Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
El retoño de Isaí
11 Del tronco de Isaí brotará un retoño;
un vástago nacerá de sus raíces.
2 El Espíritu del Señor reposará sobre él:
espíritu de sabiduría y de entendimiento,
espíritu de consejo y de poder,
espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
3 Él se deleitará en el temor del Señor;
no juzgará según las apariencias,
ni decidirá por lo que oiga decir,
4 sino que juzgará con justicia a los desvalidos,
y dará un fallo justo
en favor de los pobres de la tierra.
Destruirá la tierra con la vara de su boca;
matará al malvado con el aliento de sus labios.
5 La justicia será el cinto de sus lomos
y la fidelidad el ceñidor de su cintura.
6 El lobo vivirá con el cordero,
el leopardo se echará con el cabrito,
y juntos andarán el ternero y el cachorro de león,
y un niño pequeño los guiará.
7 La vaca pastará con la osa,
sus crías se echarán juntas,
y el león comerá paja como el buey.
8 Jugará el niño de pecho
junto a la cueva de la cobra,
y el recién destetado meterá la mano
en el nido de la víbora.
9 No harán ningún daño ni estrago
en todo mi monte santo,
porque rebosará la tierra
con el conocimiento del Señor
como rebosa el mar con las aguas.
La rebelión de Coré, Datán y Abirán
16 Coré, que era hijo de Izar, nieto de Coat y bisnieto de Leví, y los rubenitas Datán y Abirán, hijos de Eliab, y On hijo de Pélet, 2 se atrevieron a sublevarse contra Moisés, con el apoyo de doscientos cincuenta israelitas. Todos ellos eran personas de renombre y líderes que la comunidad misma había escogido. 3 Se reunieron para oponerse a Moisés y a Aarón, y les dijeron:
―¡Vosotros habéis ido ya demasiado lejos! Si toda la comunidad es santa, lo mismo que sus miembros, y el Señor está en medio de ellos, ¿por qué os creéis vosotros los dueños de la comunidad del Señor?
4 Cuando Moisés escuchó lo que le decían, se inclinó ante ellos 5 y les respondió a Coré y a todo su grupo:
―Mañana el Señor dirá quién es quién. Será él quien declare quién es su escogido, y hará que se le acerque. 6 Coré, esto es lo que tú y tu gente haréis mañana: tomaréis incensarios, 7 y les pondréis fuego e incienso en la presencia del Señor. El escogido del Señor será aquel a quien él elija. ¡Sois vosotros, hijos de Leví, los que habéis ido demasiado lejos!
8 Moisés le dijo a Coré:
―¡Escuchadme ahora, levitas! 9 ¿Os parece poco que el Dios de Israel os haya separado del resto de la comunidad para que estéis cerca de él, ministréis en el santuario del Señor, y os distingáis como servidores de la comunidad? 10 Dios mismo os ha puesto a su lado, a ti y a todos los levitas, ¿y ahora queréis también el sacerdocio? 11 Tú y tu gente os habéis reunido para oponeros al Señor, porque ¿quién es Aarón para que murmuréis contra él?
12 Moisés mandó llamar a Datán y Abirán, hijos de Eliab, pero ellos contestaron:
―¡No iremos! 13 ¿Te parece poco habernos sacado de la tierra donde abundan la leche y la miel, para que ahora quieras matarnos en este desierto y dártelas de gobernante con nosotros? 14 Lo cierto es que tú no has logrado llevarnos todavía a esa tierra donde abundan la leche y la miel, ni nos has dado posesión de campos y viñas. Lo único que quieres es seguir engatusando[a] a este pueblo. ¡Pues no iremos!
15 Entonces Moisés, sumamente enojado, le dijo al Señor:
―No aceptes la ofrenda que te traigan, que yo de ellos no he tomado ni siquiera un asno, ni les he hecho ningún daño.
16 A Coré, Moisés le dijo:
―Tú y tu gente y Aarón os presentaréis mañana ante el Señor. 17 Cada uno de vosotros se acercará al Señor con su incensario lleno de incienso, es decir, os acercaréis con doscientos cincuenta incensarios. También tú y Aarón llevaréis los vuestros.
18 Así que cada uno, con su incensario lleno de fuego e incienso, se puso de pie a la entrada de la Tienda de reunión, junto con Moisés y Aarón. 19 Cuando Coré hubo reunido a toda su gente en contra de Moisés y Aarón a la entrada de la Tienda de reunión, la gloria del Señor se apareció ante todos ellos.
7 Acordaos de vuestros dirigentes, que os comunicaron la palabra de Dios. Considerad cuál fue el resultado de su estilo de vida, e imitad su fe. 8 Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.
9 No os dejéis llevar por ninguna clase de enseñanzas extrañas. Conviene que el corazón sea fortalecido por la gracia, y no por alimentos rituales que de nada aprovechan a quienes los comen.
10 Nosotros tenemos un altar del cual no tienen derecho a comer los que ofician en el tabernáculo. 11 Porque el sumo sacerdote introduce la sangre de los animales en el Lugar Santísimo como sacrificio por el pecado, pero los cuerpos de esos animales se queman fuera del campamento. 12 Por eso también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, sufrió fuera de la puerta de la ciudad. 13 Por lo tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento, llevando la deshonra que él llevó, 14 pues aquí no tenemos una ciudad permanente, sino que buscamos la ciudad venidera.
15 Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. 16 No os olvidéis de hacer el bien y de compartir con otros lo que tenéis, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.
17 Obedeced a vuestros dirigentes y someteos a ellos, pues cuidan de vosotros como quienes tienen que rendir cuentas. Obedecedlos a fin de que ellos cumplan su tarea con alegría y sin quejarse, pues el quejarse no les trae ningún provecho.
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