Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo de David, cuando huía de su hijo Absalón.
3 Muchos son, Señor, mis enemigos;
muchos son los que se oponen a mí,
2 y muchos los que de mí aseguran:
«Dios no lo salvará». Selah
3 Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo;
tú eres mi gloria;
¡tú mantienes en alto mi cabeza!
4 Clamo al Señor a gritos,
y desde su monte santo él me responde. Selah
5 Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar,
porque el Señor me sostiene.
6 No me asustan los numerosos pueblos
que me acosan por doquier.
7 ¡Levántate, Señor!
¡Ponme a salvo, Dios mío!
¡Rómpeles la quijada a mis enemigos!
¡Rómpeles los dientes a los malvados!
8 Tuya es, Señor, la salvación;
¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah
5 Entonces tú declararás ante el Señor tu Dios:
“Mi padre fue un arameo errante, y descendió a Egipto con poca gente. Vivió allí hasta llegar a ser una gran nación, fuerte y numerosa. 6 Pero los egipcios nos maltrataron, nos hicieron sufrir y nos sometieron a trabajos forzados. 7 Nosotros clamamos al Señor, el Dios de nuestros padres, y él escuchó nuestro ruego y vio la miseria, el trabajo y la opresión que nos habían impuesto. 8 Por eso el Señor nos sacó de Egipto con actos portentosos y gran despliegue de poder, con señales, prodigios y milagros que provocaron gran terror. 9 Nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, donde abundan la leche y la miel. 10 Por eso ahora traigo las primicias de la tierra que tú, Señor, me has dado”.
»Acto seguido, pondrás la canasta delante del Señor tu Dios, y te postrarás ante él.
32 Recordad aquellos días pasados cuando vosotros, después de haber sido iluminados, sostuvisteis una dura lucha y soportasteis mucho sufrimiento. 33 Unas veces os visteis expuestos públicamente al insulto y a la persecución; otras veces os solidarizasteis con los que eran tratados de igual manera. 34 También os compadecisteis de los encarcelados y, cuando a vosotros os confiscaron vuestros bienes, lo aceptasteis con alegría, conscientes de que teníais un patrimonio mejor y más permanente.
35 Así que no perdáis la confianza, porque esta será grandemente recompensada. 36 Necesitáis perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, recibáis lo que él ha prometido. 37 Pues dentro de muy poco tiempo,
«el que ha de venir vendrá, y no tardará.
38 Pero mi justo[a] vivirá por la fe.
Y, si se vuelve atrás,
no será de mi agrado».[b]
39 Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.
Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® (Castellano) © 1999, 2005, 2017 por