estamos hablando. 6 Como alguien ha atestiguado en algún lugar:
«¿Qué es el hombre para que en él pienses?
¿Qué es el hijo del hombre para que lo tomes en cuenta?
7 Lo hiciste poco[a] menor que los ángeles
y lo coronaste de gloria y de honra;
8 todo lo pusiste bajo sus pies».[b]
Si Dios puso bajo él todas las cosas, entonces no hay nada que no esté bajo su dominio. Ahora bien, es cierto que todavía no vemos que todo esté sometido a él. 9 Sin embargo, vemos a Jesús, quien fue hecho un poco menor a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos.
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