Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
A la sombra del Omnipotente
91 El que habita al abrigo del Altísimo
y se acoge a la sombra del Omnipotente,
2 dice al Señor: «Tú eres mi esperanza, mi Dios,
¡el castillo en el que pongo mi confianza!»
9 Por haber puesto al Señor por tu esperanza,
por poner al Altísimo como tu protector,
10 no te sobrevendrá ningún mal,
ni plaga alguna tocará tu casa.
11 El Señor mandará sus ángeles a ti,(A)
para que te cuiden en todos tus caminos.
12 Ellos te llevarán en sus brazos,
y no tropezarán tus pies con ninguna piedra.(B)
13 Aplastarás leones y víboras;
¡pondrás tu pie sobre leones y serpientes!(C)
14 «Yo lo pondré a salvo, porque él me ama.
Lo enalteceré, porque él conoce mi nombre.
15 Él me invocará, y yo le responderé;
estaré con él en medio de la angustia.
Yo lo pondré a salvo y lo glorificaré.
16 Le concederé muchos años de vida,
y le daré a conocer mi salvación.»
Todo tiene su tiempo
3 Todo tiene su tiempo. Hay un momento bajo el cielo para toda actividad:
2 El momento en que se nace,
y el momento en que se muere;
el momento en que se planta,
y el momento en que se cosecha;
3 el momento en que se hiere,
y el momento en que se sana;
el momento en que se construye,
y el momento en que se destruye;
4 el momento en que se llora,
y el momento en que se ríe;
el momento en que se sufre,
y el momento en que se goza;
5 el momento en que se esparcen piedras,
y el momento en que se amontonan;
el momento de la bienvenida,
y el momento de la despedida;
6 el momento de buscar,
y el momento de perder;
el momento de guardar,
y el momento de desechar;
7 el momento de romper,
y el momento de coser;
el momento de callar,
y el momento de hablar;
8 el momento de amar,
y el momento de odiar;
el momento de hacer la guerra,
y el momento de hacer la paz.
Jesús anuncia su muerte
27 »Ahora mi alma está turbada. ¿Y acaso diré: “Padre, sálvame de esta hora”? ¡Si para esto he venido! 28 Padre, ¡glorifica tu nombre!» En ese momento vino una voz del cielo: «Lo he glorificado, y volveré a glorificarlo.» 29 La multitud que estaba allí, y que había oído la voz, decía que había sido un trueno. Pero otros decían: «Le ha hablado un ángel.» 30 Jesús les dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por ustedes. 31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora será expulsado el príncipe de este mundo. 32 Y cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.» 33 Con esto Jesús daba a entender de qué muerte iba a morir. 34 Pero la gente le respondió: «Nosotros hemos oído que, según la ley, el Cristo permanece para siempre.(A) Entonces, ¿cómo puedes decir que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre?» 35 Jesús les dijo: «Por un poco más de tiempo la luz está entre ustedes; mientras tengan luz, caminen, para que no los sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas no sabe por dónde va. 36 Mientras tengan la luz, crean en la luz, para que sean hijos de la luz.»
Incredulidad de los judíos
Dicho esto, Jesús se fue y se ocultó de ellos.
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